¿Qué interés tienen los Emiratos Árabes Unidos e Israel en lo que está sucediendo en Sudán?
Dado que los acontecimientos en Sudán representan una amenaza existencial para Egipto, la atención se centra ahora en qué hará El Cairo, al encontrarse rodeado por un cerco de fuego que se extiende desde Libia, pasando por Sudán, hasta el mar Rojo y termina en Siria.
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¿Qué interés tienen los Emiratos Árabes Unidos e Israel en lo que está sucediendo en Sudán?
A finales de octubre de 2025, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por Mohamed Ahmed Dagalo, irrumpieron en El Fasher, en Darfur, cometiendo atrocidades que fueron ampliamente difundidas en redes sociales y medios de comunicación internacionales. Posteriormente, las FAR declararon la creación de una administración independiente del gobierno central en Jartum, encabezada por el general Burhan.
Esto llevó a los observadores a cuestionar los motivos e implicaciones del ataque, cómo sirvió a los intereses de los Emiratos Árabes Unidos, patrocinador de Dagalo, y de las FAR, así como también cómo contribuyó al proyecto israelí, que busca rediseñar el mapa político de la región árabe mediante la división de los estados árabes, y el impacto en la seguridad nacional egipcia.
Antecedentes del ataque en Darfur: En abril de 2023, estalló un conflicto entre el ejército sudanés, representante del gobierno central, y las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Ahmed Dagalo, que se habían formado como una milicia Janjaweed para servir como fuerza auxiliar del ejército sudanés en Darfur.
Los combates se extendieron por todo Sudán, amenazando la unidad del país. Cabe destacar que la región de Darfur es un enclave estratégico, especialmente por su frontera con Chad y Libia, que forma un triángulo facilita el contrabando de mercancías y armas. Además, sirve como ruta de tránsito para la migración ilegal hacia Europa, sin olvidar la riqueza de recursos de la región, en particular el oro.
Esto ha impulsado a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) a intentar controlar la región, con el objetivo de establecerla como base regional. Esto podría ser un preludio para crear una situación que les permita negociar desde una posición de fuerza con el gobierno central, o incluso para secuestrarse y declarar la independencia total de Sudán, como ocurrió hace más de una década con Sudán del Sur.
El interés de Abu Dabi en apoyar a las Fuerzas de Apoyo Rápido y a Haftar
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) reciben un importante apoyo de Abu Dabi, y su líder mantiene estrechos vínculos con los líderes emiratíes, especialmente con el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohammed bin Zayed. Según informes del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el jeque Mohammed ha convertido Dubái en un centro de operaciones para el hermano de Dagalo, quien gestiona sus negocios internacionales y blanquea las ganancias de la venta de oro sudanés a través de una red de contactos con cárteles paramilitares en varios países.
Esto explica por qué los Emiratos Árabes Unidos suministran armamento avanzado a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), incluidos drones, y ayudan a Dagalo a reclutar mercenarios de Chad y Libia, a pesar de las negaciones oficiales emiratíes de esta información proveniente de fuentes occidentales.
Este apoyo ha permitido a Dagalo controlar Darfur, convirtiendo la región en un enlace con el este de Libia, controlado por otro aliado de los Emiratos Árabes Unidos, el general Jalifa Haftar. De este modo, Abu Dabi controla ahora un triángulo estratégico que conecta tres países árabes clave: Sudán, Libia y Egipto.
Las razones por las que los Emiratos Árabes Unidos miran hacia la región son su riqueza en oro y otros recursos, además del hecho de que les permite controlar una importante zona estratégica en el oeste de Sudán, en un momento en que controlan, a través de sus aliados, la costa del Mar Rojo, donde Abu Dabi espera establecer un puerto alternativo a Puerto Sudán que estaría bajo su control.
Esto se enmarca dentro de su estrategia para contrarrestar la influencia turca en el Cuerno de África y el Norte de África, dado el apoyo de Ankara a Burhan, por un lado, y sus esfuerzos por extender su influencia en el Norte de África y las regiones del Sahel y el Sáhara bajo la bandera de la "islamización y el islam político", por el otro.
Al extender su influencia a Sudán, Libia y el Mar Rojo, los Emiratos Árabes Unidos buscan obtener profundidad estratégica más allá de la región del Golfo, lo que les permite adquirir una fuerte ventaja estratégica frente a quienes consideran sus adversarios. Esta estrategia no resulta costosa para Abu Dabi, que recurre a medios militares no convencionales, como el uso de mercenarios y milicias, y el establecimiento de alianzas con grupos locales, en lugar de depender de relaciones directas con gobiernos o ejércitos regulares, o de la intervención militar directa de sus propias fuerzas.
Lo anterior explica el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos al general libio Jalifa Haftar. Desde el principio, los Emiratos Árabes Unidos apoyaron a Jalifa Haftar con dinero y armas, suministrándole drones y brindándole apoyo logístico y financiero. Esto le permitió tomar el control del este de Libia y, en un momento dado, estuvo a punto de capturar Trípoli y declarar la unificación de Libia bajo su mandato.
