Bosques Tropicales: cada día es más urgente su conservación
El 22 de junio se celebra el Día Internacional de los Bosques Tropicales, una efeméride proclamada en el año 1999 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Mundial de Conservación (WWF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
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Bosques Tropicales: cada día es más urgente su conservación.
Los bosques tropicales son ecosistemas fundamentales para la vida en el planeta, los cuales contribuyen en la absorción del dióxido de carbono de la atmósfera, de manera que adquieren una gran importancia para la conservación del medio ambiente.
No obstante, estos bosques están en grave peligro por las serias amenazas que les acechan, como la fragmentación del hábitat y la alteración de la biodiversidad, debido a la mano del hombre. Anualmente se pierden 10 millones de hectáreas de bosques, una cifra alarmante que es necesaria detener.
El planeta sigue perdiendo bosques tropicales a un ritmo acelerado. De acuerdo con datos publicados por Global Forest Watch, en el 2020 se perdieron 12.2 millones de hectáreas de estos ecosistemas. De esas hectáreas, 4.2 millones, una superficie del tamaño de los Países Bajos, pertenecían a bosques primarios tropicales húmedos, los cuales son especialmente importantes para el almacenamiento de carbono y la preservación de la biodiversidad.
La pérdida de bosque primario fue un 12 % mayor que la de 2019, y 2020 fue el segundo año consecutivo en que esa pérdida empeoró en los trópicos. Además, las emisiones de carbono producto de esa deforestación representaron 2,64 gigatoneladas (GT) de CO2, lo que equivale a las emisiones anuales de 570 millones de carros.
Cinco de los 10 países que más cobertura arbórea primaria perdieron se encuentran en Latinoamérica: Brasil (en el puesto 1), Bolivia (3), Perú (5), Colombia (6) y México (10). “Los seres humanos hemos olvidado algunas nociones fundamentales respecto a cómo funciona el planeta en el que vivimos y una de esas ideas es que existen límites y si los excedes, pierdes la vida. Lo otro que no se ha terminado de entender es que existen procesos irreversibles y que no se pueden echar para atrás. Por ejemplo, no importa cuánta tecnología le metas a un bosque de 500 años, no puedes reponer esos árboles, solo puedes hacer una restauración aproximada”, comenta Ernesto Ráez, ecólogo y director ejecutivo de la organización Instituto del Bien Común en Perú.
Atención urgente a la degradación
La mayor parte de la cobertura boscosa perdida durante 2020, en cuatro de los cinco países más afectados en Latinoamérica, corresponde a bosques amazónicos. La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) destaca algunas de las principales causas en su informe Amazonía Bajo Fuego, donde indica que “más de la mitad de las unidades de análisis en la Amazonía (65,8 %) se encuentran sometidas a algún tipo de presión instalada o en curso: sean actividades extractivas como la explotación de petróleo y minerales, el desarrollo de infraestructura vial, la actividad agropecuaria o la presencia de hidroeléctricas”.
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El 8 de octubre de 2020 el gobierno boliviano declaró desastre natural debido a la fuerte temporada de incendios. Foto: Fundación Noel Kempff Mercado.
Para Ráez, un flagelo que ha caído sobre casi todos los países de Latinoamérica es el de la minería aurífera aluvial e ilegal. Según dice, en algunos lugares se ha convertido en la principal causa de deforestación, como en el caso de la Amazonía suroriental peruana, en Madre de Dios, donde se concentran bosques de altísima biodiversidad que se están perdiendo y donde no solo se está afectando la cobertura vegetal sino que se contamina el agua y se movilizan mercurio y otros metales que avanzan en la cadena trófica y llegan al ser humano.
Detrás del creciente fenómeno de deforestación en América Latina hay otro problema que no suele tener el mismo protagonismo pero que cada vez preocupa más a los expertos: la degradación.
Este es un problema generalizado, pero que es muy difícil de monitorear, a menos que los investigadores estén realizando trabajo en campo. “Por encima ves cobertura boscosa pero debajo nuestros bosques están cambiando, con consecuencias que aún no están bien medidas pero que, sin duda, tienen impactos en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos”, comenta Carmen Josse, directora de la Fundación Ecociencia en Ecuador.
Algunos de los principales motores de la degradación suelen ser la tala ilegal selectiva, la minería ilegal e incluso el tráfico de fauna silvestre. “Suponemos, erróneamente, que si vemos árboles desde un satélite entonces el bosque está en pie y no tiene problema, pero ocurren muchas cosas por debajo. La degradación más importante ocurre justamente en las fronteras agrarias de deforestación: el bosque que queda enfrentado al nuevo desbroce es el que más rápidamente empieza a degradarse, a secarse y es más propenso al fuego”, asegura Ernesto Ráez y agrega que los bosques no son solamente árboles y definirlos así es un error en el que caen, incluso, algunos organismos internacionales.
Otro asunto que llama la atención de los investigadores es que tanto en deforestación como en degradación se está viendo una participación creciente del crimen organizado que ha llegado a los bosques y es responsable de la pérdida de ecosistemas valiosos.
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Así se ve la finca en el Parque Nacional Chiribiquete, Colombia, de donde sale ganado que ha llegado a varios supermercados. Foto: EIA.
El bosque perdido en Colombia, Perú y Bolivia
Colombia venía con una tendencia de disminución en la deforestación durante 2018 y 2019. Sin embargo, los datos de Global Forest Watch muestran que la pérdida de bosques primarios en 2020 aumentó y se ubicó en 166 485 hectáreas, mientras que en 2019, según datos oficiales del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la deforestación en el país fue de 158 894 hectáreas.
“La deforestación continúa profundizándose en la selva amazónica colombiana, así como en varias áreas protegidas, como los Parques Nacionales Chiribiquete, Tinigua y Sierra de la Macarena. Los grupos armados tomaron el control en varias de las áreas protegidas del país y el personal se vio obligado a abandonar 10 parques en febrero de 2020 debido a amenazas a su seguridad”, dice Global Forest Watch en su reporte.
De acuerdo con Global Forest Watch, Perú ocupó el quinto lugar en el listado de países con mayor pérdida de bosques tropicales y gran parte de esa deforestación (190 199 hectáreas) se debe a actividades agrícolas y ganaderas. “Los datos también muestran una serie de nuevos caminos de tala a lo largo de la selva amazónica peruana en 2020. Históricamente, el país ha enfrentado tasas altas de extracción ilegal de madera”, dice el reporte de la institución.
Otro país que sufre fuertemente por la deforestación es Bolivia. Según el Global Forest Watch, a pesar de una leve caída en la pérdida de bosques primarios con respecto a 2019, Bolivia ascendió al número tres en la lista de países con una mayor pérdida de bosques primarios tropicales húmedos en 2020 (con 276 883 hectáreas), y superó a Indonesia por primera vez.
Aunque Ecuador no aparece en el listado de Global Forest Watch de los 10 países más deforestados en 2020, con un aumento del 68 %, su Amazonía experimentó el mayor incremento en la pérdida de bosque primario, en términos porcentuales, entre los países amazónicos.