Consejo de Seguridad: la mesa donde faltan sillas y sobran vetos
Cambiar las Naciones Unidas ha sido una demanda histórica de las últimas décadas, pero la mayoría de los intentos se han quedado en letra muerta ante los obstáculos que impone el principal contribuyente de la organización. Sin embargo, la situación en Gaza podría marcar un punto de giro.
Quien levanta la mano en nombre de Estados Unidos para emitir un veto olvida que la carta de las Naciones Unidas dice en su primera línea “nosotros los pueblos” en lugar de “nosotros los gobiernos”; pero vivimos en un mundo donde se naturaliza el desastre. Es así como una persona, en representación de un país, paraliza una votación para oponerse a la decisión colectiva de otros estados, y de esta forma propicia que del otro lado del planeta un ejército siga masacrando a miles de civiles. Es así como ha funcionado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respecto a Gaza.
Desde el pasado 7 de octubre Estados Unidos ha vetado en dos ocasiones las resoluciones que exigen “un alto el fuego humanitario inmediato” en la Franja. Washington da luz verde a todo el genocidio en Gaza cada vez que usa el “veto” argumentando que las resoluciones presentadas no reconocen el derecho de “Israel” a defenderse.
La Asamblea General, por su lado, aprobó recientemente una resolución que intenta frenar las operaciones israelíes. La votación del órgano mundial fue de 153 a favor, 10 en contra y 23 abstenciones. Aunque los medios internacionales reflejaron el hecho como un apoyo mayoritario al pueblo palestino, lo cual no deja de ser cierto, poco se dijo sobre la utilidad práctica de una resolución no vinculante. Un dictamen que no obliga a “Israel” a detenerse.
Luego de esta votación y ante la presión internacional, el Consejo de Seguridad volvió a reunirse el viernes 22 de diciembre y aprobó una resolución para el envío inmediato de más ayuda humanitaria a la Franja de Gaza pero que no incluye el alto el fuego.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, participaron personalmente en las negociaciones sobre el texto, del cual se eliminó la moción propuesta inicialmente por Emiratos Árabes Unidos que pedía una suspensión urgente de las hostilidades. Una vez más Washington evidenció a todas luces su apoyo a Tel Aviv mientras Naciones Unidas volvió a demostrar su incapacidad para resolver la catástrofe que hoy vive la Franja de Gaza
¿Qué se necesita para frenar el genocidio contra el pueblo palestino? Otra ONU, una organización que deje de privilegiar el veto de unos pocos y de anular la voluntad de las mayorías. Así lo reconoció el secretario general Antonio Guterres en su discurso de apertura de la 78ª Asamblea General, "El mundo ha cambiado, pero nuestras instituciones siguen siendo las mismas”.
También lo dijo Gabriel Boric, presidente de Chile, ante este nuevo episodio de Estados Unidos para defender a “Israel”: "Es urgente una reforma estructural a la ONU. El mundo ya no es el de 1945", escribió el mandatario en la red social X.
En ese mismo sentido ya se había expresado el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva desde que Washington bloqueó la primera resolución: "Solo un país tuvo derecho a vetar y la vetó [la propuesta], y fue Estados Unidos. Esto es incomprensible, no es aceptable. Por eso luchamos para cambiar la ONU” y agregó: "Por eso queremos cambiar el número de [miembros] y cómo funciona y acabar con el derecho de veto".
Cambiar las Naciones Unidas ha sido una demanda histórica de las últimas décadas. Jefes de estado, secretarios generales de la propia organización, académicos y políticos se han referido al tema con propuestas concretas ante la inoperancia de la ONU para el mantenimiento de la paz, teniendo en cuenta los conflictos de los últimos años. No obstante, la mayoría de los intentos se han quedado en letra muerta ante los obstáculos que impone el principal contribuyente de la organización.
La organización que surgió después de dos guerras
La creación de la ONU respondió a un contexto marcado por el fin de la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con varias fuentes históricas, representantes de 50 países se reunieron en San Francisco en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional del 25 de abril al 26 de junio de 1945. Allí se redactó la Carta de la ONU, que sería la base conceptual de la nueva organización internacional, cuyo principal objetivo radicaba en impedir otra confrontación mundial.
“Así, a las potencias vencedoras en el conflicto se le otorgaron ciertos privilegios en el interior de la nueva institución internacional, en particular en uno de sus órganos fundamentales: el Consejo de Seguridad. Por tanto, Estados Unidos, la Unión Soviética, China, Francia y el Reino Unido se convirtieron en los únicos cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con el derecho de veto, esto es, la facultad de paralizar cualquier debate o decisión que pudiera afectar sus intereses.”[1]
Los padres fundacionales de la ONU consideraron en su momento que esa era la forma mantener a las principales potencias internacionales dentro de la organización, algo que no había sucedido con su antecesora, la Sociedad de las Naciones.
