El otro Titanic: reliquias encontradas después de un siglo
Recuperan artefactos del barco gemelo del Titanic, el Britannic, que se hundió en 1916.
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¿Resurge del olvido? Reliquias del Britannic tras un siglo. Foto: AP.
Más de un siglo después de su hundimiento, el Britannic, barco gemelo que marcó tanta pauta como el Titanic, vuelve a ser noticia.
Una expedición reciente en las profundidades del mar Egeo logró recuperar los primeros artefactos de este gigante olvidado, y abrir una ventana directa a 1916.
Por un lado, el profesor Alexandros Sotiriou, arqueólogo marino, afirmó que "cada objeto recuperado debe ser tratado como un documento histórico, una pieza que nos permite reconstruir la vida a bordo".
Mientras, el buzo profesional del equipo, Carlos Franco, lo describió de una forma más visceral: "allá abajo, no solo ves metal oxidado; sientes el peso del tiempo y las historias no contadas".
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— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) April 13, 2025
Contexto histórico del Britannic
Construido por Harland and Wolff para la White Star Line, el Britannic fue concebido como el transatlántico más grande y seguro de su clase.
Tras el desastre del Titanic en 1912, su diseño fue modificado drásticamente, incorporando un doble casco y botes salvavidas para todos a bordo.
Sin embargo, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, antes de poder iniciar su servicio comercial, fue requisado por el Almirantazgo británico y reconvertido en buque hospital, pintado de blanco con una gran cruz roja.
Curiosamente, una de las enfermeras voluntarias, Violet Jessop, ya había sobrevivido al naufragio del Titanic. En sus memorias, recordaría la sensación de seguridad que inspiraba el Britannic, describiéndolo como un "bastión de tranquilidad en medio de la guerra".
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El naufragio y las condiciones de hundimiento
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El otro Titanic: reliquias que resurgen después de un siglo
La mañana del 21 de noviembre de 1916, mientras navegaba por el canal de Kea, en Grecia, una violenta explosión sacudió el Britannic.
A diferencia de su hermano, no fue un iceberg, sino una mina naval alemana la que selló su destino.
El informe oficial de la época atribuyó el rápido hundimiento a que los portillos de ventilación estaban abiertos para airear las cubiertas inferiores, permitiendo que el agua entrara sin control.
Los buzos modernos que exploraron el pecio confirman esta teoría, describiendo una escena congelada en el tiempo.
Describen la sensación de descender a 120 metros de profundidad, donde la luz del sol se convierte en un pálido filtro verdoso y la temperatura del agua desciende bruscamente.
Este naufragio, aunque menos mortífero que el de su gemelo (murieron 30 de las mil 66 personas a bordo), fue igualmente dramático y, hasta ahora, mucho menos conocido.
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La expedición de recuperación en Grecia
La reciente misión en aguas de Grecia ha sido una operación de una complejidad logística y técnica extraordinaria.
El equipo, una colaboración internacional de arqueólogos, historiadores y expertos en buceo de profundidad, enfrentó enormes desafíos.
¿Cómo lograron operar con precisión a una profundidad que aplastaría un submarino convencional?
Tecnologías de buceo modernas
Para este hallazgo, fue crucial el uso de vehículos operados a distancia (ROVs), que actuaron como los ojos y manos del equipo en la oscuridad abisal.
Los robots, equipados con cámaras de alta resolución y sónares, permitieron mapear el pecio con una precisión milimétrica antes de intentar cualquier recuperación.
Dicha tecnología no solo garantizó la seguridad de los buzos, sino que también preservó la integridad del sitio arqueológico.
El delicado proceso de conservación ya comenzó, estabilizando los materiales para evitar su deterioro al contacto con el aire tras un siglo sumergidos.
Su valor es incalculable, no solo por la rareza, sino por su conexión emocional.
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El otro Titanic: reliquias que resurgen después de un siglo
Entre los hallazgos más destacados se encuentran instrumentos quirúrgicos, botellas de farmacia aún selladas y platos de porcelana con el emblema de la White Star Line.
Cada objeto nos permite reconstruir la vida a bordo del buque hospital. Muchos esperan que, una vez conservados, formen parte de exposiciones itinerantes que permitan al público conocer la olvidada historia del Britannic.