La crisis de Biden: las universidades se levantan... y Netanyahu continúa con su imprudencia
La difícil situación de Estados Unidos en Medio Oriente es inseparable de su situación general al enfrentar los crecientes desafíos en el mundo, ya sea una Rusia en ascenso militar, una China en lo económico o un Irán emergente como polo regional con un potencial papel internacional.
La administración de Joe Biden vive un verdadero shock debido a la expansión de las protestas contra Benjamín Netanyahu y su gobierno extremista. Los manifestantes exigen el fin del apoyo de Estados Unidos a la ocupación en su masacre contra la Franja de Gaza.
Pero la conmoción no está limitada a la creciente conciencia de la naturaleza israelí dentro de Estados Unidos, sino es extendida a la incapacidad del lobby sionista y de las agencias de seguridad y de inteligencia para limitar el alcance de las protestas, cuestionarlas o impugnarlos mediante contramanifestaciones.
La situación también adquirió otras dimensiones durante los últimos días con la campaña de arrestos contra cientos de estudiantes de universidades estadounidenses y a algunos profesores de Texas, Yale, Columbia y el sur de California, bajo cargos vagos como “perturbadores”, “interrumpir estudios”, “bloquear carreteras” y “ocupar edificios”.
Un grupo de movimientos liberales, que no eran socios en las protestas contra “Israel”, pasaron a formar parte de la escena después de anunciar su rechazo al arresto de estudiantes y calificar las acusaciones de “maliciosas”, “fabricadas” y "tiránicas". Esta fue una razón directa de la atmósfera tensa dentro de la administración estadounidense y de que Biden y su equipo sintieran peligro.
La crisis que enfrenta Washington hoy es que no puede abandonar el apoyo que brinda a “Tel Aviv” debido al papel desempeñado al servir a los intereses coloniales occidentales en general, y a los estadounidenses en particular.
Sin embargo, por otro lado, “Israel” se convirtió en una carga sobre los hombros de los políticos estadounidenses debido a la imprudencia de los líderes de la ocupación durante mucho tiempo.
Con la próxima temporada electoral estadounidense, lo último que Biden podría querer es ser llamado “tirano”, descripción que tiene muchos partidarios dentro de la sociedad estadounidense tras el arresto de estudiantes, es especial en la Universidad de Columbia.
Las habilidades de los manifestantes exacerbaron la crisis de Biden
Lo que más llamó la atención de los observadores de las protestas antisionistas, desde su inicio y su gradual escalada, fueron las habilidades políticas demostradas por los estudiantes manifestantes, quienes provocaron un apretón del lazo alrededor de Joe Biden. Se puede realizar un seguimiento en los siguientes puntos:
Primero: Los estudiantes no permitieron acusaciones de racismo y levantaron pancartas desde el primer día para confirmar que oponerse al gobierno de Netanyahu y pedir el fin de la agresión contra Gaza no significa que estén adoptando una actitud hostil contra la religión judía y sus seguidores/herederos, y que sólo están ejerciendo su derecho a la expresión.
Segundo: La lógica de sus demandas, como pedir a sus universidades retirar completamente sus recursos financieros de las empresas e instituciones israelíes o de aquellas beneficiadas de lidiar con la ocupación israelí, puede lograrse y representa una bofetada moral y económica a “Israel”.
Tercero: Las manifestantes lograron vincular su actividad contra el sionismo con la cuestión de las libertades y el derecho a manifestarse y expresar opiniones, y así pusieron a los servicios de seguridad en una posición incómoda, especialmente con su compromiso con los marcos legales. En consecuencia, la cuestión del arresto de decenas de ellos provocó una reacción violenta dentro de la sociedad estadounidense.
Cuarto: Conciencia de las leyes y reglamentos en Estados Unidos, ya que el Congreso no tiene derecho a “expedir ninguna ley sobre el establecimiento de una religión, prohibir la libertad de practicarla o restringir la libertad de expresión o de prensa”. Asimismo, “el pueblo tiene derecho a reunirse de manera pacífica y exigir justicia al gobierno”.
Por lo tanto, el arresto de estudiantes por parte de la policía estadounidense debido a las protestas fue incorrecto tanto desde el punto de vista constitucional como legal porque la dispersión fue mediante el uso de la fuerza.
Quinto: La cuestión del arresto abrió las puertas de par en par para discutir qué entiende por “antisemitismo”, en medio de llamados académicos a no confundir el apoyo al derecho de los palestinos a la vida y la crítica a “Israel” con el antisemitismo, porque entre los estudiantes fueron arrestados varios judíos.
