La victoria de Cuba
El pueblo cubano acaba de dar una nueva demostración de conciencia política y de voluntad de participación democrática.
Las elecciones nacionales convocadas para el pasado 26 de marzo, en las peores circunstancias para Cuba en este siglo que transcurre, contaron con la participación del 75,92 por ciento de los ciudadanos con derecho al voto. Tres de cada cuatro electores ejercieron su capacidad ante las urnas.
Medios y agencias extranjeras han acentuado en sus titulares el 24 por ciento de los que no participaron, dando interesado y manipulador destaque a la minoría frente a la mayoritaria voluntad popular.
Si bien la cifra de no votantes es mayor que en anteriores comicios nacionales, las excepcionales circunstancias de estas votaciones le dan un valor extraordinario a esa alta participación lograda.
A los severos daños económicos y sociales provocados en el mundo por la pandemia de la covid-19 y la inflación acentuada y otros impactos que está dejando la guerra en Ucrania, Cuba ha tenido que sumar las 243 medidas punitivas adoptadas por la administración Trump y continuadas por el ejecutivo de Biden contra la economía y el comercio de la nación caribeña, además de la escandalosa declaración como Nación patrocinadora del terrorismo, que el truhán de Trump decretó en los últimos días de su mandato y que ha convertido en cacería feroz la persecución de todas las transacciones financieras cubanas, golpeando aún más las exportaciones e importaciones del país, así como a la inversión extranjera.
Como consecuencia, han sido muy duros estos últimos tres años para los cubanos: sin apenas entrada de divisas frescas por la caída estrepitosa del turismo internacional, con escasez de alimentos producidos localmente o importados, con altos precios de los productos y servicios básicos, con largas colas para adquirir los alimentos, el aseo, los combustibles y otras necesidades, con largos apagones por la falta de mantenimientos a las plantas generadoras de electricidad debido a la violenta contracción financiera.
Pocos Gobiernos pueden enfrentar tan adversas condiciones, y aún así mantener un alto respaldo popular como el visto en estas elecciones. Para botón de muestra lo que está ocurriendo en las calles de Francia por estos días.
A la precaria situación socioeconómica, cuya causa fundamental es el bloqueo estadounidense, se añaden las intensas y bien financiadas campañas mediáticas y en redes sociales, por parte de medios e influencers pagados por Washington, para intentar desacreditar la transparencia y validez del proceso electoral cubano. Incluso importantes funcionarios y voceros del Departamento de Estado y la propia Embajada de Estados Unidos en La Habana participaron de tal ofensiva comunicacional contra el sistema democrático cubano.
Hicieron circular además diversas noticias falsas para cohibir y amedrentar a los votantes, con post supuestamente emitidos por entidades gubernamentales estadounidenses que amenazaban con prohibirle el parole humanitario a los cubanos que desean emigrar, si participaban en los comicios. Y eso caló en algunos sectores que quieren y buscan emigrar para lograr la reunificación familiar.
Todo lo ensayaron contra Cuba. Pero una vez más quedaron trasquilados. No sólo fue suficientemente alta la participación, sino también la calidad del voto, con un 90 por ciento de los votos válidos y más de un 70 por ciento de la votación respaldando a todos los candidatos en la boleta.
Así, los 470 propuestos a diputados, que representan a todos los sectores de la sociedad cubana y a los poderes locales, fueron electos como miembros del Parlamento, al obtener más del 50% de los votos válidos.
La sólida participación electoral que algunos han intentado menoscabar, es superior en números a las de las elecciones nacionales más recientes en países que esos medios alaban como democráticos como Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia, España, Japón, Reino Unido, Austria y muchos otros.
El próximo 19 de abril, día histórico para Cuba en que se conmemora la Victoria de Playa Girón, quedará oficialmente constituida la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Se elegirán ese día no sólo las máximas autoridades parlamentarias, sino también el Presidente y Vicepresidente de la República, quienes saldrán de entre los diputados votados por el pueblo.
Comienza una nueva etapa de trabajo para la consolidación del sistema político y la estructura democrática del país, con el desafío principal para los legisladores de avanzar leyes, transformaciones y decisiones que impulsen la golpeada economía nacional, fortalezcan el Estado Socialista de Derecho y preserven la justicia social que proclama como pilar fundamental la Constitución de la República.