Además de la lectura política de la epopeya  de Gaza y su gran Diluvio, como el efecto mariposa, y las repercusiones sin precedentes que tuvieron lugar en todos los niveles, en el plano palestino, árabe, regional e internacional, y lo más importante radica en el nivel del propio gobierno sionista y sus pérdidas estratégicas en términos de su función y estructura social, que ha entrado en una fase de desintegración y migración adversa, además de todo eso, ¿qué hay sobre las repercusiones de este Diluvio en términos de cifras?

Se entiende, primero, que estamos ante indicadores preliminares de un acontecimiento que requiere investigaciones, comparaciones, enfoques y conferencias especializadas, y segundo, que la dimensión económica, a pesar de su importancia, no es el factor decisivo respecto de la entidad sionista en comparación con el factor demográfico, al que nos referiremos en el contexto de este enfoque:

En virtud de dos estudios sobre pérdidas enemigas realizados por investigadores jordanos, Haider Al-Majali y Fahmi Al-Kutut, vemos las siguientes cifras antes del Diluvio:

El producto interno bruto de la entidad sionista alcanzó los 525 mil millones de dólares para el año 2022.

El presupuesto de la entidad alcanzó los 140 mil millones de dólares para el año 2023.

El gasto militar alcanzó los 23.000 millones de dólares para el año 2022.

El sector industrial representa el 18 por ciento del producto interno bruto y el 48 por cienton  de las exportaciones totales.

Repercusiones de las cifras tras la “Diluvio de Al-Aqsa”

El coste de la guerra osciló entre 40 mil y 58 mil millones de dólares, incluyendo el gasto en 28 mil mercenarios, con 13 mil euros mensuales para cada mercenario. Añadimos que los mercenarios, como pasó con los imperialistas cuando invadieron Irak, sus muertos fueron enterrados en cementerios privados, y no entran en el registro de confesiones declaradas de los muertos en la invasión, sabiendo que la entidad mantiene decenas de empresas de seguridad privadas que reclutan a estos mercenarios de todas partes, incluidos árabes, como observamos durante la Guerra entre Estados Unidos y del Golfo contra Yemen, y con el pretexto de proteger instituciones económicas y administrativas privadas en muchos países, incluido el Líbano.

- Pérdidas mensuales entre tres y cinco mil millones de dólares.

- La inversión disminuyó en todos los sectores un 63 por ciento, incluido un 50 por ciento en el sector industrial y aproximadamente un 30 por ciento en el sector agrícola en las zonas de asentamiento, bajo la influencia de las batallas con Hizbulalh en el norte y bajo la influencia del “Diluvio de Al -Aqsa” en el sur, y los dos paquetes cubren en promedio el 75 por ciento de las necesidades de verduras y frutas del mercado enemigo.

Cabe mencionar que este déficit se cubrió a través del conocido puente terrestre que se acordó originalmente antes de la batalla del Diluvio de Al-Aqsa, y era parte de una infraestructura conjunta a nivel regional, e incluía proyectos ferroviarios que unían el Golfo con Haifa, y tales como el acuerdo de gas firmado en 2016 por valor de 10 mil millones de dólares, así como el acuerdo que fue pospuesto tras la batalla y que incluía el intercambio de electricidad por agua, para que una empresa del Golfo interesada en energía solar generara electricidad en Jordania en beneficio de la entidad, a cambio de establecer una planta desalinizadora en la costa ocupada del mar Mediterráneo, un acuerdo que las actividades populares jordanas consideraron otra extensión de la hipoteca del archivo del agua al enemigo, después de un acuerdo para almacenar la parte de Jordania de las aguas del norte de Yarmouk y el río Jordán en presas bajo control enemigo en Tiberíades.

- Las pérdidas resultantes de la movilización de la reserva criminal del enemigo y su impacto en la fuerza laboral, que según los estudios mencionados oscilan entre 760 mil trabajadores fuera de la producción y un millón de trabajadores, y sin olvidar el despido de decenas de miles de otros trabajadores.

- Disminución de los ingresos de sectores importantes de la economía sionista, como el turismo, que solía proporcionar alrededor de siete mil millones de dólares al año.

