Venezuela y América del Sur salen victoriosas, entonces, ¿Qué pasa con Europa y su liberación de la hegemonía estadounidense?
Estados Unidos tuvo que reconocer la valía de Venezuela y su Revolución Bolivariana que volvió a salir victoriosa ante el asedio de Washington.
Ocho países de peso en América del Sur se rebelaron contra la dominación colonial estadounidense y se alzaron frente a ella.
Brasil, México y Colombia aplaudieron la contundente victoria de Venezuela y su proyecto bolivariano, y EE. UU. quedó clara e inequívocamente derrotado, pues se vio obligado a abolir sus sanciones, abandonar a sus agentes y recobrar la cordura al tratar con el presidente legítimo y electo, Nicolás Maduro.
Asimismo Washington al dar permiso a la petrolera Chevron para regresar a Venezuela, cumplir sus medidas y condiciones soberanas y romper su relación con sus herramientas y a quienes encomendó y patrocinó sus golpes, le regaló a la Caracas revolucionaria un reconocimiento de la victoria del pueblo venezolano, que sufrió mucho por el asedio, el empobrecimiento, la conspiración, las amenazas de invasión, las guerras y el caos.
Gracias a la identificación del pueblo con la dirección y el ejército que protegió la revolución por la soberanía y la libertad de Venezuela, el chavismo y el bolivarianismo han renovado su legitimidad revolucionaria, arrebatado una victoria histórica. Se prepara para desempeñar un papel protagónico en la remodelación de América del Sur y arrebatar su papel en un mundo nuevo que se está formando y está naciendo a través del duro y sangriento parto de la guerra de Ucrania.
Lo más importante es que se está logrando la victoria clara de Venezuela, mientras tanto Brasil ha regresado con mayor determinación a la línea de izquierda, esta vez radical y revolucionaria.
Su regreso se basa en la experiencia del Partido de los Trabajadores y su líder, Lula, en la lucha y la presidencia y en lograr el ascenso de Brasil a la sexta potencia económica del mundo, después de que (Lula) fue derrocado por un golpe de estado y encarcelado y sufrió intentos de venganza por su experiencia iluminadora.
Lula el presidente en su nueva era, junto al Partido de los Trabajadores y la mayoría del pueblo brasileño, se beneficiaría de la experiencia y reformularía sus esfuerzos, metas y planes, tomando precauciones de los trucos de Washington que se había infiltrado en el tejido social, el estado, el ejército, el poder judicial, el parlamento y los sindicatos.
Los esfuerzos para reducir la presencia e influencia estadounidense en Brasil se basan en la experiencia de Maduro en Venezuela y en la experiencia de la izquierda mexicana, boliviana y, en la victoria de la izquierda por primera vez en Colombia.
De esta manera, se traza un mapa de alianzas y unidad de estados, pueblos y fuerzas, que ha adquirido más pericia y experiencia, y ha desenmascarado los datos, planes y escenarios conspiratorios de EE. UU. al que enfrentó, resistió, frustró y ganó.
América Latina y el Caribe representaron el patio trasero de Washington y constituyeron los elementos claves en su surgimiento y transformación en hegemonía global.
Ahora con la decadencia y la derrota de EE.UU. y el desmoronamiento de sus herramientas, se perfila como uno de los indicadores más importantes de la debilidad, retroceso y de la rebelión de naciones, pueblos y continentes contra su dominación unilateral y arrogante.
América Latina y el Caribe y sus transformaciones no son los únicos testigos de los trayectos de decadencia y declive de EE. UU., que posiblemente pronto llegarán a su clímax, ya que el mundo asiste a una metamorfosis desmesurada y dramática con la aceleración del derrumbe de la economía anglosajona, que está en crisis y es incapaz de arrancar aunque sea una sola victoria para restaurarse.
La propia Europa, sus pueblos e incluso su élite pro-estadounidense gobernante sospechan ahora de las políticas y guerras estadounidenses destinadas a derrocar, saquear y debilitar a Europa para resolver las crisis básicas y estructurales de EE. UU.
Las rebeliones europeas se aceleran a gran ritmo en la calle, con el auge de movimientos populares y frecuentes gestos de rechazo a los dictados estadounidenses y la implicación de la Unión Europea en la guerra contra Rusia, con el pretexto de apoyar a Ucrania, mientras las estructuras económicas y sectores dirigentes se están derrumbando.
La industria alemana y europea sufre crisis de bancarrota y se marcha hacia Estados Unidos como resultado de obligar a Europa a imponer un boicot y sanciones a Rusia, así como detener los suministros de petróleo y gas rusos, volar la línea Stream 2 para asegurar las exportaciones de gas estadounidenses y hacer pagar a Europa el cuádruple de precio, lo que aceleró el hundimiento y la quiebra de los sectores industriales europeos, especialmente del alemán.
El mundo, con sus continentes, está cada vez más familiarizado con la arrogancia y el egoísmo estadounidenses, y está pagando el precio de la lealtad de las élites al liberalismo prepotente y bravucón de EE. UU., que sólo tiene en cuenta los intereses de un puñado de líderes del lobby de la globalización, pues se trataba de una americanización injusta de las naciones y los pueblos.
Los que resistieron a EE. UU. y rechazaron sus órdenes y dictados contribuyeron a su decadencia, retirada y pérdidas en África, Asia, América Latina y, lo más importante, son los presagios de la insurrección de Europa y sus pueblos.
¿Qué hay de las apuestas y delirios de algunos árabes y libaneses que fungen como sacerdotes del templo en ruinas de EE. UU.?
Venció Venezuela, con el respaldo y apoyo explícito de Irán, y ahora América Latina y el Caribe giran hacia la izquierda.
También Europa se apresura a salir de su desvío, que no la protegió del calor del sol ni de las heladas del invierno. “Quien se tapa con la manta de EE. UU. duerme desnudo”, según palabras del expresidente egipcio Hosni Mubarak.
¿Qué pasa con los que apuestan por Estados Unidos y obstruyen la elección de un presidente libanés y esperan cambios dramáticos a su favor en Siria, Líbano e Irán?
¿Acaso el que pierde en Europa, América Latina, África y Asia es capaz de triunfar y reformular los equilibrios en Occidente y Oriente?