Bombardeo en Yemen: ¿Comportamiento estadounidense imprudente o un plan de inteligencia integral?
No hace falta mucho sentido común para concluir que el pueblo de Yemen paga hoy el precio de su apoyo a sus hermanos en Palestina.
A mediados del mes sagrado de Ramadán, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una declaración poco afortunada, amenazó a los combatientes del movimiento Ansar Allah y al pueblo yemenita en general con el uso de fuerza letal abrumadora y con bombardeos continuos, descritos como “lluvias del infierno” para corregir los errores cometidos por el expresidente Joe Biden al tratar ese asunto con una debilidad lamentable, según sus palabras.
Lo notable de las declaraciones de Trump es que, al intentar descalificar a los portadores de la bandera de la resistencia en Saná, reconoció sus habilidades militares, las cuales les permitieron impedir el paso de cualquier buque comercial con bandera estadounidense de manera segura a través del Canal de Suez, el mar Rojo o el golfo de Adén, además de lanzar misiles contra aviones y buques de guerra por un valor de miles de millones de dólares.
Con la ayuda de las fuerzas del Reino Unido, el ejército estadounidense llevó a cabo ataques el 15 de marzo de 2025 contra varias áreas de Saná, la capital yemenita.
Las zonas del noreste y el oeste de la ciudad fueron objeto de intensos bombardeos, y resultaron en la muerte y heridas de civiles.
Según los militares estadounidenses, ellos afirmaron atacar radares, sistemas de misiles y drones para garantizar la libertad de navegación en las rutas de envío internacionales, mientras los medios israelíes revelaron el verdadero objetivo de esta campaña militar sorpresiva: proporcionar más protección al espacio aéreo de "Israel" tras el agobio causado por los misiles yemenitas y un casi y un año y medio.
Al igual que en Beirut, los resistentes de Saná no dudaron en tomar la decisión de participar en la lucha contra el ejército de ocupación en apoyo a los habitantes de Gaza, quienes fueron objeto de ataques brutales por parte de Netanyahu y los líderes de la derecha israelí, quienes buscan aplastar su resistencia y llevar a cabo una masacre colectiva como castigo por su apoyo a la operación Diluvio de Al-Aqsa, la cual hasta ahora representó una excepción en la lucha palestina por la resistencia y causó sufrimiento a la sociedad israelí ni recuperada hasta hoy.
Incluso en un momento en que muchos dudaron en declarar su apoyo a la causa palestina, los líderes del movimiento Ansar Allah de Yemen intensificaron su oposición al ocupante y sus aliados.
Desde hace días, las fuerzas armadas yementas anunciaron la reanudación de la prohibición a cruzar la zona de operaciones en los mares Rojo y Arábigo, el estrecho de Bab el Mandeb y el Golfo de Adén, cualquier barco vinculado a "Israel", tras vencer el plazo dado por el líder del movimiento Abdul-Malik al-Houthi a los mediadores para presionar al ocupante israelí para que reabriera los pasos y permitiera la entrada de ayuda a Gaza.
No es necesaria mucha perspicacia para deducir que el pueblo yemenita paga hoy el precio de su apoyo a sus hermanos en Palestina, respaldo manifestado de diferentes formas:
A - La organización de manifestaciones de manera regular cada semana desde octubre de 2023, las cuales instaron a los pueblos árabes e islámicos a prestar más atención y ayuda a la causa palestina.
Además de este objetivo, las enormes multitudes lograron atraer la atención de muchas naciones del mundo hacia las tragedias enfrentadas por los palestinos, y las convirtieron las concentraciones multitudinarias en plataformas alternativas para contrarrestar la desinformación mediática sobre la causa palestina.
Estas actividades políticas contribuyeron a elevar la moral de los palestinos en general, y de los habitantes de Gaza en particular, y enviaron mensajes de que no estaban solos en su sufrimiento, y ello fortaleció su resistencia.
B - El ataque a los barcos vinculados a "Israel", causante de pérdidas directas e indirectas a la economía israelí.
Las compañías de seguros aumentaron las primas para los barcos dirigidos a los puertos israelíes, y elevaron los costos de importación y exportación, y por consiguiente afectaron ass cadenas de suministro y las industrias israelíes, en especial en los sectores dependientes de materias primas provenientes de Asia a través del mar.
Las empresas israelíes estuvieron obligadas a trasladar sus operaciones a puertos alternativos en otros países, lo cual incrementó los costos logísticos.
Además, la inestabilidad de la seguridad llevó a una disminución de la confianza de los inversores y resultó en una caída de la inversión extranjera directa, provocó fluctuaciones severas en la bolsa israelí debido a los temores sobre el aumento de las tensiones y su impacto en la economía.
"Israel" depende de la importación de petróleo y gas a través del mar Rojo, y las operaciones navales llevadas a cabo por las fuerzas armadas yemenitas causaron retrasos en algunos envíos, incrementaron la volatilidad de los precios y los costos, y afectaron el suministro de energía en algunos sectores.
C - El lanzamiento de misiles y drones a lo largo del mar Rojo y luego el golfo de Aqaba, una distancia superior a los dos mil kilómetros, provocó pánico en la sociedad israelí y obligó a la población a manifestarse contra el gobierno de ocupación, exigir el cese de la agresión en Gaza.
Los yemenitas logrado lanzar mil 150 misiles balísticos, de crucero e hipersónicos, así como drones durante el año pasado 2024, apuntaron al corazón del régimen de ocupación, además atacaron más de 212 barcos militares y comerciales pertenecientes al gobierno israelí, así como a las embarcaciones navales operativas dentro de la llamada Coalición de Prosperidad, liderada por el Pentágono, incluido cuatro portaviones estadounidenses.
