Irán y Cuba marcan otro hito histórico
La visita a Cuba del presidente de la República Islámica de Irán, Sayyed Ebrahim Raisi, pone de relieve puntos de identidad y alcance geoestratégicos.
Ebrahim Raisi llega a la Isla como parte de una gira por América Latina, que incluyó escalas previas en Venezuela y Nicaragua.
Su visita resume una historia de coincidencias y acuerdos de alta influencia para toda la región.
La llegada a La Habana precisamente el día que en este país se rinde homenaje a Ernesto Che Guevara, el más prominente artífice del internacionalismo y solidaridad entre los pueblos de Asia, África y América Latina, tiene un alto valor simbólico.
El Che cumpliría este 14 de junio 95 años de una vida dedicada a unir pueblos distantes con intereses comunes, y eso en Cuba no pasará por alto.
También deben recordarse similitudes y coincidencias en el devenir histórico de Irán y Cuba que las juntan en un mismo proceso liberador y antimperialista.
Resulta curioso descubrir que, exactamente en los comienzos de la década de 1950, el poderío militar de Estados Unidos triunfante en la Segunda Guerra Mundial se enfiló al despojo de las riquezas naturales de Irán y Cuba, mediante sendos golpes militares en apoyo de dictaduras que aterrorizaron a los pueblos cubano e iraní.
En la nación islámica, cuna de una de las civilizaciones más antiguas y dueña de extensas reservas de petróleo, derrocan al primer gobierno electo de Mohammed Mosaddegh, mediante una operación de “fake news” y actos delictivos pagados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
El golpe del 19 de agosto de 1953 instala en el poder al Shah de Persia, quien entroniza un régimen de brutal represión, torturas y asesinatos.
Esa misma CIA y la mafia nacrotraficante estadounidense se han confabulado un año antes, detrás del general Fulgencio Batista, para impedir la segura victoria electoral de una fuerza popular en Cuba, que proclama “vergüenza contra dinero”, y en la que milita el joven abogado Fidel Castro.
Washington se convirtió en firme aliado y proveedor de armas y apoyo político a los regímenes dictatoriales del Shah y Batista.
La victoria de la Revolución Cubana se inició en julio de 1953 y triunfa el primero de enero de 1959. Otro enero, el de 1979, el Shah huye de Irán, ante el incontenible paso arrollador de una rebelión iniciada un año antes.
1979 se tornaría clave en el acercamiento entre la nación persa y su flamante Revolución, que entre sus primeros actos repudia la política imperial estadounidense y su presencia en Irán.
Cuba, que sería escenario de una Cumbre de Jefes de Estado o Gobierno del Movimiento de países No Alineados, en septiembre, invitó a las nuevas autoridades a sumarse al grupo, al que el país islámico se integró de modo activo.
La política de ambas naciones en defensa de sus intereses nacionales, soberanía y autodeterminación, así como su derecho al desarrollo sostenible, se ve afectada por la hostilidad permanente de Estados Unidos.
Los sucesivos gobiernos en Washington han recurrido a infinidad de medidas coercitivas, sanciones ilegales y una política de hostilidad creciente contra Irán, al igual que hacen contra Cuba desde hace más de seis décadas.
Semejante situación ha unido aún más a ambas naciones en la lucha contra el bloqueo y la política de “máxima presión” con la pretensión de doblegarlas.
Es en este contexto de momentos inolvidables, que tocan el corazón de sus pueblos, que se realiza la visita a Cuba del presidente de la República Islámica de Irán, Seyyed Ebrahim Raisi.
Sin dudas, el colofón solidario de una gira latinoamericana que lo llevó a Venezuela y Nicaragua y tendrá repercusiones prácticas decisivas para su unidad y bienestar.