La rebelión interna contra Netanyahu: un análisis del fenómeno y sus repercusiones en la guerra en Gaza
El creciente alcance de la rebelión en "Israel" no es un acontecimiento pasajero y tiene importantes implicaciones políticas y de seguridad.
-
El crecimiento alcance de la rebelión dentro de "Israel" contra Netanyahu cada vez más claro y sorprendente.
El aumento de la rebelión dentro de “Israel” contra Netanyahu es más evidente y notable, y aumenta cada día tras el mensaje enviado por exfuncionarios del Mossad, quienes piden el cese de la guerra en Gaza y la celebración de un intercambio de prisioneros.
La carta se suma a una serie de demandas y peticiones firmadas por diversos sectores dentro de “Israel”, como médicos, la Fuerza Aérea, la Unidad 8200, la Armada, la artillería, soldados de reserva y la inteligencia, los cuales exigen el fin de las hostilidades y acusan a Netanyahu de prolongarla para satisfacer objetivos políticos personales.
Las imoputaciones no están limitadas a las élites políticas o partidistas, abarcan un amplio espectro de la sociedad israelí.
Según la última encuesta de opinión publicada por el diario Maariv, el 60 por ciento de los israelíes considera la guerra civil un escenario inminente debido a la política de Netanyahu, quien persiste en la guerra por intereses individuales, además del estado de exclusión que ejerce para controlar los pilares del Estado.
La creciente rebelión en “Israel” en el contexto de la guerra israelí en Gaza es un fenómeno de atención, no es un hecho trivial y posee dimensiones políticas y de seguridad en el panorama israelí.
Esta campaña de rebelión revela una fractura clara en la estructura estratégica de “Israel”, tanto en términos de la descomposición de la élite de seguridad y militar, representada por el Mossad, el “ejército” y la inteligencia, un indicador relevante en la ecuación, como también refleja un profundo desacuerdo con el nivel político encarnado por Netanyahu.
Estas fracturas evidencian diferencias estratégicas fundamentales, no superficiales.
Las peticiones firmadas acusan a Netanyahu de utilizar la guerra en Gaza para fines personales, principalmente para mantenerse en el poder y evadir el juicio por casos de corrupción, buscando posponer las elecciones.
Esto indica que la crisis es realmente estratégica dentro de “Israel”, especialmente después de que muchos sectores israelíes advirtieron de las guerras anteriores libradas bajo la justificación de la seguridad nacional, mientras ahora ocurren en medio de profundas divisiones internas.
El creciente estado de rebelión contra Netanyahu tiene repercusiones negativas en términos políticos, de seguridad e incluso sociales, y anticipa transformaciones políticas inminentes en el panorama israelí, las cuales podrían llevar a uno de dos escenarios, sin una tercera opción.
Estas transformaciones colocan a “Israel” ante un gran giro político que involucra múltiples dimensiones, que eventualmente conducirán al final de una etapa existente y al nacimiento de una nueva.
Primer escenario: La rebelión podría desembocar en transformaciones profundas a medida que el fenómeno se expanda, lo que podría resultar en un enfrentamiento interno directo.
La continuación de las divisiones internas podría avivar las manifestaciones entre el movimiento de oposición, que considera la guerra en Gaza como un conflicto de desgaste largo y perdido, absurdo y sin alcnzar sus objetivos, y los miembros del gobierno favorecedores de la guerra para alcanzar sus propios intereses y asegurar su futuro político.
Segundo escenario: El aumento de la rebelión y la presión interna contra Netanyahu podría socavar la legitimidad del gobierno y provocar más divisiones y deserciones internas, o llevar a la opción de elecciones anticipadas y la formación de un gobierno alternativo.
El panorama israelí, en medio de la expansión de la rebelión contra Netanyahu, que incluye a figuras relevantes en el ámbito de la seguridad y la estrategia, indica que Netanyahu enfrenta un verdadero desgaste en el sistema político y de seguridad.
