Sayyed Hassan Nasrallah, el revolucionario que luchó por los oprimidos
Sayyed Hassan Nasrallah es un revolucionario que, hasta su último aliento, luchó para liberar a los oprimidos, por su libertad, por la justicia y por la dignidad.
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Sayyed Hassan Nasrallah, el revolucionario que luchó por los oprimidos
Sayyed Hassan Nasrallah es un revolucionario que, hasta su último aliento, luchó para lograr la libertad de los oprimidos, por la justicia y por la dignidad.
¿Qué se puede decir de nuestro amado líder Sayyed Hassan Nasrallah, el líder revolucionario, visionario e icónico que gozó de un estatus muy venerado entre su pueblo?
Un hombre que, a través de sus palabras y acciones, se convirtió en una inspiración para los oprimidos de todo el planeta, un hombre cuyo honor, moralidad, integridad, profunda compasión y empatía brillaron como un faro de luz en un mundo cada vez más oscuro y malvado.
¿Cuántos héroes hemos perdido? ¿Demasiados, demasiado pronto y demasiado jóvenes?
La camarilla sionista fascista y racista que infesta Palestina asesinó brutalmente a Sayyed Nasrallah. Su martirio fue un testimonio de su inquebrantable apoyo a la justicia para los oprimidos.
Fue martirizado al servicio de su pueblo, por la liberación de otros, siendo un soldado en el campo de batalla, un guerrero en una eterna lucha entre lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto, la moralidad y la inmoralidad. Frente a la ocupación, eligió la libertad, tomó una postura para marcar la diferencia, luchando con cada fibra de su ser para acabar con la tiranía y traer la paz al mundo mediante la fuerza de su carácter.
Así es como recuerdo a Sayyed Hassan Nasrallah. Ha ocupado su lugar entre la legión de mártires caídos que se extiende desde Líbano hasta Palestina, Siria, Yemen, Irak e Irán, Cuba, Venezuela, Chile, Irlanda y la República Democrática del Congo.
Sayyed Nasrallah, como el Che Guevara, Allende, Lumumba, Chávez, Mandela, Connolly y Gandhi, vive en los corazones de todos aquellos que se oponen a la injusticia, la esclavitud de los pueblos y la desigualdad que se manifiesta mediante las prácticas corruptas del imperialismo, el colonialismo y el capitalismo.
El movimiento, liderado por Sayyed Nasrallah, fue una reacción a la ocupación sionista de su país, la ocupación colonial de Palestina y la interferencia hegemónica occidental en Asia occidental.
Sayyed Nasrallah se convirtió en el héroe, luchador y liberador que fue bajo las duras condiciones que le impusieron a él y a su país.
No sólo es una enorme pérdida para su familia, su comunidad, su nación y su región; es una pérdida irreemplazable para el Eje de la Resistencia, sus camaradas globales y la humanidad.
Lamento su fallecimiento, pero me consuela saber que fue martirizado mientras vivía, liderando la batalla para liberar al mundo del mal y poner fin al sufrimiento de la gente.
Murió luchando contra el fascismo. Murió en la lucha por la humanidad. Murió por la libertad. Murió por la justicia. Murió por ti y murió por mí.
“Sin dignidad no hay libertad; sin justicia no hay dignidad; y sin independencia no hay hombres libres”, dijo una vez Patrice Lumumba.
“Mientras exista el imperialismo en el mundo, la paz permanente será imposible”, Sayyed Hassan Nasrallah
Extrañaré su intelecto, humor, humildad, compasión y empatía por los oprimidos, los marginados, los aislados, los pobres y los ocupados.
Lo que más extraño son sus discursos. Sus palabras desafiaban al imperio, sacudían los centros de poder imperialistas hasta sus cimientos y encarnaban la voz de la resistencia para que todos la oyeran.
Mi héroe es esta leyenda eterna que es Sayyed Hassan Nasrallah, a quien quizá no volvamos a ver igual.
Amamos su sabiduría y honraremos su legado.
Incluso después de su muerte, su visión de liberar a Asia occidental de intrusos extranjeros podría hacerse realidad. Esa sería nuestra herencia, un mundo que él imaginaba como de paz y justicia, por el que valdría la pena luchar.