Che y Fidel: Comandantes por siempre
Esta es la historia de la lealtad que derrotó a un ejército, y de cómo un argentino se convirtió en símbolo eterno de Cuba.
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Che y Fidel: Comandantes por siempre
Los dos supieron siempre que en aquellos tiempos América Latina necesitaba cambiar. Y armados con “eso” que les sobra a los que luchan por lo justo, Ernesto Che Guevara y Fidel Castro aparecen muy jóvenes en una foto, compartiendo la aventura histórica de prepararse para la batalla en las alturas del oriente de Cuba.
Por su lucha navegaron desde México hasta los pantanos de la costa sudoriental la isla y avanzaron con el agua a la cintura, las armas sobre la cabeza y la certeza de un triunfo que costaría mucha sangre, pero llegaría.
Después, los dos dispararon sin miedos y subieron las lomas de la Sierra Maestra una y otra vez, cuando escaseaban los alimentos, los uniformes, los zapatos, pero la esperanza que daban las barbas y el brazalete rojo y negro lo sustituía todo.
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Con fusiles al hombro y subiendo trillos empinados, Fidel se consolidó como jefe del Ejército Rebelde, y el Che, por sus méritos, se convirtió en comandante.
“Era tal la confianza de Fidel en el Che como jefe guerrillero, que en el momento más crítico de la lucha en la Sierra —durante la ofensiva enemiga de 1958— le encargó dos misiones clave: organizar la escuela de reclutas y dirigir la defensa del sector occidental”, relató Jesús Montané Oropesa.
El Che cumplió ambas tareas. Derrotada la ofensiva, Fidel le ordenó liderar la invasión al centro de Cuba con la Columna 8, mientras Camilo Cienfuegos conducía con audacia, la Columna 2 Antonio Maceo.
Tras el triunfo revolucionario, el médico guerrillero dirigió el Departamento de Industrialización, presidió el Banco Nacional, fue Ministro de Industrias y representó a Cuba en eventos internacionales.
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Al partir al Congo, Fidel encargó su seguridad a dos hombres: “¡Ustedes me responden por su vida! ¡No se separen de él!”. Pero el Che ya estaba decidido a luchar en otras tierras.
El 8 de octubre de 1967, fue herido en la Quebrada del Yuro. Lo llevaron a la escuelita de La Higuera, donde fue fusilado al día siguiente por orden del alto mando boliviano.
Cuando Fidel anunció su muerte, la carga en su voz era más pesada que la tristeza.
Vivir en el presente
En el 97 aniversario del natalicio del luchador argentino, sus hijas Celia y Aleida Guevara, junto a su esposa Aleida March, depositaron flores en el actual Ministerio del Interior -antiguo Ministerio de Industrias que él dirigió tras el triunfo revolucionario-.
Integridad, empeño, disciplina con la tarea, con el trabajo encomendado y con su condición de revolucionario caracterizó su gestión durante los cinco años que permaneció al frente de esta cartera.
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Che y Fidel: Comandantes por siempre
Con su ejemplo personal cotidiano, él puso una vara muy alta de ética y coherencia personal para un dirigente, sin contradicciones entre lo que se siente, se dice y se hace. Siempre más duro y exigente consigo mismo como jefe, que con sus subordinados.
Hoy, la mejor manera de honrar su legado es seguir sus pasos firmes en la construcción de ese "hombre guevarista" que siempre guía tras los giros vertiginosos de la historia.