FMI y su influencia política en América Latina: el caso de Argentina
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, insiste en que el éxito del ajuste fiscal argentino depende del respaldo electoral al oficialismo. ¿Quién decide el rumbo político: los votantes o los acreedores?
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Georgieva exige apoyo electoral para sostener el ajuste en Argentina (Foto: Agencias)
A pocas semanas de las elecciones legislativas en Argentina, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, volvió a condicionar el éxito del programa económico del organismo en ese país con el respaldo político que reciba en las urnas el gobierno de Javier Milei.
“El éxito va a depender de lograr que la gente acompañe”, afirmó durante una exposición en el Milken Institute Global Conference, en donde elogió el drástico ajuste fiscal aplicado por el oficialismo.
Georgieva comparó la situación argentina con experiencias de Europa Central y del Este, donde líderes que recortaron pensiones y salarios hasta en un 50 por ciento lograron ser reelegidos.
“Existía la confianza de que eso debía hacerse”, señaló, en lo que fue interpretado como una clara referencia a la necesidad de legitimidad electoral para sostener reformas impopulares.
Las declaraciones de Georgieva, formuladas apenas 18 días antes de los comicios, reavivan el debate sobre la injerencia del FMI en los asuntos internos de países latinoamericanos.
Algo similar ocurrión en abril, cuando instó a los argentinos a “mantener el rumbo” y “no descarrilar la voluntad de cambio”. Su pronunciamiento la obligó a aclarar que “el FMI nunca toma posición”.
Sin embargo, el respaldo del FMI no resulta suficiente para estabilizar la economía de Argentina. El organismo mantiene una exposición crediticia de 64 mil millones de dólares en el país.
De ese total, 44 mil millones fueron otorgados durante el gobierno de Mauricio Macri y otros 20 mil millones bajo la gestión de Javier Milei, aunque aún restan por desembolsar seis mil millones.
A pesar de semejante volumen de asistencia, el gobierno argentino tuvo que buscar apoyo adicional directamente a Washington.
El presidente Milei recurrió al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien expresó su respaldo hace dos semanas, aunque la ayuda todavía no se concreta.
Bessent se reunió con Kristalina Georgieva para que el FMI se involucre en el nuevo rescate, en medio de un “shutdown” federal por falta de recursos.
Una de las opciones en estudio es que Estados Unidos transfiera al gobierno argentino parte de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que recibió como país miembro del Fondo.
Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo permanecen en Washington a la espera de definiciones.
Tres fechas marcarán el rumbo de esta historia: la reunión entre Donald Trump y Milei el 14 de octubre, la asamblea conjunta del FMI y el Banco Mundial del 13 al 18, y las elecciones legislativas del 26.
Las reiteradas intervenciones del FMI en momentos electorales sensibles, sumadas al respaldo explícito a gobiernos de derecha, alimentan las sospechas sobre un rasero desigual en la región.
Mientras se exige disciplina fiscal y apoyo popular para sostener los programas vigentes, el organismo parece condicionar su asistencia a la continuidad de ciertos proyectos políticos.