El dúo Trump-Musk: ¿Quién gobernará el mundo y cómo?
El dinero se convierte en el denominador común entre Trump y Musk, y muchos apuestan por sus planes conjuntos para gobernar el mundo a través del dólar.
Después de haber contribuido de manera efectiva y significativa a la campaña que llevó a Trump de regreso a la Casa Blanca, las apuestas comenzaron temprano sobre el papel potencial del empresario estadounidense, nacido en Sudáfrica y con ciudadanía canadiense, Elon Musk, en las políticas internas y externas de Trump, e incluso en sus doctrinas.
A pesar de que el presidente Trump adopta ideas de los evangélicos y su creencia, la cual coincide en gran medida con la sionista en sus aspectos religiosos y míticos, todos saben que la única creencia que sostiene a su aliado Musk es el dinero.
El dinero es el denominador común entre Trump y Musk, y muchos apuestan por sus planes conjuntos para gobernar el mundo a través del dólar, lo cual podría ayudarles a establecer un nuevo orden mundial que otros intentaron crear con métodos similares en los últimos años.
Todos recuerdan al multimillonario estadounidense George Soros, un judío nacido en Hungría, que apareció a principios de la década de 1970 como un aparente defensor de causas políticas de carácter democrático y liberal en Europa y el mundo.
Soros donó miles de millones de dólares a organizaciones de "sociedad abierta" en varios países europeos, incluidos Bulgaria, Rumanía, Georgia y Ucrania, este último país vivió la revoluciones de colores la cual llevó a los resultados conocidos.
Sin dejar de lado a Soros en otros países de diversas regiones del mundo, como Kirguistán, Líbano y Túnez antes de la llamada Primavera Árabe, en la cual Soros y sus seguidores, como el periodista francés Bernard-Henri Levy, tuvieron un papel destacado.
No difirieron en su objetivo con Klaus Schwab, fundador del Foro Económico de Davos, quien fue alumno del dúo judío Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, quienes abogaron por la necesidad de que Estados Unidos liderara el mundo, a veces por medio de la política ,otras a través del dinero y en ocasiones mediante guerras.
Soros, en cambio, prefirió las "revoluciones de colores" para limitar el papel de los soviéticos y luego de los rusos en el mundo, especialmente en sus "patios traseros" en el Cáucaso, Asia Central, Europa del Este y finalmente, en el Medio Oriente.
El Medio Oriente, cuna de civilizaciones y religiones, y por ende de petróleo y gas, despierta el apetito del dúo Trump-Musk.
Aunque difieren en religión y doctrina, su denominador común es el dólar verde, que Musk espera le ayude a formar un nuevo orden mundial, un sueño que Soros y Schwab, junto con fuerzas secretas y públicas, incluidas las sociedades masónicas, intentaron realizar, siendo estas últimas el motor oculto y visible de muchos movimientos políticos en Occidente y sus extensiones en todo el mundo.
Es posible que Elon Musk esté influenciado por su enfoque y sus ideas, que espera que le ayuden a liderar el mundo, no solo con dinero, sino también con sus ideas políticas y sociales, hasta convertirse en un nuevo, y quizás ideal, modelo de liderazgo mundial con sus nuevas ideas las cuales buscan unir a todos en un solo molde, lejos del fanatismo religioso, político, nacional e incluso ideológico.
Esto explica sus relaciones con Netanyahu, Erdoğan, Putin y Viktor Orbán, quien recientemente afirmó que "la victoria de Trump en Estados Unidos es un golpe mortal para aquellos que pensaban con la mentalidad de Soros y similares en Europa".
Todo esto también explica la feroz campaña de Musk contra el gobierno del Partido Laborista británico y su líder Keir Starmer, quien acusó a Musk de "trabajar para dañar el sistema democrático en Gran Bretaña".
Esto fue señalado también por el canciller alemán Olaf Scholz, quien imputó a "fuerzas políticas en Estados Unidos de trabajar para destruir las instituciones democráticas en Occidente".
Sin embargo, no está claro a qué se refiere con las instituciones democráticas, que ya no significan nada para los países y fuerzas imperialistas y coloniales los cuales asumieron posiciones despreciables frente a la agresión israelí contra el pueblo palestino en Gaza, Cisjordania, y más recientemente en Líbano y Siria, lo que carece de los más básicos estándares de democracia y derechos humanos.
Esto también explica los esfuerzos de las redes sociales para bloquear cualquier contenido que impacte negativamente las políticas de terrorismo del "estado" israelí, y por ende, la promoción de este terrorismo, que ha sido respaldado por cientos de miles, si no millones, de cuentas falsas al servicio del sionismo global, dado que quienes poseen o controlan estas redes son judíos sionistas (los dueños de Facebook, Instagram, entre otros) o aquellos aliados con ellos por motivos específicos, como es el caso de Elon Musk, quien visitó después de los eventos del 7 de octubre los asentamientos judíos en la frontera de Gaza junto a su amigo, el criminal Netanyahu.
La decisión de la tregua en Gaza demuestra que Trump busca deshacerse de Netanyahu para que no sea un obstáculo en sus esfuerzos, junto a Musk, para establecer un nuevo orden en Medio Oriente con diferentes polos, siendo los más importantes Mohammad bin Salman y Recep Tayyip Erdoğan, ambos con vínculos estrechos con Musk y Trump, y posiblemente incluirá al presidente El-Sisi también.
Esto explica las recientes reuniones de Trump con líderes de algunos grupos judíos antisionistas en Estados Unidos, donde discutió el futuro de sus relaciones con "Tel Aviv" y los judíos en América en general, tal vez después de deshacerse de Netanyahu.
A su vez, el dólar, respaldado por las redes sociales se perfila como el arma más letal para influir en el comportamiento y la moral de las sociedades, así como en los datos y ecuaciones de la próxima etapa, en la cual la inteligencia artificial jugará un papel crucial.
Esto es lo que Musk y otros líderes de la nueva tecnología, como Bill Gates (quien se reunió con Trump el 17 de enero y dijo "Estoy muy impresionado con él"), intentarán decidir juntos sobre el destino de la humanidad y su futuro, si no es que del universo entero, de acuerdo con las visiones de Elon Musk y sus compañeros.
Para todos es evidente que el presidente Trump busca aprovechar su astucia e inteligencia para manejar las circunstancias diarias, con la esperanza de que le ayuden a determinar el destino de América primero, y por ende, el de todas las variables regionales e internacionales de interés de Washington.
Esto se refleja en sus provocaciones hacia Panamá, Canadá, Dinamarca, y posteriormente hacia otros países como Alemania, Reino Unido y Francia, donde Trump podría ver un escenario para demostrar su virilidad política, lo cual podría ayudarle a alcanzar los sueños que mencionó durante su campaña electoral.
Durante ese período, logró vender copias de la Biblia por cientos de dólares, según las posibilidades de quienes se sintieron influenciados por su propaganda, levantando el lema "Que Dios bendiga a Estados Unidos".
Sin embargo, no se le ocurrió que su amigo y aliado, quien comparte su sueño de establecer "Estados Unidos grande", que desea gobernar el mundo o controlar su destino, es un ateo sin relación con la religión o los religiosos, sin importar sus afiliaciones religiosas, sectarias o incluso nacionales, siempre que todos sean amantes del dólar verde, ¡aunque su color se haya desvanecido!