Experto acentúa que Occidente está en un punto de inflexión en la guerra de Ucrania
Henry Kissinger predijo hace unas tres semanas que la guerra de Ucrania estaba peligrosamente cerca de convertirse en una guerra contra Rusia. Fue un comentario premonitorio.
Henry Kissinger predijo hace unas tres semanas que la guerra de Ucrania estaba peligrosamente cerca de convertirse en una guerra contra Rusia. Fue un comentario premonitorio.
El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró en una entrevista de fin de semana al periódico alemán Bild am Sonntag que, en opinión de la alianza, la guerra de Ucrania podría durar años, valoró el ex diplomático y experto de la India, M. K. Bhadrakumar en un informe en Indian Punchline
Citando al jefe otanista, el analista abordó los planes de la OTAN para eliminar del escenario a Rusia y que el coste no debería importar. Los jefes de la OTAN suelen seguir el ejemplo de Washington, y Stoltenberg hablaba apenas quince días antes de la cumbre de la alianza en Madrid.
Curiosamente, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, en un artículo de opinión para el Sunday Times de Londres tras una visita sorpresa a Kiev el viernes, prácticamente complementó las palabras de Stoltenberg, subrayando la necesidad de evitar la "fatiga de Ucrania".
Johnson señaló que, con las fuerzas rusas ganando terreno "palmo a palmo", era vital que los amigos de Ucrania demostraran su apoyo a largo plazo, lo que significaba garantizar que "Ucrania reciba armas, equipos, municiones y entrenamiento más rápidamente que el invasor".
Sobre estos aprestos, otro analista, el coronel (R) Douglas Mcgregor, exasesor del Secretario de Defensa en la administración Trump, adelantó, sin embargo, un colapso de Occidente en el conflicto y apuntó que los medios de comunicación corporativos preparan ahora al público estadounidense, británico y de otros países occidentales para el colapso militar de Ucrania, algo que debió producirse hace meses.
En un informe publicado en The American Conservative, el exmilitar señaló que después de meses de mentir prolíficamente al público estadounidense sobre los orígenes y la conducción de la guerra en Ucrania, los medios van ahora en otra dirección.
No obstante, el exdiplomático indio destacó cuatros pasos esbozados por Johnson, según él "vitales para reclutar tiempo para la causa de Ucrania".
En primer lugar, dijo, "debemos asegurarnos de que Ucrania reciba armas, equipos, municiones y entrenamiento más rápidamente que el invasor, y crear su capacidad para utilizar nuestra ayuda". Segundo, "debemos ayudar a preservar la viabilidad del Estado ucraniano". Tercero, "necesitamos un esfuerzo a largo plazo para desarrollar las rutas terrestres alternativas" de Ucrania para que su economía "siga funcionando". En cuarto lugar, y de manera crucial, debe levantarse el bloqueo ruso de Odessa y otros puertos ucranianos y "seguiremos suministrando las armas necesarias para protegerlos". Johnson admitió que todo esto requiere "un esfuerzo decidido... que dure meses y años".
Por su parte, el coronel estadounidense, en su informe en The American Conservative, subrayó que la guerra de Kiev con Moscú está perdida y ninguna cantidad de ayuda o asistencia militar de Estados Unidos y sus aliados, salvo una intervención militar directa de sus fuerzas terrestres pueden cambiar esta dura realidad.
Macgregor sostuvo que se puede evitar la prolongación de la guerra si Berlín, París, Roma, Budapest, Bucarest, Sofía, Vilnius, Riga, Tallin y, sí, incluso Varsovia, no siguen ciegamente el ejemplo de Washington.
Los europeos, al igual que la mayoría de los estadounidenses, remarcó, ya se están asomando al abismo de una recesión económica generalizada que las políticas de Biden están creando en casa
Mientras, Bhadrakumar puntualizó que tampoco existe una visión coherente sobre el objetivo final de la OTAN. Ucrania es un agujero negro indigno de un Plan Marshall. No es de extrañar que Alemania se muestre muy circunspecta a la hora de malgastar sus recursos en Ucrania.
Por último, agregó, la profundización de la crisis económica en Occidente -alta inflación y coste de la vida y creciente probabilidad de recesión- está a las puertas como el aullido de los lobos en un país de las maravillas del invierno. La opinión pública europea ya no se pone sentimental a la vista de los refugiados ucranianos. La coartada de que Putin es el responsable de todo esto no se sostiene.
Fundamentalmente, las economías occidentales se enfrentan a una crisis sistémica. La complacencia de que la economía estadounidense, basada en la moneda de reserva, es impermeable al aumento de la deuda; que el sistema de petrodólares obliga a todo el mundo a comprar dólares para financiar sus necesidades; que la avalancha de bienes de consumo baratos de China y la energía barata de Rusia y los Estados del Golfo mantendrán a raya la inflación; que las subidas de los tipos de interés curarán la inflación estructural; y, sobre todo, que se pueden gestionar las consecuencias de dar un martillazo de guerra comercial a un complejo sistema de redes en la economía mundial - estas nociones quedan al descubierto, expuso el analista indio.
¿Cómo detener la debacle política que se está desarrollando a fuego lento tanto en Europa como en Estados Unidos? La forma lógica es obligar a Zelensky a ir a la mesa de negociaciones y discutir un acuerdo. La narrativa de continuar el desgaste contra las fuerzas rusas durante los próximos meses, para infligir daño a Rusia, no ayuda a los políticos europeos. Mariúpol, Kherson y Zaporizhzhia han caído. Donbás podría también, pronto. ¿Cuál es la próxima línea roja? ¿Odessa?
Paradójicamente, indicó Bhadrakumar, la larga guerra en Ucrania solo podría funcionar en beneficio de Rusia. El discurso del presidente Putin en el SPIEF de San Petersburgo el viernes muestra lo minuciosamente que Moscú estudió el sistema financiero y económico occidental e identificó sus contradicciones estructurales. Putin es experto en utilizar el peso y la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio, en lugar de oponerse directamente al golpe. La sobreextensión de Occidente puede acabar siendo su perdición.
Ahí, dijo, es donde se encuentra el verdadero punto de inflexión hoy en día: si las contradicciones estructurales de las economías occidentales han madurado hasta convertirse en desorden. Putin considera que el futuro de Occidente es sombrío, golpeado simultáneamente por el retroceso de su propia imposición de sanciones y el consiguiente aumento de los precios de las materias primas, pero carente de agilidad para desviar los golpes debido a las rigideces institucionales.