La Guerra de los 12 Días, ¡conclusiones preliminares!
Teherán entró en la confrontación desde una posición de repeler la agresión y defender al país y a su pueblo, basándose en la premisa inequívoca de que cualquier amenaza a su seguridad nacional constituye una línea roja.
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La Guerra de los 12 Días, ¡conclusiones preliminares!
Teherán entró en la confrontación desde una posición de repeler la agresión y defender al país y a su pueblo, basándose en la premisa inequívoca de que cualquier amenaza a su seguridad nacional constituye una línea roja.
Después del anuncio de Estados Unidos de un alto al fuego entre "Israel" e Irán, la atención se centra en una evaluación preliminar de los logros de cada bando en esta escalada sin precedentes. En este artículo, examinaremos los objetivos declarados y ocultos de la agresión contra Irán y compararemos las ganancias y pérdidas de ambas partes.
Objetivos de la Agresión
Con el lanzamiento de la agresión israelí contra Irán, "Tel Aviv" anunció que su objetivo inmediato era destruir el programa nuclear iraní. Sin embargo, el límite de los objetivos se elevó rápidamente, basándose en el factor sorpresa y la fugacidad del momento.
El primer ministro Benjamín Netanyahu declaró que la confrontación se extiende más allá de las instalaciones nucleares y lo hace en un intento de derrocar al propio régimen iraní, una declaración que expresó en mensajes públicos dirigidos al interior del país. Con cada día de guerra y los avances iraníes en el campo de batalla, la gama de objetivos israelíes declarados se volvió cada vez más aleatoria y absurda. Estos abarcaban desde promover el derrocamiento del régimen hasta considerarlo un posible resultado y excluirlo; desde promover la eliminación del programa nuclear hasta revertirlo; a cuestionar la efectividad del ataque a las instalaciones; desde promover la eliminación de un gran porcentaje de lanzamisiles, hasta rendirse ante el bombardeo, y finalmente detener la agresión.
En resumen, los objetivos declarados por "Israel" a lo largo de la guerra se convirtieron en declaraciones cada vez más vagas y ambiguas, debido a su incapacidad para alcanzarlos. Finalmente, se disiparon como cenizas.
En contraste, Teherán entró en la confrontación desde una posición de repeler la agresión y defender al país y a su pueblo, partiendo de la premisa inequívoca de que cualquier amenaza a su seguridad nacional constituye una línea roja, y que cualquier ataque a su soberanía será respondido con una respuesta directa y severa.
Irán en la balanza de ganancias y pérdidas
En términos de pérdidas, Irán ha incurrido en innegables costes humanos y materiales, a pesar de la falta de cifras precisas. Perdió a varios líderes militares y científicos prominentes en ataques contra sitios sensibles, particularmente en las primeras horas de la agresión. En cuanto a su programa nuclear pacífico, las estimaciones iniciales indican daños parciales en algunas instalaciones nucleares, pero se desconoce su alcance real. Sin embargo, en última instancia, no representará una amenaza estratégica en su conjunto, respaldado principalmente por el conocimiento y la experiencia acumulados por Irán.
En términos económicos, la guerra ha tenido y seguirá teniendo repercusiones directas en las condiciones financieras y de vida dentro de Irán, pero la magnitud total del impacto está sujeta al tiempo y a informes posteriores. En el plano humano, aún no se ha anunciado el número exacto de víctimas y bajas entre civiles y militares, lo que deja la puerta abierta a estimaciones variables y a un amplio debate mediático, pero no es concluyente.
A pesar de las pérdidas, Irán ha logrado una serie de avances notables que lo han posicionado como una potencia regional capaz de entablar una confrontación directa con un enemigo del tamaño y la importancia de "Israel" en la región, e incluso de interactuar con su principal patrocinador, Estados Unidos.
Teherán ha demostrado una rápida capacidad para absorber el impacto inicial y adaptarse al ritmo de la escalada, sorprendiendo a muchos en los círculos militares y de seguridad. Por primera vez en décadas, Irán se convirtió en el primer país en bombardear directamente "Tel Aviv", un cambio simbólico y estratégico que impactó profundamente a "Israel" y tuvo un impacto moral y material en la estructura social de la comunidad de colonos. Por primera vez en más de cincuenta años, una gran potencia regional se enfrentó a "Israel" a larga distancia, sin aviones de combate y sin la capacidad de desplegar una fuerza comparable a la de Irán en tierra. Todo esto ocurrió utilizando misiles de precisión.
