Ante el peligro existencial: No hay alternativa a la opción de Resistencia
La experiencia ha demostrado que la resistencia es la única manera de preservar la identidad y la dignidad y de garantizar que Líbano siga siendo una entidad independiente y una patria unificada.
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Ante el peligro existencial: No hay alternativa a la opción de Resistencia.
El mártir secretario general de Hizbullah, Sayyed Hassan Nasrallah, siempre enfatizó que, "la resistencia es lo que preservó la identidad de Líbano con sangre y yihad", especialmente "frente a amenazas históricas excepcionales".
Recordar esta declaración es esencial en las circunstancias actuales, ya que ya no es exagerado decir que Líbano está amenazado existencialmente y que los ataques en esta ocasión no se dirigen solo contra un grupo libanés específico.
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La naturaleza del enfoque internacional, en particular el estadounidense, hacia la región indica esta realidad. Además, la fragilidad de la situación libanesa, confirmada por hechos históricos, indica que no resistirá ninguna manipulación de su geografía ni demografía.
Un análisis cuidadoso de la historia de Líbano lleva a una conclusión clara: dañar cualquiera de los cimientos o componentes de su existencia significa el fin efectivo de este pequeño país. En Líbano, existen varios axiomas, en particular que la geografía y la demografía son esenciales para la supervivencia y la preservación de su identidad. La pérdida de cualquier parte de su geografía implica inevitablemente la ruptura de algunos de sus componentes.
Además, la pérdida de cualquier componente de su tejido nacional, ya sea por desplazamiento o migración forzada, constituye un cambio demográfico que lo privaría de su diversidad, que es la esencia de su "mensaje".
Líbano no seguirá siendo Líbano si se producen cambios en su geografía o demografía. Nunca ha sido inmune a esta amenaza y a estos riesgos; el proyecto sionista fue el primero en amenazar su existencia.
Desde el principio, hubo intentos y esfuerzos sionistas, en connivencia con las partes que firmaron el Acuerdo Sykes-Picot y emitieron la Declaración Balfour, para anexar partes del territorio libanés al proyecto sionista.
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Las demandas sionistas incluían la expansión de las fronteras de "Israel", en ocasiones hasta el río Litani y en otras hasta el río Awali. Los promotores del proyecto sionista no dudaron en plantear la idea de desplazar a la población del sur de Líbano, mayoritariamente chií. Se mantuvieron conversaciones serias sobre este asunto, incluso con algunos libaneses, y se presentaron ofertas financieras para lograrlo.
Las circunstancias del momento, sumadas a la naturaleza de la rivalidad franco-británica en la región, impidieron el logro de este objetivo. Sin embargo, la idea nunca abandonó el pensamiento estratégico sionista y se mantuvo constante en sus aspiraciones y esfuerzos.
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Las intenciones rápidamente se hicieron realidad. "Israel" trabajó para modificar las fronteras, recurriendo a sucesivos ataques y librando guerras que llevaron a la invasión gradual del territorio libanés y a la ocupación de las Granjas de Shebaa y numerosos puntos fronterizos. "Israel" no oculta su intención de conservar estos territorios ocupados. Funcionarios y ministros israelíes declaran públicamente su intención de permanecer allí indefinidamente, considerando el establecimiento de una zona de amortiguación y la evacuación de sus habitantes como condiciones inalienables para proteger su "seguridad". También insisten en impedir la reconstrucción de las aldeas que destruyeron a lo largo de la frontera.
Estos peligros permanecieron lejos de las prioridades de los responsables oficiales de Líbano, y los sucesivos gobiernos no les prestaron la atención necesaria. La resistencia fue la única consciente de ellos, trabajando, desde sus inicios con el imán Mousa al-Sadr, para evitar que el sur de Líbano corriera la misma suerte que otras zonas como Cisjordania, los Altos del Golán y Gaza.
De hecho, la resistencia logró impedir los asentamientos israelíes. Líbano fue la única zona ocupada por "Israel" durante 18 años, durante los cuales no pudo establecer ni un solo asentamiento. Sin embargo, las ambiciones israelíes no cesaron, especialmente dada la aparente alineación entre las acciones israelíes y el enfoque estadounidense en nuestra región.
Es evidente que a Washington se desentienden por completo las cuestiones de fronteras, geografía y soberanía estatal. El presidente estadounidense opera según la lógica de los acuerdos. No duda en hablar de intercambio o concesión de territorio, como propuso respecto a Ucrania o declaró abiertamente respecto a Canadá y Nueva Zelanda, además de exigir el cambio de nombre del Golfo de México.
En cuanto al enfoque de Trump hacia nuestra región, Gaza y Siria son los ejemplos más evidentes de los peligros inminentes. Mientras, propone desplazar a la población de Gaza y transformar esta región históricamente significativa en un destino turístico,
Siria está presenciando acontecimientos dolorosos, tristes e impactantes. Se están perpetrando asesinatos y actos criminales contra las minorías en la costa y en Sweida, y los cristianos están siendo sometidos a múltiples violaciones, con su número disminuyendo drásticamente en toda la nación. Mientras tanto, "Israel" aprovecha el caos sirio como una oportunidad para expandirse y controlar más territorio.
Esto ocurre con la aprobación estadounidense y sin que nadie en Siria actúe. Mientras tanto, "Tel Aviv" declara abiertamente su presencia continua en estos territorios, presagiando un destino similar al de los Altos del Golán, que "Israel" anexó a su territorio, un hecho reconocido por Trump, y los asentamientos establecidos allí. El destino del Monte Hermón, las zonas rurales de Quneitra y Damasco, y las cabeceras de la cuenca del Yarmuk en Daraa siguen en duda en medio de los rumores sobre el "Corredor de David".
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Todo esto significa una cosa, cierta e innegable: en Líbano no tendremos ninguna autoestima bajo la mentalidad trumpiana y la visión que Washington tiene de sus intereses estratégicos. Las declaraciones del embajador de Estados Unidos en Turquía, Thomas Barrack, al insinuar la posibilidad de la anexión de Líbano a Siria, confirmaron dos puntos fundamentales:
- Primero, Líbano no está exento de esta visión estadounidense, una visión que no debe subestimarse en un país que, desde sus inicios, se ha basado en un equilibrio extremadamente frágil.
- Segundo, Líbano está en el ojo del huracán y todos sus componentes están amenazados.
¿Cómo lo enfrentamos? No tenemos otra opción que la opción nacional, que unió a los libaneses en momentos críticos de su historia: la resistencia. La experiencia ha demostrado que la resistencia es la única manera de preservar la identidad y la dignidad y garantizar la supervivencia de Líbano como entidad independiente y nación unificada.
En Líbano, se requiere una acción rápida para formular una estrategia integral de seguridad nacional que conduzca a un sistema de defensa centrado en la resistencia.
De esta manera, la resistencia se convierte en una opción nacional que une a todos los libaneses, no en la elección de un grupo sobre otro, ni de un componente sobre otro.