Sexto: Los grupos que encabezaron las protestas en las universidades rechazaron cualquier asociación con individuos que usaran discursos racistas o de odio, como sucedió en la declaración del grupo “Estudiantes de Columbia por la Justicia en Palestina”.
Lo importante aquí es que la situación de Biden, debido a las consecuencias del arresto de los estudiantes, rige en la mente de sus jefes de campaña electoral. Pero quizás lo que mitiga el impacto del tema es que Donald Trump, el oponente electoral de Biden, rechazó las protestas y ve la cancelación de clases por parte de la Universidad de Columbia como una "victoria para la otra parte".
La imprudencia del gobierno de ocupación y la guerra prolongada
A los estadounidenses les preocupa hoy la imprudencia prevaleciente en la mentalidad israelí. Ni Biden ni sus predecesores tienen observaciones sobre las prácticas inhumanas cometidas por el ejército de ocupación, pero el problema está representado en el mecanismo de sacar estos “crímenes” a la luz pública, y cómo mantenerlos ocultos a la vista del mundo o por lo menos aceptables para él.
La extrema derecha dentro de "Israel", encabezada por los ministros Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, no quiere detener la agresión a la Franja de Gaza ni alcanzar ninguna fórmula de acuerdo que ahorre sangre, y Netanyahu ahora ve que todo su destino político depende de esa guerra.
En consecuencia, los israelíes, con sus mecanismos militares “ultraavanzados”, comenzaron a actuar como un toro furioso, pisoteando sin piedad, pero todos se dieron cuenta de la cercanía del momento de su sacrificio.
La verdad es que la administración estadounidense no quiere que Netanyahu pierda su guerra, y los tres puntos de desacuerdo entre Estados Unidos e “Israel”, los cuales giran en torno a “la ayuda, el número de muertos y una posible invasión militar de Rafah”, todos revelan la lástima estadounidense por “Tel Aviv”, y no lo contrario.
En primer lugar, Washington se da cuenta que la imagen de "Israel" empeoró ante los ojos del mundo entero, incluso dentro de Europa y América del Norte, e instó al gobierno de ocupación a llevar ayuda a la asediada Franja de Gaza, porque ello mitiga en cierta medida las críticas dirigidas a él y al mismo tiempo no afectará las batallas.
Retener la ayuda y matar de hambre al pueblo de Gaza son comportamientos de represalia imprudentes por parte de "Tel Aviv", y no benefician su batalla con las facciones de la resistencia, por mucho que empañan su imagen ante los ojos del mundo, y esto es algo que Washington no quiere que suceda.
Segundo, el hecho de que el ejército de ocupación ataque de manera excesiva a civiles indica que no cumplió su misión básica de atacar a la resistencia y recuperar a los prisioneros. “Israel” hoy es como un viejo cazador cuya vista lo traicionó, por lo que comenzó a apuntar en todas direcciones, pero no pudo matar a su presa.
Tercero, con respecto a la invasión de Rafah, los estadounidenses están convencidos de que la misión dentro de esa limitada zona geográfica será difícil para las fuerzas israelíes y prolongará la confrontación, en particular con los preparativos anunciados por la resistencia palestina, y también aumentan las crisis diplomáticas de “Israel”, junto con los altos índices de rechazo global a la agresión a Gaza.
Las estrechas opciones de Biden
Joe Biden no encuentra mucho margen para la evasión, ya que el aliado más destacado de Estados Unidos en Medio Oriente fue incapaz de defenderse. Cuando intenta hacerlo, sólo comete crímenes y empeora las cosas. La opinión pública mundial conoce los crímenes israelíes y quiere que Washington cambie su política al abordar este asunto.
La administración estadounidense tiene opciones limitadas para tratar con Medio Oriente después de su conversión en tigre de papel.
Por un lado, no puede utilizar la fuerza después de que el eje de la resistencia sitio la mayoría de sus bases en la región, y por otro, cuando utiliza la fuerza, no lo consigue. La fallida experiencia de la Alianza para la Prosperidad contra Saná es la mejor prueba de ello.
La difícil situación de Estados Unidos en Medio Oriente es inseparable de su estado general al enfrentar los crecientes desafíos en el mundo, ya sea una Rusia en ascenso militar, una China en ascenso económico o un Irán emergente como polo regional con un potencial papel internacional.
Washington intentará, en el próximo período, restablecer su papel en la región a través de sus aliados en las capitales árabes e influir dentro de “Israel” para alcanzar una fórmula de entendimiento que garantice el mantenimiento de la relación entre las dos partes.
En el mismo contexto, buscará establecer un nuevo frente global de apoyo que gire en torno a él y apoye sus opciones políticas.