- Según una traducción del investigador jordano Alaa Abu Zeina de “The Raven” de Patrick Mazza (24/01/2024), un aspecto esencial que explica la invasión o agresión sionista contra Gaza es la búsqueda israelí por controlar el campo de gas conocido como el campo Marine, cuyo volumen se estima que contiene más de un billón de pies cúbicos de gas y está ubicado entre 17 y 21 millas mar adentro, y está programado para ser explotado por British Gas (BGG).

El informe también revela el descubrimiento de otros yacimientos de gas en Cisjordania, incluido el campo de Majeed, lo que explica otras dimensiones adicionales del proyecto de transferencia y la implicación de los imperialistas anglosajones en la agresión sionista y sus crímenes, ya sea en Gaza o en Cisjordania.

Entre otras cifras sobre la agresión sionista contra Gaza se encuentra lo informado por el periódico jordano “Al-Ghad” el 30/01/2024, basado en un artículo de “Chris Hedges”, ganador del Premio Internacional Pulitzer de Periodismo, que aborda el papel de Washington, Reino Unido y Alemania en el suministro de municiones y equipo militar al enemigo, así como las atrocidades que estos países han causado contra los civiles en Yemen.

Hedges cita al periódico israelí Yedioth Ahronoth diciendo que después del 7 de octubre, Estados Unidos envió a “Israel” 230 aviones de carga y 20 barcos cargados con proyectiles de artillería, vehículos blindados y otros vehículos blindados modernos, Además de lo que llegó a “Israel” desde la base británicaen Chipre, y de Alemania en particular, poyectiles de precisión de calibre 120 milímetros. El autor menciona también que el “ejército” sionista lanzó sobre Gaza cerca de 30 mil bombas con un área de matanza de 300 metros de diámetro, que recuerdan ataques bárbaros similares cometidos por Washington en Vietnam e Irak, según Hedges.

El impacto de estas operaciones criminales ha llegado a tal punto que el sismólogo holandés Frank Huger Bates advirtió de las peligrosas repercusiones que podrían activar allí una zona sísmica.

Lo sorprendente de las campañas sionistas de exterminio contra civiles en la Franja de Gaza es que los miles de niños mártires, cuyo número oscila entre seis y nuve mil emártires, fueron tanto mártires como parte de los bárbaros bombardeos masivos de escuelas y hogares, así como también fueron víctimas de ataques programados desde la colonización sionista de Palestina. Las investigaciones también mostraron las masacres sionistas en curso en Deir Yassin, Qibya, Tantura y otras.

Además de las muertes que se produjeron durante el arresto y la detención de más de diez mil niños palestinos desde 1967, los francotiradores sionistas durante la primera y segunda intifadas de piedra cazaron deliberadamente a niños en particular, lo que recuerda el comportamiento criminal de los primeros colonos blancos durante las campañas coloniales capitalistas anglosajonas del continente americano y Australia, de hecho, estos colonos organizaban viajes en tren para atrapar a los niños nativos americanos, quienes espontáneamente saludaban con sus manos a los trenes.

Otras figuras relacionadas con los escenarios criminales sionistas de traslado forzoso y blando incluyen la congelación del trabajo de la Agencia de Ayuda de la ONU sometida a su cancelación bajo los auspicios de Washington y las capitales europeas adscritas a ella, recordando que la agencia fue creada en 1949 mediante la Resolución No. 302 e incluía 30 mil empleados, aproximadamente la mitad de los cuales estaban en la Franja de Gaza, y sus servicios incluían a más de seis millones de refugiados palestinos.

Cabe señalar aquí que los refugiados palestinos son los únicos en el mundo que no estuvieron cubiertos por los servicios del Alto Comisionado, que se preocupaba más por el derecho de retorno que por la agencia. También es de destacar que la estrategia sionista contra los palestinos está vinculada a la política racista expansionista y a apoderarse de las tierras palestinas y expulsarlos de ellas.

Antes de los recientes llamados sionistas a ocupar la Franja de Gaza y vaciarla de su población, Cisjordania era un semillero de manadas de colonos, que ahora son distribuidos entre 176 asentamientos y otros 186 asentamientos avanzados, que constituyen el 42 por ciento de la superficie de Cisjordania e incluyen alrededor de 720 mil colonos, sin olvidar  el control sionista sobre la mayor parte de las tierras B y C, establecidas por los acuerdos  Oslo.