Al Mayadeen, felicidades… y gracias
Los amantes de la libertad de prensa, de pensamiento, de la diversidad y la pluralidad, estamos de enhorabuena.
El que un medio de comunicación internacional de la talla de Al Mayadeen cumpla sus primeros 10 años de vida demostrando tanta salud, tanta fuerza, tanta pujanza, es una verdadera proeza digna de mención y reconocimiento.
Vivimos una auténtica pesadilla comunicacional donde la lucha para imponer un relato unidimensional, una única visión del mundo, se ha convertido en una prioridad para el bloque occidental, se trata al mismo nivel de prioridad que los conflictos bélicos.
La diferencia entre ambos estriba en que unos tratan de conquistar territorios por la fuerza y otro las mentes humanas con el fin de mantener un sistema de dominación global, de explotación de los países y sus recursos naturales que lleva años haciendo aguas. En definitiva, de mantener un estatus quo injusto, de dominación, de sumisión a los intereses del capitalismo sin que se enfrente a cuestionamientos internos o externos, a pesar de que provoque verdaderos tsunamis de muerte, dolor y destrucción en todo el planeta.
Los medios de comunicación, hoy más que nunca, se han convertido en auténticas armas de guerra. Muchos periodistas occidentales son mercenarios de la pluma al servicio de intereses ajenos al mundo de la información y la comunicación.
Los grandes medios, en permanente concentración monopolista, obedecen a consejos de administración, a accionistas, a fondos de inversión, en absoluto comprometidos con la satisfacción de los derechos humanos relativos a la información veraz y al pluralismo, sino a las necesidades de sus dueños tanto en el plano económico, como en el político.
La tan celebrada libertad de prensa y comunicación en los países ricos del norte se ha convertido en una quimera. Un medio jamás podrá ser libre si depende del gran capital, es así de simple. Por más que intenten convencernos de lo contrario, al final todos los medios occidentales publican en esencia la misma información y tratan los temas cruciales desde el mismo punto de vista. La pluralidad es, de facto, inexistente.
Las recomendaciones recogidas en el documento de la UNESCO, «Voces múltiples, un solo mundo», redactado en la década de los 80 del siglo pasado por el premio Nobel, Sean Macbride, están más vigentes que nunca. A pesar del boicot al informe encabezado por los Estados Unidos, sigue siendo necesario acabar con el desequilibrio comunicacional entre el norte y el sur. Es necesario que los países y los pueblos del sur alcen la voz y se les oiga con claridad en todo el mundo, especialmente en los centros de poder y decisión mundiales; pero también que sus ecos resuenen y formen parte de la opinión pública mundial.
Es ahí donde Al Mayadeen ha irrumpido con una fuerza arrolladora en un panorama dominado por unas pocas multinacionales manejadas por gobiernos y grandes capitales. Los datos demuestran sobradamente que existía un nicho de sociedades y personas que demandan información veraz, plural y democrática. Donde otros fallaron, Al Mayadeen triunfa. Donde otros claudicaron, Al Mayadeen resiste. Donde nadie se atreve, Al Mayadeen está presente. Cuando predomina la uniformidad, Al Mayadeen abre sus micrófonos al mundo.
Estos diez años son la viva prueba de que se puede combatir a las grandes multinacionales monopolísticas con un trabajo serio, riguroso, diverso, plural, comprometido con el derecho de todos los pueblos del mundo a participar en los flujos internacionales de la información y el derecho de la ciudadanía a acceder a las fuentes directas de la información e incluso a participar en los procesos de la comunicación. No cabe duda de que los próximos 10 años van a ser aún más brillantes que los que los precedieron.