Al-Sharaa en Washington: Una guerra contra el terrorismo y un acuerdo de seguridad con "Israel"
Nadie podía prever que las relaciones entre Siria y Estados Unidos se desarrollarían hasta el punto de que se le permitiera al presidente al-Sharaa dirigirse a las Naciones Unidas, convirtiéndose en el primer presidente sirio en visitar la organización en décadas.
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Al-Sharaa en Washington: Una guerra contra el terrorismo y un acuerdo de seguridad con "Israel"
Las relaciones sirio-estadounidenses han experimentado un desarrollo significativo desde la caída del régimen de al-Assad y el ascenso al poder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en Siria. Estados Unidos cataloga a HTS como organización terrorista, y su líder y algunos de sus altos cargos siguen incluidos en esas listas.
La disolución de HTS ha dejado sin efecto las sanciones estadounidenses, ya que ahora se imponen a una entidad que ya no existe. Se están realizando esfuerzos para eliminar los nombres del presidente Ahmed al-Sharaa y del ministro del Interior, Anas Khattab, de dichas listas.
Nadie podía prever que las relaciones entre ambos países se desarrollarían hasta el punto de que se le permitiera al presidente al-Sharaa dirigirse a las Naciones Unidas, convirtiéndose en el primer presidente sirio en visitar la organización en décadas.
Esa visita fue a las Naciones Unidas, no a Estados Unidos. Hoy, sin embargo, se habla de una visita prevista del presidente al-Sharaa a la Casa Blanca el 10 de este mes, un acontecimiento verdaderamente histórico, ya que reposicionará a Siria en el escenario internacional y confirmará su transición del bloque oriental al occidental.
Ningún presidente sirio había visitado Washington hasta ahora. La última visita de un funcionario sirio a la Casa Blanca tuvo lugar en 1999, cuando el ministro de Asuntos Exteriores, Farouk al-Sharaa, acudió para reanudar las conversaciones de paz iniciadas con Israel en la Conferencia de Madrid de 1991. En aquella ocasión, se reunió con el presidente Bill Clinton.
El primer encuentro entre el presidente al-Sharaa y el presidente Trump en Arabia Saudí fue, sin duda, histórico, y no habría sido posible sin la presencia de una figura tan influyente como Trump en Estados Unidos.
Trump es un negociador nato, pero también un provocador, por lo que tratar con él conlleva numerosos riesgos. Esto ha llevado a los líderes mundiales a evitar reunirse con él, para eludir su comportamiento y reacciones, a menudo impredecibles.
Los esfuerzos de los Estados del Golfo, especialmente Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, así como de Turquía, contribuyeron a promover al gobierno interino ante Estados Unidos. Sin embargo, estos esfuerzos complementaron el papel de Siria y su compromiso de satisfacer las demandas occidentales.
La visita del presidente Al-Sharaa a Washington tendrá varios objetivos, entre ellos: trabajar para que se levanten las sanciones que pesan sobre él y el ministro del Interior, Anas Khattab; trabajar para que se levanten las sanciones contra Siria y se permita el flujo de inversión extranjera; firmar un acuerdo de seguridad con Israel; y lograr que Siria se una a la coalición internacional contra el terrorismo.
El acuerdo entre Siria e Israel será similar al de 1974, con algunas modificaciones menores, como indicó el presidente Al-Sharaa en una conferencia de prensa anterior. Las conversaciones sobre la devolución de los Altos del Golán son cosa del pasado, y lo máximo que cabe esperar es la retirada israelí de los territorios que ocupó después del 8 de diciembre de 2024.
Según filtraciones, el acuerdo estipulará una presencia conjunta estadounidense, israelí y siria en la cima del Monte Hermón, lo que significa que se trata de un acuerdo trilateral y no está amparado por las Naciones Unidas, ignorando así las resoluciones internacionales emitidas por la ONU, en particular las relacionadas con el conflicto entre Siria e Israel. También se establecerá un centro de operaciones conjunto entre los tres países, y se espera que este acuerdo se finalice antes de que termine el año.
En virtud de este acuerdo, se cerrará el expediente del "corredor humanitario" en Sweida, a cambio de que Damasco se comprometa a proporcionar a Sweida todo lo que necesite. Esto confirma que la cuestión drusa o alauita es simplemente una baza que Israel intentó explotar políticamente y que abandonó al llegar a acuerdos con Damasco.
También es importante redefinir el terrorismo y las organizaciones asociadas a él, sobre todo porque aquellas incluidas en las listas estadounidenses de organizaciones terroristas serán sus futuras aliadas en la lucha contra el terrorismo.
De firmarse, este acuerdo reposicionará a Siria en el mapa de las alianzas internacionales, trasladándola del bloque del Este al bloque del Oeste, integrándola así en una alianza liderada por la OTAN y Estados Unidos.
¿Qué implica la adhesión de Siria a la coalición internacional contra el terrorismo?
Esta coalición se formó en septiembre de 2014 y actualmente cuenta con 89 países, entre ellos 11 estados árabes y Turquía. Se espera que Siria se convierta en el miembro número 90, y que el presidente al-Sharia firme el acuerdo de adhesión en Washington en los próximos días.
Con esta adhesión, Siria se convertirá en un socio en la lucha contra las organizaciones terroristas, no solo dentro de su territorio, sino también, potencialmente, fuera de sus fronteras, según lo solicitado. Esto plantea una importante cuestión sobre las capacidades de Siria después de que Israel destruyera por completo la capacidad del ejército sirio tras la caída del régimen de al-Assad.
