El dron de Jaffa y la negativa de la Knesset a establecer un Estado palestino
La reciente decisión de la Knesset de rechazar el establecimiento de un Estado palestino lleva a la región a una etapa política diferente.
El jueves 18 de julio de 2024, el parlamento de la entidad ocupante (la Knesset) votó por mayoría un proyecto de resolución el cual rechaza el establecimiento de cualquier Estado palestino al oeste del río Jordán.
Según el texto, tal Estado constituiría una amenaza existencial para el Estado de "Israel" y sus ciudadanos.
La resolución fue apoyada por 68 miembros de la Knesset de 120, tanto la coalición de gobierno como la oposición en la entidad votaron a favor, mientras nueve la rechazaron votaron, mientras el resto estuvo ausente.
Así, la entidad anuncia oficial y de manera definitiva la muerte del proyecto Oslo. Entonces, ¿por qué en este momento y en qué contexto puede situarse esta medida a la luz de los acontecimientos del Diluvio de Al-Aqsa?
No es sorprendente que la entidad anunciara de forma explícita el fin de la fase Oslo. Los preliminares de que el engaño del proceso “Tierra por Paz” llegaron a su fin fueron evidentes hace algún tiempo, al igual que las acciones de la entidad de ocupación, ya que la duplicación de los asentamientos, las repetidas declaraciones de los funcionarios israelíes sobre su intención de anexar tierras de Cisjordania y la aprobación por parte del Knesset de la ley del “Estado Nación” o “Ley del Estado Judío” fueron pruebas de la naturaleza del proyecto sionista y el origen de su formación con el cual no se puede coexistir y señalaron el inminente fin de la era "Oslo".
Pero la llegada del Diluvio de Al-Aqsa aceleró el fin de caminos regionales y abrió otros caminos, llevando así a la región a una nueva situación estratégica a medida que las demandas cambiaron el equilibrio regional de poder en las últimas dos décadas, y la situación de la geografía política.
Lo que estaba surgiendo a escala global a la luz del proceso de formación del mundo posunipolar, el cual resultó en un estado de fluidez internacional y la ausencia de un marcapasos para los acontecimientos globales, advertía de una próxima explosión regional, por tanto las Brigadas Al-Qassam hicieron bien en aprovechar el momento histórico actual, tomar la iniciativa y desatar el diluvio que prometía el inicio de la batalla de liberación y el desarraigo de la entidad usurpadora.
El enemigo es consciente de estos hechos sobre el Diluvio de Al-Aqsa y sus dimensiones, y fue evidente en las declaraciones de sus funcionarios, en particular la declaración de Netanyahu en la cual dijo al comienzo de la guerra que la entidad estaba librando una segunda guerra de independencia, según su expresión.
Por lo tanto, esta guerra es considera de suma cero y no puede dividirse en dos, es decir, salir victorioso o derrotado, independientemente de sus detalles diarios, el período de tiempo y los giros que tomará y si la intensidad de las batallas aumentaba o disminuía, hasta que uno de los dos bandos la resuelva.
La revelación por parte de la entidad ocurrió dentro de este contexto, y dentro de la conciencia del enemigo de la naturaleza de la nueva fase y sus requisitos, ya que nunca estuvo en su diccionario ni en su creencia la existencia de un Estado palestino o de un pueblo palestino.
Su verdadero objetivo se limita a completar la ocupación de las tierras de Palestina y desplazar a sus residentes, incluidos los de las tierras ocupadas en 1948, la batalla actual no puede tolerar el engaño político en el sentido de “Oslo” y la mentira de “tierra a cambio de la paz” ya que sólo su resultado sobre el terreno determinará el futuro de la región.
La reciente decisión de la Knesset no es más que una delimitación de los límites de la batalla actual y sus objetivos ante las masas de colonos desde el punto de vista de la entidad usurpadora, y también ante los socios occidentales en el actual crimen de genocidio en Gaza.
Ambos coinciden en el resultado final al que aspiran, pero el desacuerdo está en la táctica entre la continuación del engaño político al estilo estadounidense, y entre el punto de vista de la entidad que no ve la continuación de este engaño como una herramienta acorde con el tamaño de los desafíos existenciales que, según la lectura de las fuerzas del Eje de Resistencia, son capaces de transformarse de meras amenazas existenciales teóricas en logros reales de campo y terminar con la inevitable desaparición de esta entidad.
La estrategia de escalada gradual seguida por el Eje de la Resistencia en la gestión de la guerra, la última de las cuales fue elevar el nivel de confrontación a un nuevo nivel, mayor y superior, ocurrió mediante el bombardeo por parte de las fuerzas armadas yemenitas de la zona ocupada de Jaffa con la utilización de un dron de ataque denominado Jaffa en respuesta a la intransigencia de Netanyahu y su gobierno al negarse a cerrar un acuerdo de alto el fuego que cumpla con las condiciones de las Brigadas Al-Qassam y del pueblo palestino, y en respuesta a las recientes y horrendas masacres cometidas por el enemigo contra zonas de civiles desplazados en la Franja de Gaza.
Examinar el contexto de los combates y su escalada indica que el Eje de la Resistencia se toma en serio el objetivo de impedir que la entidad logre una victoria militar, y que está decidido a cumplir el compromiso lanzado por el secretario general de Hizbullah, Sayyed Hassan Nasrallah, en el comienzo del Diluvio de Al-Aqsa de evitar la derrota de la resistencia palestina, específicamente el movimiento Hamas.
Los pilares del Eje de Resistencia trabajan de manera coordinada y unificada en la actual y fatídica batalla de la nación, encarnando los significados de la unidad de la nación. Se esperaba en los últimos días que la guerra fuera testigo de alguna escalada por parte de uno de los frentes de apoyo. Pero quedó que el gobierno de ocupación continúa siendo terco y se niega a detener las masacres, aun cuando el frente interno del enemigo no comenzó a pagar el precio de las continuas batallas.
La reciente decisión de la Knesset de rechazar el establecimiento de un Estado palestino lleva a la región a una etapa política diferente, mientras que la escalada del frente de Yemen la lleva a una etapa distinta desde el punto de vista militar, ya que la guerra se está librando a nivel político, regional y militar, y la reciente medida de las fuerzas armadas yemenitas acerca la posibilidad de una guerra integral si no se disuade al enemigo.
De los discursos del secretario general de Hizbullah durante la conmemoración de Ashura quedó claro que las fuerzas de resistencia son conscientes de la naturaleza de la guerra en curso y de sus dimensiones estratégicas y están preparadas para todas las posibilidades para lograr la victoria.