La propuesta de Witkoff y la posición de la Resistencia Palestina
Amr Allan explica cómo la última propuesta estadounidense de alto el fuego, que carece de compromisos vinculantes, fue vista por la Resistencia Palestina como una estratagema engañosa para detener, en lugar de poner fin, a la guerra en Gaza.
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La propuesta de Witkoff y la posición de la Resistencia Palestina.
La última maniobra estadounidense, relacionada con la propuesta de Witkoff, fue poco más que un intento de engaño. Washington, a través de un tercero, infundió falsas garantías al negociador palestino de que el presidente estadounidense estaba preparando una nueva iniciativa de alto el fuego que, con el tiempo, llevaría al fin permanente de las hostilidades.
Sin embargo, el documento entregado a los representantes palestinos no contenía ningún compromiso, explícito o implícito, de poner fin a la guerra. Carecía de cualquier lenguaje que apuntara a una resolución final, lo que suscitó sospechas de que la propuesta fuera simplemente una distracción táctica.
Esta medida parece tener como objetivo arrastrar a los negociadores palestinos de vuelta al fallido marco de los acuerdos provisionales , similar al firmado el 15 de enero de 2025. Dicho acuerdo se derrumbó rápidamente a las pocas semanas de entrar en vigor, en gran medida debido a la negativa de "Israel" a buscar un alto al fuego genuino y duradero en Gaza. La historia ha demostrado que este tipo de acuerdos sirven como un respiro para las Fuerzas de Ocupación Israelíes, no como pasos hacia la justicia o la paz.
La lección extraída de estas experiencias pasadas es ahora clara: el objetivo de "Israel" es recuperar a sus cautivos, sin detener el derramamiento de sangre en Gaza. En ese contexto, el firme rechazo de la Resistencia Palestina a cualquier reanudación de estos acuerdos graduales es prudente y se basa en principios. Los acuerdos provisionales, en su forma actual, no ofrecen más que una pausa temporal en la violencia, al tiempo que permiten a "Israel" reagruparse y reanudar su campaña militar. Lejos de poner fin al ataque, envalentonan la agresión israelí, intensificando la violencia y profundizando el sufrimiento del pueblo de Gaza.
Mientras tanto, la creciente presión internacional sobre "Israel" para que detenga su ofensiva, proveniente ahora incluso de aliados tradicionalmente leales como Alemania, el Reino Unido y Francia, se ha convertido en una nueva fuente de influencia para los negociadores palestinos. Estos gobiernos, cómplices desde hace tiempo del esfuerzo bélico de "Israel" mediante la venta de armas y la cobertura diplomática, se enfrentan a una creciente indignación pública por su papel en lo que muchos describen acertadamente como una campaña de genocidio.
Principalmente, la implacable resistencia armada liderada por Hamas y otras facciones ha frustrado hasta la fecha los objetivos militares, tanto declarados como no declarados, de "Israel". Para muchos observadores, la guerra se ha convertido no solo en un fracaso estratégico, sino también en un lastre político. La campaña israelí ha degenerado en una venganza indiscriminada, castigando a la población civil mediante asedio, hambruna y ataques aéreos, sin lograr ningún avance mensurable en el campo de batalla. Para los gobiernos occidentales, las imágenes de masivas bajas civiles se han vuelto políticamente tóxicas, socavando las mismas alianzas que antaño protegían a Israel de la responsabilidad internacional.
En segundo plano se encuentra Estados Unidos. El presidente Trump, cuyo dominio de los asuntos militares y estratégicos es notoriamente escaso, inicialmente asumió que el conflicto se resolvería rápidamente. Semanas, pensó, no meses. Pero Washington se enfrenta ahora a la innegable realidad de que el ejército israelí no ha cumplido. Si a esto se suma su incapacidad para someter a Yemen en una fase anterior del conflicto, la Casa Blanca se encuentra negociando desde una posición que debe tener en cuenta la realidad sobre el terreno, no la evaluación errónea de Trump. Estos acontecimientos proporcionan a la Resistencia Palestina más cartas para jugar, munición en su intento de exigir el fin de la guerra y un alivio tangible para la población asediada de Gaza.
A pesar de la manipulación de Washington, que presenta los acuerdos parciales como "pasos pragmáticos" o "la única vía viable", la realidad es otra. Dichos acuerdos no allanan el camino para una paz duradera; prolongan la guerra, premian la mala fe y diluyen la demanda palestina de justicia en una serie de treguas interminables e inaplicables. Esta no es una hoja de ruta hacia la paz, sino un desvío diseñado para debilitar la voluntad de un pueblo asediado.
Por estas razones, y ante la cambiante dinámica política tanto a nivel regional como global, la insistencia de la Resistencia Palestina en garantías sólidas para un alto al fuego permanente, antes de firmar cualquier acuerdo temporal, sigue siendo la línea de acción más responsable y estratégica. Es una postura basada no en el rechazo, sino en la experiencia adquirida con esfuerzo. Y podría ser, en este momento, el camino más claro a seguir en un mundo que finalmente comienza a cuestionar el precio del silencio.