En esta guerra, Irán transformó una gran amenaza en una oportunidad, aprovechando la situación para exponer las extensas redes de espionaje israelíes dentro del país. Esto constituyó un ataque de seguridad de gran precisión, que debilitó eficazmente los esfuerzos israelíes que probablemente se habían acumulado durante años. En el frente militar, la guerra confirmó la eficacia del arsenal de misiles iraní, después de que las avanzadas defensas aéreas israelíes y estadounidenses no lograran interceptar todos los misiles. Esto sirve a Teherán como un claro mensaje disuasorio, utilizando un modelo militar excepcional.
En el balance de ganancias y pérdidas, hay ganancias incalculables, pero sus efectos estratégicos son los más efectivos. Al enfrentar con decisión la agresión y su proyecto de hegemonía sobre la región en su conjunto, Irán está destruyendo la propaganda sectaria en la que Estados Unidos ha invertido durante años, y quizás estableciendo un nuevo contrato sociopolítico en la región, cuyo principal objetivo sea promover conceptos de desarrollo independiente. Todo esto está impulsado por el apoyo popular árabe a Irán en esta guerra.
"Israel": El balance de ganancias y pérdidas
"Israel" libró su agresión contra Irán impulsado por una visión estratégica que el primer ministro Benjamin Netanyahu buscó encarnar sobre el terreno. Sin embargo, los resultados de la confrontación fueron complejos, con limitadas ganancias tácticas entrelazadas con profundas pérdidas estratégicas.
En términos de ganancias, "Israel" logró uno de los objetivos que Netanyahu promovió durante mucho tiempo: bombardear las instalaciones nucleares iraníes, en particular Fordow. Esto se consideró un logro operativo, aunque la magnitud real de los daños sigue siendo incierta.
"Tel Aviv" también logró parcialmente que Estados Unidos participara en los ataques. Sin embargo, el intento de "Israel" de involucrar a Estados Unidos en el conflicto no fue como Netanyahu esperaba. De hecho, el alcance de la participación confirma el principio político de que los intereses estratégicos de Washington prevalecen, en última instancia, sobre los deseos temerarios de Netanyahu.
¿Cómo explicar el bombardeo estadounidense de las instalaciones de Fordow con 30 toneladas de uranio, mientras que "Israel" lanzó aproximadamente 80 toneladas de explosivos sobre el lugar donde se encontraba el exsecretario general de Hizbullah, el mártir Sayyed Hassan Nasrallah?
Hoy en día, el gobierno israelí se enfrenta a una ola de indignación popular, especialmente en el norte, donde el acuerdo de alto al fuego se ha descrito como una "rendición", y las acusaciones de comprometer la seguridad nacional se han intensificado, hasta el punto de que ministros como Itamar Ben-Gvir han calificado la decisión de "error histórico".
Bajo esta presión, hemos empezado a percibir inquietudes centradas en la pérdida de seguridad entre los israelíes, lo que podría provocar oleadas de migración inversa. Este es el punto estratégico que preocupa a Netanyahu a largo plazo. "Israel" está actualmente preocupado por el aumento de las tasas de migración inversa tras la remisión del frente de guerra. Esto no sorprende, dado que 760 mil colonos han abandonado la entidad desde su fundación, antes de la operación de la "Inundación de Al-Aqsa". Estas cifras podrían aumentar, dada la amplia gama de empleos en sectores viables de servicios y tecnología fuera de la geografía de la Palestina ocupada.
Además, los ataques iraníes han afectado gravemente a la economía israelí, causando daños estimados en millones de dólares. Esto ocurre en un momento en que la narrativa de la "absoluta superioridad israelí" se ha derrumbado tras el lanzamiento de ataques directos y precisos contra territorio israelí. Esto también es un punto delicado para "Israel". A pesar de toda la publicidad mediática en torno a su economía, la entidad depende en última instancia de una gran cantidad de inversión extranjera, las expectativas de los inversores y la ayuda exterior. La guerra y sus daños no son adecuados para ninguno de estos caminos.
En conclusión, y más allá de declaraciones triunfalistas, se puede decir que Netanyahu no logró sus objetivos finales. Más bien, abrió un frente con un "enemigo", Irán, que posee la audacia, la voluntad y la capacidad de respuesta. Se encontró al borde de una larga batalla de desgaste, cuyas consecuencias no puede soportar.
La guerra no alteró el equilibrio de poder, pero lo expuso y demostró el verdadero peso de Irán en él. También cambió las reglas del juego, destrozó la ilusión de la "superioridad israelí absoluta" y lo hizo visible.
Esta ronda ha terminado, pero la verdadera pregunta sigue en pie: ¿Está "Israel" preparado para la siguiente? ¿Asumirá las repercusiones de una guerra decidida por Netanyahu, por la que el frente interno israelí pagó el precio?