¿Cómo puede interpretarse el reciente bombardeo estadounidense en Yemen?
No es la primera vez, por supuesto, que el movimiento Ansar Allah es objeto de bombardeos estadounidenses, ya sea de manera directa o a través de los agentes que sirven a las agendas coloniales en la región, pero es la primera vez en el segundo mandato de Donald Trump.
A menudo, las decisiones de Trump en relación con la política exterior son descritas como imprudentes y temerarias, pero en realidad, a menudo sirven a planes de inteligencia integrales en buscan de una mayor hegemonía estadounidense en el mundo y debilitar a los ejes que desafían las imposiciones de la Casa Blanca.
Para los medios estadounidenses asestar un golpe a las fuerzas armadas yemenitas es la acción militar más destacada en el segundo mandato de Trump, ya que persigue disuadir a los enemigos de "Israel" en la región de Medio Oriente y enviar una señal de advertencia a Teherán, en especial porque llega días después de que la dirección iraní rechazara la invitación de Trump a negociar, considerada además un engaño para la opinión pública mundial, ya que Washington no presentó pruebas de su seriedad en lo que respecto al levantamiento de sanciones económicas.
Por lo tanto, el proceso de negociación no es más que un medio para imponer más condiciones, las cuales el pueblo iraní no aceptará.
Según los dirigentes militares, las agencias de inteligencia estadounidenses enfrentaron grandes dificultades para localizar los sistemas de armas utilizados por las fuerzas yemenitas, lo cual llevó a bombardeos aleatorios a instalaciones yemenitas y la muerte de civiles.
De acuerdo con los funcionarios, los ataques aéreos contra el arsenal yemenita, gran parte de ellos bajo tierra, podrían continuar durante varios días o incluso semanas, y su intensidad y alcance aumentarán en función de la reacción.
El anuncio del Comando Central de Estados Unidos de que sus operaciones militares en Yemen continúan, a partir de sus buques de guerra, junto con el lenguaje duro utilizado por Trump para anunciar las acciones, revela un conjunto de determinantes de la postura estadounidense, resumida en los siguientes puntos:
Primero: El gobierno de ocupación está en un aprieto debido a que los movimientos de resistencia no renunciaron a sus armas y continuaron al frente de la escena en Gaza, en un contexto de un retroceso estadounidense declarado sobre los planes de desplazamiento, y bajo la presión de diversas partes internacionales para reanudar las negociaciones entre "Tel Aviv" y Hamas, así como una amplia oposición a lanzar una campaña militar israelí en el sector.
Esto podría llevar a Benjamín Netanyahu a presionar a la administración estadounidense para que dirija ataques contundentes contra los frentes que declaran hostilidad hacia "Israel" en la región, como un intento de apaciguar a sus seguidores de la extrema derecha, quienes consideran que Bibi perdió su batalla en todos los niveles, tanto político como militar.
Segundo: La administración estadounidense es consciente de que el eje regional opuestos a sus políticas enfrenta numerosos desafíos tras el martirio de los líderes de la Resistencia en Líbano y la caída del régimen sirio a finales del año pasado.
Quiere aprovechar esta oportunidad para asestar más golpes con el objetivo de acabar con los frentes de resistencia en países como Yemen e Irak.
La Casa Blanca no oculta sus planes al respecto, aunque este intento terminará en fracaso, dado que el Eje de Resistencia en general está preparado para este tipo de escalada.
Tercero: Bajo el lema de "hacer frente al peligro que proviene de Saná", la administración estadounidense busca reforzar su presencia en el estrecho de Bab el Mandeb, arteria principal para el comercio mundial, además de intentar restringir las relaciones de Irán con los países de la región y presionar a China, ya que Washington tiene una estrategia más amplia para monitorear y asegurar las rutas comerciales de las cuales depende Beijing para las importaciones de petróleo.
Cuarto: El plan estadounidense contra Ansar Allah tiene como base una estrategia multidimensional, la cual incluye aspectos militares, económicos y políticos.
Estados Unidos continuará los ataques aéreos contra las posiciones de las fuerzas armadas yemenitas, pero podría evitar lanzar una guerra total para no verse atrapado en un pantano militar a largo plazo.
También buscará ampliar la participación en la coalición Guardia de la Prosperidad y presionar a las grandes potencias de la región para que contribuyan.
En este mismo contexto, Trump continuará su afición por utilizar el arma de las sanciones financieras contra Saná para evitar la llegada de fondos e intensificar el bloqueo marítimo.
Además, eso podría explicar el enfoque de Washington en monitorear el mar Rojo y el golfo de Adén.
Por otro lado, intentará aprovechar los programas de ayuda humanitaria de la ONU como un medio para influir en Ansar Allah y llevar al movimiento a negociar bajo condiciones estadounidenses.
¿Tendrá éxito Washington en sus planes?
El plan de la Casa Blanca está centrado en términos simples: desgastar de forma gradual al movimiento Ansar Allah, ya que no puede superarlo con un golpe decisivo.
Por otro lado, la resistencia yemenita demostró a lo largo de décadas una alta capacidad para adaptarse a las presiones, resistir los desafíos internos y externos más severos desde su fundación en los años 90.
Las experiencias evidenciaron que la victoria sobre los planes estadounidenses solo puede lograrse mediante la movilización hacia una mayor confrontación.
Teherán comprende bien esta realidad desde la victoria de su revolución a finales de la década de 1970.
Por lo tanto, un mayor aumento de la presión estadounidense en Yemen arrastrará a toda la región hacia una guerra total, en la cual las pérdidas para Washington y "Tel Aviv" serán devastadoras.
Así, los cálculos del plan estadounidense serán revisadoa más temprano que tarde.