Dos años después del Diluvio de Al Aqsa
Las grandes preguntas aún nos ensombrecen, y el mundo aún construye sus respuestas. Todos intuyen las perspectivas tras el gran acontecimiento, explorando en su interior las posibilidades del futuro.
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Dos años después del Diluvio de Al Aqsa.
¿Fue el momento oportuno?
Una primera corriente de opiniones manifestó que antes del Diluvio de Al Aqsa, "Israel" experimentaba una agitación interna sin precedentes.
Dificultades constantes para formar coaliciones gubernamentales, manifestaciones de colonos contra las enmiendas judiciales, acuerdos estadounidenses para aliviar las cargas de la región y centrarse más en Rusia y China, la ecuación de disuasión, particularmente en Líbano, en niveles sin precedentes, los drones de Hizbulalh que impiden que "Israel" extraiga gas del yacimiento de Karish, son algunos de los problemas que enfrenta la entidad sionista.
Además, del el statu quo sirio desde 2017, que no muestra indicios de cambios repentinos, el predominio de las opciones diplomáticas sobre las perspectivas de que Estados Unidos aborde la cuestión nuclear iraní, los avances en las capacidades administrativas y la gobernanza del gobierno de Saná, sigue siendo difícil alcanzar una solución interna en toda la geografía de Yemen, y la fuerza de la resistencia en Irak se mantiene firme, incluso ante la constante presión de Washington.
Con todos estos detalles, este grupo argumenta que el momento no fue el adecuado y que la intención original era dar tiempo a que se impulsara en las direcciones mencionadas.
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Un segundo grupo dice que lo ocurrido habría pasado, con o sin la operación Diluvio de Al aqsa. Habría sido más apropiado que la resistencia palestina tomara la iniciativa (y digo la resistencia palestina, no el Eje de Resistencia, porque tenía el derecho exclusivo de hacerlo, y los frentes de apoyo se abrieron como una respuesta rápida, decisiva y moral).
Esta hipótesis se basa en una serie de argumentos lógicos, entre ellos: los Acuerdos de Abraham, en el período previo al Diluvio, ignoraron el principio de no aceptar este tipo de pacto antes de resolver la cuestión palestina, aun con la lógica de la "solución de dos Estados" promovida por estos gobiernos.
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Este salto sin precedentes en la participación de los Estados firmantes, sumado a la cobertura mediática de la creciente influencia de los acuerdos en Arabia Saudita, dio fuertes indicios del potencial para liquidar la cuestión palestina en el contexto de los acuerdos firmados.
Las reiteradas declaraciones del presidente Donald Trump sobre Gaza, considerándola la "Riviera de Medio Oriente", concuerdan con los argumentos de este grupo, que sostiene que los crímenes israelíes en la Franja de Gaza también tienen un objetivo internacional, principalmente el corredor indio para contrarrestar la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, los cuales no toleran la presencia de organizaciones de resistencia armada en su recorrido.
Desde las operaciones de aparatos buscapersonas (también conocidos como beepers o pagers) en Líbano y el martirio de líderes, hasta la repentina caída del régimen en Siria y el lanzamiento de drones desde territorio iraní durante la guerra contra Irán, demuestran que las semillas de las operaciones de inteligencia se sembraron antes del mismo estallido de la operación del Diluvio de Al-Aqsa.
Su siembra no tuvo fines "precautorios", sino ofensivos. Esto concuerda con los análisis militares sobre el desarrollo de la "doctrina de seguridad israelí" para reducir la brecha entre las misiones de inteligencia y las decisiones de declarar la guerra y abrir fuego.
Los crímenes israelíes en la Franja de Gaza no fueron proporcionales a la magnitud del Diluvio. Aunque "Israel" siempre se esfuerza por crear estas brechas, esta vez fue sin precedentes, sobre todo, si a esto le sumamos la inaudita indiferencia ante la presión de los prisioneros de la resistencia. Todo esto indica que la Intifada simplemente aceleró la implementación de un plan estratégico que se habría implementado de todos modos, y por lo tanto, incluso la situación de los prisioneros pasó a ser una prioridad menor.
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Entre dos hipótesis y dos teorías de análisis, salimos definitivamente de un statu quo que no podía continuar, y tras analizar la cuestión palestina como preludio a su liquidación. ¿Fue acertado el momento del Diluvio? El debate continuará.
¿Funcionaron eficazmente los mecanismos de confrontación asimétrica?
La resistencia palestina sabía que la confrontación no se limitaría a un solo día, ni a un acuerdo de intercambio de prisioneros bajo presión, y que entonces todo terminaría. Se esperaba que "Israel proyectara su imagen de "Estado loco" o "perro rabioso", en la expresión de Moshe Dayan, y lanzara esta enorme cantidad de explosivos sobre la Franja de Gaza. ¡A nadie le sorprendió!
Por lo tanto, la resistencia en Gaza no apostó por una carrera para acumular indicadores cuantitativos de fuerza, sino que se centró en elementos de firmeza, desgaste y guerra asimétrica.
En la guerra asimétrica, se basó principalmente en elementos específicos:
- el uso de una red de túneles,
- combate a distancia cero,
- trampas explosivas,
- artefactos explosivos,
- minas, proyectiles de mortero,
- proyectiles Al-Yassin 105
- y un número limitado de cohetes.
