Observaciones sobre la "Fuerza Internacional de Estabilización" en Gaza
Para comprender los objetivos que la administración estadounidense pretende alcanzar y si esta iniciativa garantizará la implementación del Plan Trump para la Paz, debemos realizar una comparación minuciosa entre lo que se plantea en el plan de Trump y lo que figura en el proyecto de resolución que se presentará al Consejo de Seguridad.
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Observaciones sobre la "Fuerza Internacional de Estabilización" en Gaza
La administración estadounidense parece estar centrada estos días en la implementación del "Plan Trump para la Paz en Oriente Medio", preparando un proyecto de resolución que presentará próximamente al Consejo de Seguridad.
El proyecto busca otorgar legitimidad internacional a una fuerza multinacional, denominada en el plan Trump como "fuerza internacional de estabilización", cuya misión sería mantener la paz en Gaza durante la fase de transición.
El periódico israelí Maariv publicó el martes pasado un informe que indica que el primer borrador de este proyecto ya está terminado y se ha distribuido a algunos Estados miembros del Consejo de Seguridad.
Según el informe de Maariv, este borrador incluye una disposición que establece que la fuerza propuesta operaría de forma independiente dentro de la Franja de Gaza, con un mandato del Consejo de Seguridad. Su mandato sería de un mínimo de dos años, renovable, y comenzaría sus labores a principios de 2026. Su función no se limitaría a separar a las partes en conflicto ni a supervisar el alto el fuego, como es el modelo tradicional de las fuerzas de paz de la ONU, sino que se extendería para incluir poderes ejecutivos que le permitirían utilizar los medios que considere necesarios para llevar a cabo sus diversas tareas. Esto implica autorizarla a usar la fuerza armada y a combatir cuando sea necesario, y estaría obligada a cooperar estrechamente con Egipto, Israel y las autoridades palestinas que acepten los acuerdos estipulados en esta resolución.
En cuanto a las tareas que se le asignan, el proyecto de resolución propone definirlas de la siguiente manera:
- Garantizar la seguridad de las fronteras con Egipto e Israel.
- Proteger a la población civil, las instalaciones humanitarias y las rutas de ayuda internacional.
- Desmantelar la infraestructura y las armas de las organizaciones terroristas en la Franja de Gaza.
- Establecer y capacitar a una nueva fuerza policial palestina que operará en estrecha coordinación con ella.
- Asistir en el establecimiento de un marco civil para la administración de Gaza después de la guerra.
El informe publicado por el periódico Maariv indicó que aún no se ha determinado la composición final de esta fuerza y que Estados Unidos liderará el marco de coordinación, mientras que el despliegue sobre el terreno estará a cargo de fuerzas de países árabes y occidentales. La gestión de la fase de transición en la Franja de Gaza en su conjunto se encomendará a la Junta de la Paz, presidida por Trump, con un mandato inicial que abarcará desde principios de 2026 hasta finales de 2027.
Para comprender los objetivos que la administración estadounidense pretende alcanzar y si esta iniciativa garantizará la implementación del Plan Trump para la Paz, y si este realmente conducirá a la consecución de la paz y la estabilidad en la región, debemos realizar una comparación minuciosa entre lo que se plantea en el plan de Trump y lo que figura en el proyecto de resolución que se presentará al Consejo de Seguridad sobre una serie de cuestiones importantes, especialmente las relacionadas con el desarme de las facciones palestinas, la gestión de la Franja de Gaza, la formación de la fuerza encargada del mantenimiento de la paz y la seguridad, y el proceso de reconstrucción, entre otros.
Por lo tanto, podría ser útil recordar al lector los párrafos 13, 15 y 16 del plan de paz de Trump para facilitar esta comparación y permitirle sacar sus propias conclusiones, a la luz de varias observaciones y sugerencias que mencionaré al final de este artículo.
El párrafo 13 del plan de Trump establece que «Hamas y otras facciones se comprometen a no desempeñar ningún papel en el gobierno de Gaza, ni directa ni indirectamente, ni de ninguna otra manera. Toda la infraestructura militar, terrorista y ofensiva, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, será destruida y no reconstruida. Habrá un proceso de desarme en Gaza, supervisado por observadores independientes, que incluirá la retirada permanente de las armas del servicio mediante un proceso de desarme acordado, apoyado por un programa de recompra y reintegración financiado internacionalmente, todo lo cual será verificado por observadores independientes. La nueva Gaza estará plenamente comprometida con la construcción de una economía próspera y la convivencia pacífica con sus vecinos».
El párrafo 15 establece que «Estados Unidos colaborará con socios árabes e internacionales para establecer una Fuerza Internacional de Estabilización (FIE) temporal para su despliegue inmediato en Gaza. Esta fuerza proporcionará capacitación y apoyo a las fuerzas policiales palestinas autorizadas en Gaza y trabajará en estrecha colaboración con Jordania y Egipto, países con amplia experiencia en la materia.
