Ucrania destruye válvulas de central hidroeléctrica en Kherson
Los bombardeos destruyeron la parte superior de la presa y provocó que el nivel del agua río abajo subiera hasta los 10 metros.
Los ataques nocturnos realizados por las fuerzas ucranianas contra la central hidroeléctrica de Kajovka, en la provincia rusa de Kherson, destruyeron las válvulas de la represa, comunicó este martes el alcalde de la ciudad de Nóvaya Kajovka, Vladimir Leóntiev.
Según sus declaraciones a RIA Novosti, la acción terrorista provocó la descarga del agua río abajo de manera descontrolada y alcanzó un nivel de diez metros.
De acuerdo con Leóntiev, los proyectiles impactaron en la estructura, pero la presa no fue destruida en su totalidad. También denunció la continuidad de los bombardeos contra la ciudad.
LEA TAMBIÉN: Blinken rechaza llamados a un alto el fuego en Ucrania
Al menos 14 localidades ubicadas a orillas del río Dniéper están en la zona de riesgo de inundaciones. En esas poblaciones viven más de 22 mil personas, informó el jefe de gobierno de Kherson, Andrei Alekseenko.
Las autoridades en el distrito urbano de Nóvaya Kajovka declararon el estado de emergencia debido a los desbordamientos provocados por la destrucción del dique.
La administración local ordenó el despliegue de fuerzas y recursos para la protección de viviendas, infraestructura vial e instalaciones de servicios sociales, así como para los trabajos de reconstrucción.
Por su parte, el Ministerio de Emergencias ruso anunció el envío de un equipo aerotransportado de rescate a la provincia de Kherson.
El alcance de la destrucción en la central hidroeléctrica es "muy grave", afirmaron los dirigentes locales, quienes prevén volver a la normalidad en dos o tres días.
Hace cinco meses, el general de división del ejército ucraniano, Andrei Kovalchuk, comentó a The Washington Post su decisión de golpear la represa y consideró inundar el río como parte de su plan, tal y como ocurrió en la mañana de este martes.
En aquel momento, Kovalchuk encargó realizar un ataque de prueba con un lanzador HIMARS en una de las puertas de la represa Nova Kakhovka.
El ataque perforó tres agujeros en el metal para ver si el nivel del agua del Dniéper podía elevarse lo suficiente como para impedir los cruces rusos, pero no inundar las aldeas cercanas, explicó.
La prueba fue exitosa, pero ese paso sería el último recurso, dijo entonces Kovalchuk.