El internacionalismo obrero y Palestina
La huelga general de los trabajadores italianos marca un despertar laboral global, vinculando las luchas por los salarios y las condiciones de trabajo a la lucha contra el sionismo, el imperialismo estadounidense y por la liberación de Palestina.
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El internacionalismo obrero y Palestina.
Con la noticia de la huelga general del 22 de septiembre en Italia, se abre un nuevo capítulo en el movimiento por Palestina dentro del movimiento obrero organizado.
Una forma más ilustrativa de verlo no sería como un nuevo capítulo, sino como un resurgimiento del movimiento obrero tras el coma neoliberal en el que se encontraba desde finales de la década de 1970. Este artículo explora las diversas acciones sindicales por Palestina; se centrará brevemente en algunas de las primeras, pero principalmente en las acciones sindicales en el contexto de la operación Diluvio de Al Aqsa y sus consecuencias.
Es evidente que la entidad sionista está perdiendo influencia en la narrativa del Occidente colectivo. Desde los docentes en Estados Unidos hasta los trabajadores portuarios en Italia, el movimiento por Palestina crece. Para contextualizar este movimiento, una exploración de la crisis general y la morbilidad del capitalismo-imperialismo contemporáneo prefaciará el debate sobre el papel del trabajo en la unidad de campos que caracteriza al movimiento global por la liberación de Palestina.
En todo el mundo, el capitalismo imperialista está en crisis. El crecimiento de la economía real en Occidente (producción industrial, producción agrícola, etc.) está siendo superado por la elevación del capital ficticio o financiarizado (beneficios bancarios, carteras de inversión, etc.).
Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y Japón registraron un crecimiento económico inferior al dos por ciento, según el Fondo Monetaario Internacional (FMI), mientras que el de Japón se situó por debajo del uno por ciento. En Estados Unidos, la gente común tiene dificultades para comprar una vivienda, y el precio de los bienes de consumo se dispara con el régimen arancelario de Trump.
Según el Foro Económico Mundial: «Europa continúa siendo la región más débil por tercer año consecutivo, con casi tres cuartas partes (74 por ciento) y espera un crecimiento débil o muy débil». El coste de la energía para el ciudadano europeo medio aumentó exponencialmente dada la postura indolente de la Unión Europea (UE) ante la guerra indirecta liderada por Estados Unidos contra Rusia y Ucrania.
Esta caída libre económica se acompaña de un aumento de la concentración de la riqueza en los países mencionados, así como de un incremento de sus presupuestos militares. El presupuesto del Pentágono estadounidense ha superado el billón de dólares, con miles de millones de dólares destinados a «Israel» y Ucrania: dos bastiones entre las menguantes bases avanzadas del imperialismo y la supremacía blanca. Es en esta coyuntura que el movimiento obrero se ha insertado en la cuestión de la liberación palestina.
En la asamblea de representantes de la Asociación Nacional de Educación (NEA) de 2025, las bases de la NEA —el mayor sindicato de docentes de Estados Unidos— votaron a favor de romper vínculos con la Liga Antidifamación (ADL). La ADL ha sido durante mucho tiempo un referente sionista en los círculos políticos estadounidenses y ha participado en campañas contra el profesorado por enseñar historia palestina.
Esta fue una victoria monumental para los sindicatos y para el sistema educativo estadounidense, dada la influencia propagandística de la ADL en las escuelas, que promueve narrativas sionistas, y la definición de antisemitismo de la IHRA, que califica de antisemita la crítica a «Israel».
Sin embargo, el 18 de julio, la junta directiva de la NEA revocó la decisión de las bases, en una demostración de fuerza antidemocrática. Esto sienta un precedente peligroso y nos remonta a 1973, cuando la dirección del UAW gastó 300 mil dólares (más de 2.000.000 de dólares en 2025) de cuotas en bonos de guerra israelíes sin el conocimiento previo de la base. Esto condujo a la primera acción sindical contra el sionismo por parte de la sección local 600 del UAW en Detroit, encabezada por trabajadores automotrices negros y árabes. Esta tradición de acciones improvisadas continúa hoy en Italia.
Al partir la Flotilla Sumud para romper el asedio a Gaza, los estibadores italianos declararon que si sus compañeros eran atacados, o “si perdemos el contacto con nuestros barcos… incluso durante sólo 20 minutos, paralizaremos toda Europa”.
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El 22 de septiembre, los trabajadores italianos cumplieron su promesa y participaron en movilizaciones por todo el país y en diferentes sectores de la economía. Esto se hizo en protesta por el suministro de armas del gobierno de Meloni a la colonia sionista, lo que convierte a Italia en el tercer mayor proveedor de armas a la entidad sionista y el sexto mayor traficante de armas del mundo.
Los puertos de Livorno y Génova fueron bloqueados, las clases suspendidas en Bolonia y el metro de Roma enfrenta retrasos y paros masivos. Si bien el propósito de la huelga general de 24 horas es presionar al gobierno italiano para que rompa vínculos con los sionistas, los sindicatos relacionaron esta batalla a la lucha por la seguridad laboral, los salarios y el costo de vida en Italia.
Esta acción laboral forma parte integral de la unidad de campos, el principio organizativo de la resistencia palestina, que establece que, si bien cada frente tiene su propia estrategia y tácticas, su objetivo común es el mismo: el fin del colonialismo sionista y la liberación de Palestina. A esto hay que añadir la capacidad de romper la influencia del sionismo en Europa y poner fin al vasallaje europeo respecto del imperialismo estadounidense.
La lucha de clases siempre ha adoptado diversas formas a lo largo de la historia, pero la lección más importante que ha perdurado es el internacionalismo. Si bien quienes formamos parte de sindicatos de la construcción estadounidenses u otros podemos participar en luchas cotidianas en las bases de operaciones por salarios, condiciones laborales y otras preocupaciones más locales, debemos reconocer que el internacionalismo siempre forma parte de ellas.
Con un presupuesto militar reducido, una derrota para el imperialismo estadounidense, nuestra capacidad de organizarnos para lograr mejores condiciones en el país aumenta. Cuando las arcas militares están vacías, la respuesta de los capitalistas y políticos de que "no hay dinero" para mejorar la infraestructura, los hospitales, las escuelas y las pensiones quedará expuesta para mucha más gente.
En 1917, cuando los trabajadores rusos formaron los sóviets en las fábricas y en el ejército, fue su clamor por la paz, la tierra y el pan lo que materializó el poder de los trabajadores y puso fin a la Primera Guerra Mundial. El pueblo español ha presionado a su gobierno en este frente, obligándolo a una posición en la que el presidente exige la exclusión de «Israel» de todos los foros económicos, políticos, sociales, deportivos y culturales internacionales. Tras 700 días de masacre en Gaza, ya es hora de que nos posicionemos, porque sabemos que un agravio a uno es un agravio a todos.