Esta fuerza constituirá la solución de seguridad interna a largo plazo. La fuerza internacional colaborará con Israel y Egipto para contribuir a la seguridad de las zonas fronterizas, así como con las fuerzas policiales palestinas recientemente capacitadas. Es fundamental impedir la entrada de municiones a Gaza y facilitar la entrega rápida y segura de bienes para la reconstrucción y recuperación de Gaza. Las partes acordarán un mecanismo de desescalada».
El párrafo 16 dice lo siguiente: “Israel no ocupará ni anexará Gaza. Una vez que la Fuerza Internacional de Estabilización (FIE) establezca el control y la estabilidad, el ejército israelí se retirará conforme a criterios, fases y plazos de desarme que se acordarán entre el ejército israelí, la FIE, los garantes y Estados Unidos, con el objetivo de lograr una Gaza segura que no represente una amenaza para Israel, Egipto ni sus ciudadanos. En la práctica, el ejército israelí entregará gradualmente el territorio de Gaza que ocupa a la FIE, de acuerdo con un convenio que se suscribirá con la autoridad provisional, hasta su retirada completa de Gaza, con la excepción de una presencia en una zona de seguridad que permanecerá hasta que Gaza esté debidamente protegida contra cualquier nueva amenaza terrorista”.
La comparación del “Plan de Paz de Trump” con el proyecto de resolución que la administración pretende presentar al Consejo de Seguridad sugiere varias observaciones, que pueden resumirse de la siguiente manera:
La primera observación se refiere al papel que Estados Unidos espera del Consejo de Seguridad. El plan Trump ignora por completo al Consejo de Seguridad y lo excluye deliberadamente de cualquier participación en todas las etapas de su implementación. Ahora que Estados Unidos solicita un papel específico para el Consejo de Seguridad en la implementación del plan Trump, es natural que este cambio en la postura estadounidense genere interrogantes sobre sus verdaderas motivaciones. Sin embargo, esta nueva dirección debe ser alentada y celebrada, independientemente de sus motivaciones, porque representa un paso en la dirección correcta.
No obstante, el papel del Consejo de Seguridad en la próxima fase no debe ser selectivo, para evitar que se convierta en una mera herramienta utilizada por Estados Unidos para llevar a cabo sus maniobras sucias. Por lo tanto, será crucial que la resolución emitida por el Consejo acoja el plan Trump en su totalidad y afirme que su objetivo principal y único es lograr una paz duradera e integral en la región, de conformidad con el derecho internacional.
La segunda observación se refiere a las tareas de la Fuerza Internacional de Estabilización. Dado que su formación dependerá en gran medida del nivel de apoyo y recursos que proporcionen los Estados árabes e islámicos, estos deben ser muy cuidadosos al definir sus tareas y garantizar que se limiten a supervisar el alto el fuego, informar al Consejo de Seguridad sobre cualquier violación y capacitar a las fuerzas de seguridad palestinas responsables de mantener la seguridad en la Franja de Gaza, entre otras funciones. Esto implica rechazar cualquier tarea relacionada con el desarme de las facciones, que debe llevarse a cabo mediante otro mecanismo. Se trata de una cuestión sumamente delicada que podría generar fricciones con las facciones e incluso con el propio pueblo palestino, algo que debe evitarse a toda costa. Asimismo, sería beneficioso que la resolución definiera claramente la relación institucional que vinculará al Consejo de Seguridad con la fuerza internacional de estabilización.
Tercera observación: Esto se refiere al contexto general de la formación de una fuerza internacional de estabilización en la Franja de Gaza. El Consejo de Seguridad debe declarar inequívocamente en su resolución que la Franja de Gaza es parte integrante de los territorios palestinos, que también incluyen Cisjordania, y que todos estos territorios están ocupados y sujetos a las disposiciones de los cuatro Convenios de Ginebra. Además, todos los asentamientos judíos establecidos en cualquier parte de estos territorios son ilegales y deben ser desmantelados. Es fundamental reiterar las resoluciones previas del Consejo de Seguridad relativas a la cuestión palestina en su conjunto y al derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Cuarta observación: se refiere a las facultades del gobierno que administrará la Franja de Gaza durante el período de transición. Dado que se ha acordado que este gobierno estará compuesto por tecnócratas sin afiliación a ningún partido o facción política, sería sumamente beneficioso ampliar sus facultades al máximo posible, puesto que es la única institución compuesta íntegramente por palestinos. También podría ser necesario incluir en la resolución del Consejo de Seguridad una cláusula que defina claramente el alcance de las facultades y responsabilidades de este gobierno.
Quinta observación: se refiere a las facultades y responsabilidades del "Consejo de Paz", que se prevé que Trump presida, con Tony Blair como director ejecutivo. En mi opinión, el alcance de las facultades otorgadas a este consejo debería limitarse a resolver cualquier disputa que pueda surgir entre las instituciones y las partes interesadas en la puesta en práctica del "Plan de Paz de Trump".
La sexta observación se refiere a la reconstrucción de la Franja de Gaza. Esta tarea fundamental debería encomendarse a un organismo independiente elegido por los países participantes en la conferencia de reconstrucción que se celebrará en El Cairo, y sería conveniente reservar la mitad de sus puestos a los principales contribuyentes de dichos países.
Hassan Nafea
Al Mayadeen Español