Se prevé que el ejército sirio tenga la misión de combatir lo que Estados Unidos clasifica como terrorismo (Daesh, Al Qaeda, yihadistas/ extremistas transnacionales ("combatientes extranjeros") y cualquiera que preste asistencia a estas organizaciones). Un futuro enfrentamiento entre Siria e Hizbulalh en el Líbano o las Fuerzas de Movilización Popular en Irak no se descarta. Esto significa que el gobierno sirio está obligado a combatir a todos aquellos que figuran en las listas de terrorismo de Estados Unidos. El problema radica en que tres comandantes de unidades militares dependientes del Ministerio de Defensa sirio, además de combatientes extranjeros y el ministro del Interior, Anas Khattab, se encuentran en dichas listas.
Esta alianza conlleva riesgos significativos y enfrenta al gobierno sirio con elementos dentro del propio régimen (combatientes extranjeros, la facción radical de Hayat Tahrir al-Sham que apoya a los combatientes extranjeros, el Estado Islámico y varias organizaciones disueltas formalmente que aún mantienen cierta actividad, como Hizb ut-Tahrir/ Partido de Liberación).
Estas fuerzas formarán una alianza de supervivencia para defenderse, lo que nos lleva a cuestionar el futuro de la seguridad y la estabilidad en Siria, especialmente dado que la situación de seguridad en el país sigue siendo frágil, como lo demuestra la magnitud de los secuestros, robos y asesinatos indiscriminados que se registran en el país.
Cabe destacar que esta adhesión representa un cambio fundamental con respecto al enfoque adoptado por el régimen de al-Assad, un enfoque que llevó a que Siria fuera designada Estado patrocinador del terrorismo y sometida a aislamiento internacional y sanciones políticas y económicas. Esto devuelve a Siria el lugar que le corresponde en el contexto árabe y regional como Estado que se esfuerza por promover la estabilidad y está comprometido con el mantenimiento de la paz y la seguridad tanto a nivel internacional como regional.
Los beneficios que obtendrá Siria...
Al unirse a la coalición internacional, el gobierno sirio ha respondido a una de las demandas internacionales más importantes: demostrar su seriedad en la lucha práctica contra el terrorismo y la prevención de su resurgimiento.
Esto incluye la coordinación directa con las fuerzas de la coalición, el intercambio de inteligencia, ejercicios y operaciones de entrenamiento conjuntos, y el suministro de equipo avanzado a las fuerzas sirias. Estas medidas mejorarán significativamente las capacidades de combate y tecnológicas de estas fuerzas.
La adhesión a la coalición contribuirá a fortalecer la legitimidad del gobierno ante la comunidad internacional, lo que podría acelerar el levantamiento de las sanciones internacionales, en particular las impuestas por las Naciones Unidas, como resultado de la inclusión de ciertos líderes en las listas de terroristas. Este avance allanará el camino para mejorar la situación económica del país, atrayendo inversiones e implementando proyectos que se vieron interrumpidos por las sanciones.
Se espera que Siria obtenga importantes beneficios al unirse a la coalición, tomando como referencia la experiencia iraquí, donde los esfuerzos de la coalición se llevaron a cabo a petición oficial del gobierno iraquí. Estos beneficios incluyen el apoyo a las labores de estabilización, como el desminado y la limpieza de restos explosivos de guerra, y el restablecimiento de servicios esenciales como electricidad, agua, educación y atención médica.
La coalición también busca crear condiciones propicias para la recuperación económica local y facilitar el retorno voluntario de las personas desplazadas a sus hogares. Además, la coalición brinda apoyo a las reformas políticas y de seguridad mediante la capacitación de las fuerzas de seguridad y policiales, el fortalecimiento del estado de derecho y el suministro de asesoramiento y equipo, como técnicas de desactivación de artefactos explosivos improvisados.
La adhesión de Siria a la Coalición Global contra el Terrorismo podría contribuir a abordar los problemas del noreste del país, fortaleciendo el control estatal mediante la reafirmación de su autoridad y el despliegue de sus instituciones en la zona, así como el control sobre las fronteras internacionales.
Esto podría llevar a que las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) de la Administración Autónoma perdieran su condición de único socio sirio de la Coalición Global contra el Terrorismo, allanando el camino para que esta alianza se transfiera al gobierno sirio. Este, a su vez, se encargaría de gestionar las prisiones y los campos que albergan a miembros del ISIS y a sus familias, además de obtener importantes beneficios económicos de los recursos naturales controlados por las FDS, en particular los yacimientos de petróleo y gas que Siria necesita con urgencia.
En cuanto a Estados Unidos, la incorporación de Siria a la coalición internacional contra el terrorismo le reportaría numerosas ventajas, ya que legitimaría la presencia de las fuerzas estadounidenses y de la coalición, así como sus operaciones en Siria.
Esto reduciría o incluso eliminaría las peticiones de retirada de las fuerzas estadounidenses debido a la falta de una base legal para su presencia continua. Estas exigencias fueron reiteradas no solo por el antiguo régimen sirio, sino también por sus aliados rusos e iraníes, quienes legitimaron su presencia alegando que respondía a una solicitud del antiguo régimen, mientras que la presencia estadounidense se consideraba ilegítima.
La adhesión de Siria también contribuiría a resolver el problema de los miembros del Daesh detenidos en prisión, lo que supondría un alivio para los países con ciudadanos encarcelados allí. Una vez que el gobierno sirio recupere el control del noreste de Siria y su sistema penitenciario, podrá juzgar a estas personas conforme a las leyes nacionales del país, dado que los crímenes se cometieron en territorio sirio. Esto permitirá la ejecución de las condenas en prisiones sirias. Estos juicios se habían visto obstaculizados anteriormente debido a la negativa de otros países a permitir que las FDS los llevaran a cabo, alegando la ausencia de leyes nacionales reconocidas internacionalmente.
Shaher Al Shaher
Al Mayadeen Español