El denominado Plan de Anexión por parte del régimen colonial de (Israel) y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no es nada nuevo; todo lo contrario, eso forma parte de la esencia del proyecto sionista, es decir, poner fin al pueblo originario arabo-semita palestino. 

Que si esa anexión es ilegal, también es ilegal e ilegítima la Resolución 181 de la ONU de 1947, que a fin de establecer un Estado de la Religión Judía, dividió, fragmentó  el territorio de la Palestina Histórica,  hecho que viola la misma carta fundacional  de las Naciones, Unidas, la cual establece que ningún territorio nacional puede ser dividido por dicha instancia. Además a ningún palestino se le consultó o votó a favor de dicha resolución.

La burla jurídica ha sido y es de una injusticia creativa, alucinante; todo un manto bien refinado. 

Ahora vendrá el gran festín moral  de los pronunciamientos por parte de los gobiernos en contra de la anexión, pero no se tomarán acciones, férreas sanciones, sobre todo económicas, como alternativa pacífica, concreta y honesta ante ese proceso de limpieza étnica contra el pueblo palestino. 

Desde la imposición en 1948 del régimen colonial de (Israel) en la Palestina Histórica, imposición eurosionista y eurocéntrica,  la existencia y continuidad  del pueblo palestino  está amenazada. 

Gran parte del mundo no tiene claro que ese (Israel) es un clásico colonialismo y que no tiene ningún vínculo con el antiguo Israel; el israelí no es israelita.

El mundo no tiene claro,  incluso el mundo árabe, que el pueblo palestino puede desaparecer si no logra derrocar ese yugo y anacronismo colonial. La hoy clasista y neoliberal multitud árabe no ve o no tiene claro que a largo plazo  pueden desaparecer  como pueblos árabes… la sociedad persa es algo más madura en este aspecto.

Estamos en el siglo XXI y pensamos, creemos y sentimos que el colonialismo ya ha sido execrado de nuestro tiempo histórico. No se tiene claro que el (Israel) que se impuso en 1948  desde Europa en la Palestina histórica es un anacronismo y atrofia colonial. Y cuidado, no es un neo-colonialismo, es un literal colonialismo, pero peor y más cruel que el clásico colonialismo, ya que es un colonialismo que no viene de un pueblo, sino de un movimiento europeo que busca devenir en pueblo.

Es por esto que no solo toman el suelo patrio del pueblo nativo, sino que también su Historia; es decir, el retorno a la tierra de sus ancestros. Esto es una exitosa falsificación de la Historia, ya que más del 80 por ciento de la población judía mundial es de origen Askenazi, de raíces indoeuropeas y no semíticas. En el clásico colonialismo, el colonizador toma la tierra y destruye la Historia del pueblo nativo. El colonialismo eurosionista usurpa la Historia para ocultar su carácter colonial y  perpetuarse allí; en este orden, se hace menester un régimen de Apartheid como uno de los tantos  métodos para lograr el fin del pueblo palestino.  

El colonialismo eurosionista no se limita a la Palestina histórica sino también a otros pueblos árabes, persa y kurdo; se trata  del proyecto de, La Gran (Israel). De hecho ese régimen no posee una Constitución Nacional, justamente para no definir sus líneas fronterizas y así continuar su expansionismo. 

Si bien es verdad que el régimen colonial de (Israel) es un fraude moral, también es verdad que ha sido un éxito real. 

El mundo arabo-persa puede desaparecer. Esta afirmación puede parecer exagerada, irreal, risible, ilógica  y hasta un disparate. En 1917 con la Declaración de  Balfour, en la que el Imperio Británico concedía al movimiento sionista,  la creación de un “Hogar” Judío en Palestina, los árabes y otros  ya sabían de su carácter colonial, pero al igual que hoy lo vieron como un disparate,  risible e irreal.