El condenable arresto de Nasser al-Lahham, jefe de la oficina de Al Mayadeen en Cisjordania, en la Palestina ocupada ha puesto de manifiesto el alcance de la agresión sionista contra la prensa libre y las voces propalestinas.

El ataque, y la naturaleza de su ejecución, demuestra una campaña sistémica de abuso sionista, un ataque deliberado contra una cadena de medios comprometida con la divulgación de las mentiras israelíes sobre el derramamiento de sangre palestino, y aumenta la presión mundial para poner fin a esta campaña de beligerancia contra periodistas con principios.

 

 

 

 

 

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El crimen de Nasser al-Lahham es evidente: se negó a renunciar a su compromiso con la verdad. Ahora, mientras la maquinaria de ocupación recurre a su captura y busca generar un clima de silencio para afianzar aún más la represión israelí contra los palestinos, existen poderosas razones para exponer las tácticas sionistas.

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En primer lugar, esta acción debe considerarse parte de la campaña psicológica de tortura y brutalidad deliberada de varios años de "Israel", que ha visto a legiones de palestinos, y a sus partidarios, ser blanco de ataques.

🔴 NASSER AL-LAHHAM SERÁ LIBERADO HOY TRAS NEGAR TODAS LAS ACUSACIONES

🔸El jefe de la oficina de Al Mayadeen en Palestina Ocupada, Nasser al-Lahham, será liberado hoy tras ser arrestado por agentes del Shin Bet la semana pasada.

🔸La detención arbitraria de Al-Lahham y las… pic.twitter.com/7bn9HKaGXr

— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 15, 2025

Pruebas bien documentadas han demostrado hasta qué punto niños, valientes miembros de la resistencia y periodistas se han visto obligados a soportar una opresión cognitiva masiva simplemente por resistir el genocidio de la ocupación y promover perspectivas de una paz informada.

Las contribuciones de Nasser al-Lahham a esta labor —ofreciendo una cobertura significativa sobre las libertades palestinas desde la Cisjordania ocupada— han tocado la fibra sensible de la organización criminal sionista, que cree no detenerse ante nada. Pero la naturaleza del ataque, el vandalismo y la destrucción de propiedad periodística crucial deja claro que el ataque a un recurso clave de Al Mayadeen constituye una declaración de guerra de facto. En particular, contra cualquier búsqueda de la verdad contra la ocupación, ya sea presente o futura.

 

 

 

 

 

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No existe un "procedimiento legal" para el arresto de Nasser al-Lahham. En primer lugar, el arresto carecía de fundamento desde el principio. En segundo lugar, la excusa de la "legalidad" es la misma que utiliza la entidad sionista para justificar su agresión contra ciudadanos palestinos, y una vez que se materializan dichos arrestos, "Israel" mantiene un clima de impunidad sobre cómo desea tratar a los detenidos.

Sin embargo, su captura por el Shin Bet, la fuerza de inteligencia israelí, subraya el grado de temor en los círculos de ocupación ante el contenido promovido por Nasser al-Lahham para promover las libertades palestinas. La Cisjordania ocupada es un punto estratégico para exponer las atrocidades israelíes, muchas de las cuales son anteriores al genocidio en curso. Dadas las ambiciones sionistas de aliarse con Estados Unidos para promover el desplazamiento forzado y desacreditar las narrativas que apoyan la resistencia con principios, la labor y la dedicación de Nasser al-Lahham siguen siendo cruciales.

Atacar a su familia, amenazar su supervivencia y dar luz verde a una resistencia sin cuartel contra el trabajo de Al Mayadeen reflejan una campaña de agresión psicológica que tiene sus raíces en el genocidio en curso.

Para numerosos medios de comunicación, incluidas algunas plataformas occidentales cuyos periodistas han sido atacados, la detención ilegal de Nasser al-Lahham debería servir como una llamada de atención para la justicia. Durante demasiado tiempo, la propia complicidad de Estados Unidos en la protección del genocidio israelí, su atroz persecución de las voces proliberación y la información basada en hechos han contribuido a mantener la brutalidad israelí y a dejar al periodismo genuino sin efecto.

El imperativo de garantizar la justicia para los periodistas palestinos, liderados por Nasser al-Lahham, uno de los rostros más prominentes de Palestina, es, por lo tanto, más crucial que nunca.

Los aliados de "Israel" han sido advertidos: a pesar de todo lo que se dice de un supuesto orden basado en normas, las flagrantes violaciones del derecho internacional por parte de "Israel" —evidentes en la redada— ponen de manifiesto una doble moral. La regla de oro de un orden basado en normas verdaderamente receptivo es su capacidad para cumplir los objetivos declarados.

Sin embargo, los derechos humanos —incluida la libertad de prensa, el derecho a la vida, a la propiedad y los principios conexos— siguen siendo violados flagrantemente sin que se vislumbren responsabilidades. Decenas de periodistas afiliados a la CNN y la BBC ya han destacado que desde las altas esferas se impuso un sesgo proisraelí consciente en sus labores, y que se apartó deliberadamente a funcionarios israelíes como figuras que no debían ser objeto de persecución. La consecuencia fue la presión para publicar propaganda prosionista, a la vez que se erosionó la credibilidad del periodismo honesto, basado en hechos y valiente, que es lo que más importa.

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Pero el caso de Nasser al-Lahham debería servir como modelo a seguir para la justicia urgentemente necesaria: su posición como figura clave en la dirección de las operaciones de Al Mayadeen en Palestina convierte el ataque israelí en un ataque a la información transparente y bien informada. El tipo de información que ha expuesto a plena luz del día la negación del genocidio por parte de "Israel". Esto incluye exponer el genocidio como un negocio rentable para la entidad de ocupación, casos bien documentados de limpieza étnica, la colusión israelí con Washington y los flagrantes intentos sionistas de desmantelar la cobertura de Al Mayadeen sobre el genocidio antes del arresto de Nasser al-Lahham.

Para continuar con esta cobertura crítica en beneficio de los palestinos asediados y reprimidos, los periodistas independientes y los grupos pro derechos humanos deberían intensificar la presión sobre los gobiernos occidentales, que han permitido que "Israel" se beneficie de este clima de impunidad.

Así entendido, la detención ilegal de Nasser al-Lahham y la presión sionista para silenciar la cobertura ética de Al Mayadeen sobre Palestina se enfrentarán a un destino sombrío.

El ataque contra Nasser al-Lahham es un ataque a la labor y la dedicación a la justicia que él representa, y ninguna beligerancia de la ocupación podrá doblegar esa determinación.