Han pasado dos años desde el estallido de la Operación Diluvio de aal Aqsa y ya no vemos los vídeos de Al-Yassin 105 con la misma frecuencia. Sin embargo, continuaron sobre el terreno durante mucho tiempo bajo las mortíferas condiciones del asedio.
El recurso de las emboscadas y al combate a distancia cero se ha vuelto más frecuente en el último período que contar los proyectiles Al-Yassin 105. Nadie sabe con exactitud cuánto queda de la red de túneles; quizás solo lo sepan elementos específicos de las Brigadas Al Qassam.
No obstante, la mayoría de los informes especializados indican que las fuerzas de ocupación israelíes no han podido neutralizar más del 25 por ciento de la red de túneles en la Franja de Gaza, y un informe de inteligencia estadounidense afirma que la tarea llevará años.
Si la pregunta es sobre la eficacia de la confrontación asimétrica en principio, la respuesta es sin duda eficaz, especialmente cuando causa cierto desgaste en la comunidad de colonos.
Sin embargo, lo que le ocurrió a la resistencia fue que el estado de sitio, impuesto por algunos países árabes y sin la ayuda de otros para romperlo, además de la continua coordinación de inteligencia con Washington y "Tel Aviv", privó a la resistencia palestina de muchas de las ventajas de la guerra asimétrica, que había demostrado su eficacia en otras coyunturas históricas.
Por ejemlo, en el caso de la resistencia vietnamita, que se enfrentó a la ocupación estadounidense y utilizó la lógica de la asimetría, no fue asediada ni sus líneas de suministro fueron cortadas, como en el caso de la resistencia palestina en Gaza. Por lo tanto, estaba dispuesta a continuar la confrontación en el terreno durante décadas, un costo que Estados Unidos no podía asumir.
Si se hubiera extendido un solo salvavidas a Gaza, roto parte del bloqueo, si no todo, y si los gobiernos árabes oficiales hubiesen tomado medidas, al menos mediante presión diplomática sobre Estados Unidos y la entidad ocupante, entonces habría funcionado con mayor eficacia el desgaste sobre los israelíes; . Esto se habría logrado en términos de desgaste militar (fuerzas de ocupación muertas), desgaste político (la disminución del índice de estabilidad política y el aislamiento internacional de la entidad ocupante) y desgaste social (que ya había alcanzado niveles sin precedentes de migración interna) .
Los gobiernos árabes no ofrecieron nada, solo observaron la guerra en el frente de resistencia en Irán, Yemen, Irak, Siria y Líbano; e incluso participaron en intentos de debilitar estos frentes.
No se debe culpar a la resistencia palestina sobre el terreno, ni a los frentes de apoyo que sacrificaron todo lo que tenían por Gaza. Los culpables son los gobiernos árabes, que podrían haber desempeñado el papel de "equilibradores" a bajo costo.
El plan de Trump... ¿Y ahora qué pasará después?
Cuando Hamas emitió su declaración en respuesta al plan de Trump, nos enfrentamos a largas horas de un complejo examen de lenguaje. La misma incluía un comunicado inicial que aprobaba un acuerdo de intercambio de prisioneros dentro de los parámetros del plan.
Esta fue una medida flexible, que se adaptó a la evolución sobre el terreno, dada la ausencia de apoyo árabe (con la excepción del eje de la resistencia, con sus organizaciones y países), y lo que varios investigadores consideraron la transformación de los prisioneros de una carta de presión a una carga. Fue como si se hubiera celebrado una sesión de intercambio de ideas sobre las opciones de confrontar a la entidad ocupante con el pretexto actual de los prisioneros o abordar los detalles restantes.
Incluso si se concretara el acuerdo de intercambio de prisioneros, la confrontación continuaría basándose en los detalles restantes, independientemente de su nivel destructivo (reconstrucción, gobernanza de Gaza entre la fórmula del "Alto Comisionado" y la decisión palestina, las condiciones de vida en Gaza y las armas de resistencia).
En las primeras etapas del Diluvio, la cuestión giró en torno al futuro de Gaza, pero posteriormente se amplió para girar en torno al de Palestina. Especialmente con el frenesí de la expansión de los asentamientos y las aterradoras cifras publicadas por organizaciones internacionales sobre el número de instalaciones palestinas evacuadas y demolidas en Cisjordania, la tormenta del reconocimiento europeo de un Estado palestino no es más que una consecuencia de las respuestas generadas por el impasse.
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"Israel" y Estados Unidos no solo quieren desarmar la resistencia; quieren acabar con ella como idea. A menudo hablan de la "desradicalización" de la sociedad, no de los elementos de la resistencia. Incluso Trump, al principio de su plan, no mencionó a Hamas como una "amenaza (para sus vecinos)", ¡sino a Gaza!
Todas las guerras que atacan la estructura y la supervivencia de la sociedad son prolongadas, y esperar resultados estratégicos es extremadamente costoso y doloroso. Pero lo que esta avalancha provocó fue crear una pausa sin precedentes, dejando a cada uno la tarea de desarrollar respuestas para el futuro.
Entonces, "¿Y ahora qué pasará después?" es una pregunta que se extiende a lo largo del necesario camino hacia la liberación. Es una interrogante continua que genera respuestas tanto provisionales como estratégicas. Empapadas de sudor, sangre y lágrimas...
Las Brigadas Al Qassam decidieron el momento, y el asunto terminó. Recordar lo que precedió al 7 de octubre ya no importaba mucho, salvo para la lectura de la historia necesaria para abrir las puertas al futuro.