Lo que sucede en “Israel” ya no es una simple disputa política, sino una crisis profunda en la legitimidad de la guerra, su liderazgo y su continuidad, y refleja confusión y desorientación en el panorama, y aumenta las probabilidades de un cambio inminente en “Israel”.
La próxima etapa no será fácil, como algunos podrían imaginar, ya que se avecinan sorpresas que muchos no anticipaban.
El panorama en “Israel”, con sus divisiones, fracturas y el aumento de la rebelión, no está desvinculado del curso de la guerra en Gaza, ya que sus efectos interconectados en múltiples niveles y sus repercusiones son mayores, superan la imagen de la fractura interna o el desgaste de la legitimidad no oculta y afectan de manera directa la cohesión de la seguridad y la capacidad de toma de decisiones.
Todo ello impacta negativamente en el rendimiento y la eficiencia, y representa un gran retroceso en la moral de combate tras la falta de recursos, consecuencia del estado de rebelión y las decisiones del nuevo jefe del Estado Mayor israelí de despedir a un gran número de miembros de la Fuerza Aérea y la Armada, lo cual tuvo efecto adverso y trajo resultados contrarios. Lo más relevante es que pone en peligro la toma de decisiones estratégicas.
Surge una pregunta en este contexto: ¿cuáles son las repercusiones de este panorama interconectado y fracturado, y cómo será el futuro? Existen varias trayectorias posibles.
Primera: Netanyahu podría verse obligado, ante esta creciente oposición, especialmente del “ejército” y el Mossad, y en respuesta a presiones internas de otros sectores, a aliviar la situación interna y buscar un acuerdo integral con Hamas que incluya un intercambio de prisioneros y un alto el fuego.
Sin embargo, tal escenario tendría repercusiones internas sobre la imagen y posición de Netanyahu ante la extrema derecha israelí, aunque le serviría para ganar tiempo políticamente.
Segunda: La continuación y el aumento de la rebelión podrían intensificar las divisiones internas y provocar el colapso de la coalición gubernamental liderada por Netanyahu. Ello conduciría hacia elecciones en la Knesset inevitables y urgentes.
De optar por esta trayectoria, Netanyahu no lograría una mayoría ni el control, dado el deterioro de su imagen y posición política debido a la guerra y su incapacidad para resolverla a favor de “Israel” hasta ahora.
Tercera: La expansión de la rebelión y la oposición popular podría alcanzar a sectores más amplios en medio del estancamiento de la guerra en Gaza sin lograr sus objetivos, lo que podría evolucionar hacia un estado de desobediencia civil y disturbios en el Histadrut (sindicatos profesionales), y podría paralizar los cimientos de “Israel” social y económicamente.
Cuarta: La necesidad de la nueva administración estadounidense bajo el liderazgo de Trump de enfriar la guerra en Gaza, especialmente debido a su próxima visita a la región árabe, incluidos Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, podría llevar a Netanyahu a optar por la primera trayectoria, buscar alcanzar dos objetivos a la vez: un acuerdo y la normalización de relaciones con Arabia Saudita como un logro político alineado con uno de sus objetivos recurrentes, el de establecer un nuevo Medio Oriente, promotor de acuerdos de normalización existentes y fundar relaciones con otros países específicos, y asegurar así la aceptación de “Israel” como entidad en la región árabe.
“Israel” se encuentra hoy en una guerra absurda y estancada desde la perspectiva de la seguridad, incapaz de resolverla a pesar del poderoso arsenal militar que posee, controlada por corrientes de derecha unidas por intereses políticos.
Sin embargo, esta situación refleja una crisis interna profunda que afectará al sistema político.
En términos más precisos, el panorama se enfrentará a cambios y nuevos equilibrios que darán lugar a un escenario con dos posibilidades: un gobierno estable o más conflictos y fracturas que podrían conducir a una guerra civil como muchos advierten.