Los drones de Hizbullah y el talón de Aquiles de “Israel”
El ejército sionista no ve otra opción operativa para enfrentar la amenaza de los drones libaneses que atacarlos antes de ser activados, destruir sus depósitos y eliminar sus áreas de lanzamiento.
La crisis de las defensas aéreas de “Israel” está vinculada a un punto débil crucial: la protección de su frente interno para evitar que se convierta en un campo de batalla.
La doctrina militar israelí siempre buscó trasladar el conflicto al territorio enemigo para mantener su propio frente interno alejado de la guerra. Esto se debe a varias razones, entre ellas la incapacidad de soportar una guerra en su propio territorio, dada la magnitud de las pérdidas materiales, humanas y morales que ello implicaría.
Más estratégicamente, una guerra en suelo israelí podría socavar el concepto fundamental de "Israel" como un hogar nacional judío seguro, base misma del proyecto sionista.
La guerra en Gaza, la posibilidad de un frente abierto en Líbano, el apoyo de frentes en Yemen e Irak, y los ataques directos de Irán en el corazón de “Israel”, junto con el uso intensivo de aviones no tripulados por parte del eje de Resistencia contra las bases militares israelíes y su frente interno, han hecho de los drones de combate una amenaza real para la seguridad de "Israel".
Este peligro es sentido por cada ciudadano israelí con cada sirena que suena.
Aunque el ejército afirma haber alcanzado una tasa de derribo del 80 por ciento, el hecho de que 221 de los 1200 drones hayan alcanzado sus objetivos, según el propio ejército, es algo que su frente interno no puede soportar, especialmente si la intensidad de la guerra en el frente libanés aumenta.
El liderazgo israelí, que creyó haber debilitado a Hizbullah con la llamada "Operación de los diez golpes" para inmovilizarlo y someterlo, se dio cuenta de su error.
Como señaló el excomandante de las defensas aéreas, el general Zvika Haimovich, en una entrevista con el medio israelí “Ynet”, es demasiado pronto para dar por vencido a Hizbullah; está en proceso de reorganización y es estratégicamente fuerte.
La incapacidad de las defensas aéreas israelíes para interceptar drones de combate no tripulados ha suscitado un profundo debate dentro de las fuerzas armadas y llegó a la opinión pública a través de los medios de comunicación.
Los recientes ataques, como el bombardeo de la base de la Brigada Golani en la zona de Binyamina, cerca de "Tel Aviv", y el intento de asesinato del primer ministro Benjamín Netanyahu mediante la explosión de un dron en su casa en Cesarea —que estalló en la ventana de su dormitorio—, llevaron al analista Ehud Hamo, de la cadena israelí Canal 12, a afirmar que Hizbullah sabe que los drones son el talón de Aquiles de “Israel".
Esta referencia a una vulnerabilidad mortal evoca la mitología griega, en la que un punto débil podía provocar la caída de un poderoso guerrero, una metáfora que destaca la amenaza que los drones representan para la supremacía aérea de Israel.
“Israel” cuenta con múltiples sistemas de defensa aérea, como la Cúpula de Hierro, el sistema Arrow y la Honda de David, además de un gran número de aviones de combate que patrullan su espacio aéreo de forma continua. Sin embargo, en l práctica estos sistemas no han podido evitar que los drones alcancen sus objetivos con precisión, a pesar de haber activado interferencias en los sistemas de navegación GPS en las zonas afectadas.
Por ejemplo, en el ataque a la base de Golani, la fuerza aérea israelí creyó haber destruido el dron en el mar, y se sorprendió al ver que explotaba con precisión media hora después, a 48 km del último punto en donde fue detectado por el radar, y alcanzó la ubicación exacta que figuraba en el sistema de navegación GPS.
El ángulo de impacto en el comedor de la base sugiere, además, una elección cuidadosamente calculada para causar el mayor daño posible.
Con respecto all intento de asesinato de Netanyahu, fue aún más complejo, ya que las fuerzas aéreas israelíes no detectaron el dron a pesar de seguirlo con helicópteros y aviones de combate.
Esto pone de relieve una falla fundamental en la capacidad de las defensas aéreas de “Israel” para detectar y rastrear drones no tripulados, lo cual afecta a todo el sistema de defensa, ya que la detección precisa es clave para activar alertas tempranas y las defensas necesarias.
En respuesta, el comandante de la fuerza aérea israelí, el general Tomer Bar, ordenó ampliar el margen de activación de las sirenas de alerta en todas las áreas de posible paso de los drones, aunque eso aumente la sensación de miedo en el frente interno.
Más aún, el excomandante Haimovich señaló con claridad que la guerra ya empezó, y ni el ejército ni la fuerza aérea están suficientemente preparados para enfrentar la amenaza de los drones, sobre todo considerando que “Israel” se enfrenta a Irán, uno de los principales fabricantes de esos equipos a nivel mundial.
Por ello, el “ejército” israelí comenzó a explorar opciones y soluciones para abordar esta amenaza, enfocándose en la experiencia de Ucrania para contrarrestar drones iraníes.
Tras el ataque a la base de la Brigada Golani, el embajador ucraniano en “Tel Aviv” ofreció cooperar y compartir con el “ejército” israelí la experiencia de Ucrania en este campo, mientras la prensa israelí, en particular el periódico Telegraph, informó sobre el desarrollo de drones ucranianos capaces de interceptar otros drones no tripulados.
Sin embargo, la situación no es sencilla para el ejército israelí. El desarrollo de nuevas tecnologías de defensa aérea para enfrentar drones en medio de un conflicto de múltiples frentes es un reto considerable.
Así, el único recurso operativo que le queda al “ejército” israelí para enfrentar esta amenaza es destruir los drones antes de que se activen, mediante el ataque a sus almacenes y el desplazamiento de sus áreas de lanzamiento.
Esto incluye la formación de un cinturón de seguridad amplio y la eliminación de todos los integrantes de la Unidad 127 de Hizbullah, responsables del manejo de drones, como exigió la fuerza aérea israelí.
En otras palabras, la solución sería una guerra terrestre, lo cual representa el segundo punto débil de “Israel”, después de la vulnerabilidad de su frente interno.