USS Gerald R. Ford: intimidación naval de Estados Unidos en el Caribe
El despliegue del USS Gerald R. Ford en el Caribe refuerza la hegemonía naval de EE. UU. y proyecta intimidación sobre Venezuela y la región.
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Destructor USS Winston S. Churchill patrulla junto al buque GDFS Shahous de Guyana (Foto: Agencias-Vía Diario Red)
“El USS Gerald R. Ford no es un portaaviones cualquiera”, subraya Diario Red al describir la magnitud de este buque insignia de la Armada estadounidense.
Con 333 metros de eslora, un peso de 100 mil toneladas y reactores nucleares A1B de última generación, representa el pináculo de la ingeniería militar norteamericana.
También incorpora el sistema electromagnético EMALS, que aumenta en un 25 por ciento las salidas diarias y habilita la operación de aeronaves más pesadas y drones.
El Ford puede desplegar hasta 90 aeronaves, realizar 270 salidas diarias y operar durante meses sin reabastecimiento, funcionando como una auténtica base aérea flotante.
Sus sistemas de defensa incluyen misiles RIM-162 y RIM-116, armas CIWS Phalanx, radares de banda dual y un diseño furtivo que mejora la supervivencia en combate.
Además, puede operar cazas F/A-18, F-35C Lightning II, EA-18G Growler, helicópteros SH-60 Seahawk y drones.
Justificación oficial y trasfondo geopolítico
Oficialmente, la presencia del USS Gerald R. Ford en las aguas del mar Caribe se justifica como parte de la lucha contra el narcotráfico y la protección de intereses hemisféricos.
Sin embargo, Diario Red advierte que este discurso es un eufemismo: el verdadero objetivo es mantener la hegemonía estadounidense en la región.
También busca frenar cualquier intento de soberanía económica o militar y garantizar el control sobre recursos estratégicos, especialmente el petróleo venezolano, así como limitar la influencia de China.
El desplazamiento del Ford se enmarca en un contexto de transición hegemónica. Tal como señala Diario Red, Estados Unidos percibe a América Latina como un espacio de disputa estratégica que no puede ceder frente a potencias hostiles o gobiernos “díscolos”.
La retórica oficial insiste en la protección frente al narcotráfico, pero la práctica demuestra que el objetivo central es la intimidación y el control político, estratégico y económico.
El gobierno de Donald Trump convierte así la militarización del Caribe en una política integral, donde la narrativa de seguridad nacional sirve a los intereses estratégicos y energéticos de Washington.
Ante este escenario, el USS Gerald R. Ford es mucho más que un portaaviones: es un instrumento de dominación geopolítica y un recordatorio de que la proyección de poder estadounidense constituye eje central de su agenda internacional.
Al Mayadeen Español