Cabe destacar que Haftar también apoyó a las Fuerzas de Apoyo Rápido, lo que les permitió capturar El Fasher. Le convenía convertir el este de Libia, que controlaba, en el centro de una esfera de influencia que se extendía desde el Cuerno de África hasta el Mediterráneo oriental.
Los Emiratos Árabes Unidos y la agenda israelí
Al analizar la estrategia emiratí, observamos que se alinea con la visión israelí de rediseñar el mapa geopolítico de Oriente Medio, lo que implica la división de los países árabes. Este tema ha sido abordado por destacados pensadores sionistas, especialmente por Oded Yinon en su célebre artículo «El plan sionista para Oriente Medio», que aboga por desmantelar los grandes estados árabes en entidades más pequeñas, basadas en criterios sectarios o étnicos, para que no representen una amenaza geográfica o demográfica para Israel.
Cabe destacar que Abu Dabi mantiene estrechos lazos con Tel Aviv, en virtud de un tratado de seguridad que también incluye a India y Estados Unidos: el Tratado A2U2. En este contexto, desmantelar o debilitar a Sudán como una entidad grande y centralizada mediante la separación de Darfur y, posteriormente, la ruptura de la costa del Mar Rojo con el valle del Nilo, contribuiría al plan israelí en marcha para la partición de Siria tras el colapso del régimen anterior del presidente Bashar al-Asad.
Esto también explica los esfuerzos de Israel por dividir Libia, lo que permitiría tanto a Tel Aviv como a Abu Dabi controlar y explotar Libia dentro de una esfera de influencia israelo-emiratí. Esto reforzaría la presencia de Israel en el Mediterráneo y el norte de África, algo que antes era imposible para Israel cuando operaba de forma independiente. Por lo tanto, los Emiratos Árabes Unidos actúan, por un lado, en función de sus propios intereses estratégicos y, por otro, en función de su alianza con Israel.
Abu Dabi está aprovechando su alianza con Israel para intentar frenar la creciente influencia de Turquía en la región árabe, mientras que Tel Aviv y Ankara compiten por la influencia en Siria.
Impacto negativo en la seguridad nacional egipcia
Los acontecimientos en Darfur representan una amenaza significativa para la seguridad nacional egipcia en la frontera sur de Egipto. Esto ocurre en un momento en que El Cairo se enfrenta a una situación volátil en Gaza, que constituye una amenaza existencial, especialmente dados los planes israelíes de desplazar a los palestinos de Gaza al Sinaí y sus ambiciones de separar el Sinaí de Egipto como preludio a su partición, tal como se describe en el Plan Oded Yinon.
Por lo tanto, el control de la región de Darfur por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido, con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos, aliado de Israel, supone una amenaza para el flanco sur de Egipto. Darfur podría convertirse en una región desestabilizadora para el suroeste de Egipto.
Además, el control de Darfur por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido implica que los Emiratos Árabes Unidos e Israel controlan ahora el triángulo fronterizo egipcio-sudanés-libio, que podría utilizarse como plataforma para lanzar actos hostiles contra Egipto.
Cabe destacar que los esfuerzos de los Emiratos Árabes Unidos por fortalecer su presencia en la costa occidental del Mar Rojo mediante las Fuerzas de Apoyo Rápido afectan negativamente la estabilidad en la región, crucial para la seguridad nacional egipcia debido a su conexión con la navegación marítima entre el Mediterráneo Oriental y el Océano Índico, una ruta históricamente controlada por Egipto. Esto también supone una amenaza para la navegación a través del Canal de Suez. Asimismo, la partición de Sudán representa una amenaza para la seguridad del río Nilo, vital para Egipto desde la antigüedad.
Por lo tanto, si el proyecto de fragmentar estados o crear entidades más pequeñas tiene éxito, según la lógica del Plan Yinon, Egipto, como estado clave, podría verse rodeado de vecinos menos estables o más susceptibles a la influencia externa. Esto la colocaría, como mínimo, en una posición defensiva, e incluso podría poner en peligro su propia estabilidad, especialmente dado que Yinon propone la partición de Egipto como preludio a la división de los estados del norte de África.
En base a lo anterior, lo que sucede en El Fasher y Darfur constituye un capítulo más en la reconfiguración de las esferas de influencia en el norte de África y el Cuerno de África según nuevos mapas geopolíticos. Los Emiratos Árabes Unidos lideran este proceso, pero el principal beneficiario es Israel, que posee una visión de un mapa geopolítico en la región que garantiza su hegemonía a expensas de los estados árabes.
Dado que los acontecimientos en Sudán representan una amenaza existencial para Egipto, la atención se centra ahora en qué hará El Cairo, al encontrarse rodeado por un cerco de fuego que se extiende desde Libia, pasando por Sudán, hasta el mar Rojo y termina en Siria.
Jamal Wakim
Al Mayadeen Español