Actualmente los principales órganos de Naciones Unidas son la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria (que cesó sus operaciones en 1994), la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU. Cada uno responde a ciertas particularidades en su funcionamiento y estructura, pero el Consejo de Seguridad resulta el más polémico en cuanto a las transformaciones. Este organismo cuenta en la actualidad con 15 miembros (5 permanentes y 10 no permanentes).
Según establece la Carta de la ONU en su artículo 108: Las reformas [...] entrarán en vigor para todos los miembros de las Naciones Unidas cuando hayan sido adoptadas por el voto de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea General y ratificadas, de conformidad con sus respectivos procedimientos, por las dos terceras partes de los miembros de las Naciones Unidas, incluyendo a todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Esto significa que si, por ejemplo, se propusiera una iniciativa para erradicar el derecho de veto de los cinco miembros miembros permanentes del Consejo de Seguridad, estos mismos tendrían que estar de acuerdo de manera unánime en ello. Es difícil imaginar que quien tiene ciertos privilegios renuncie a ejercerlos.[2] Por tanto, una reforma del Consejo de Seguridad pasa también por una transformación profunda de la Carta de la ONU.
La organización de Naciones Unidas en general y el Consejo de Seguridad en particular han recibido varias reformas en 1963, 1965, y 1973. En opinión de Hassan Pérez Casabona, experto del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de la Habana, en referencia al Consejo hay un reclamo de larga data sobre dos cuestiones fundamentales: el hecho de que tiene que reflejar en su composición de los miembros permanentes una mayor diversidad geográfica, política y demográfica. ”Una situación que hoy no es así porque actualmente se mantienen los mismos cinco estados fundacionales, y la otra cuestión radica en las propuestas sobre la eliminación del derecho al veto porque este recurso le otorga facultades de extraordinaria significación a este grupo de naciones poderosas”, explica el experto cubano.
“Si se me preguntase creo que el derecho al veto debe ser completamente eliminado y considero que en la búsqueda de una mayor pluralidad el Consejo debería sumar a otros miembros del llamado Sur Global. De manera reciente el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se ha referido a este tema tanto en la reunión efectuada en Sudáfrica de los BRICS como en su participación en la reunión del periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General. También se habló del tema en la cumbre reciente del Grupo de los 77 y China, realizada en la Habana. Por supuesto que estas ideas ponen en tensión a los poderosos porque tradicionalmente Estados Unidos ha estado reacio a aceptar que se sumen naciones que representen dicha pluralidad y cuando se ha valorado la posibilidad de que entren otros países siempre ha pensado en sus aliados: Alemania, Italia, Japón y no en otros que tienen esta gran significación en los momentos actuales”, consideró Casabona.
Paradójicamente el presidente Biden expresó en 2022 durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, que el veto debería emplearse solo cuando fuese necesario. “Los miembros [permanentes del Consejo de Seguridad], incluido EEUU, deberían evitar el uso del veto excepto en situaciones extraordinarias para asegurar que el Consejo mantenga su credibilidad y efectividad”, afirmó el mandatario estadounidense. Sin embargo, Estados Unidos es quien más ha empleado ese privilegio de los cinco miembros y en muchas ocasiones para vetar cualquier resolución que condene a “Israel” por sus crímenes contra el pueblo palestino.
Desde su creación en 1946 hasta 2022, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad habían emitido un total de 265 vetos (Francia, 16; China, 17; Reino Unido, 29; EEUU, 82; y URSS/Rusia, 121), 64 de ellos a partir del final de la Guerra Fría en 1991. Sin embargo, los únicos que no han utilizado su poder de veto desde 1989 son Francia y Reino Unido.[3]
En palabras del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha llegado el momento de renovar las instituciones multilaterales basadas en las realidades económicas y políticas del siglo XXI.
Durante su discurso de apertura de la 78ª Asamblea General de la ONU Guterres afirmó que las reformas deberían empezar con el Consejo de Seguridad y seguir con el rediseño de la arquitectura financiera internacional, incluidos los bancos multilaterales de desarrollo, para que “realmente sean universales” y sirvan como “red de seguridad” para los países en desarrollo con problemas. “Hay muchos intereses y agendas contrapuestos. La alternativa a la reforma no es el statu quo. La alternativa a la reforma es una mayor fragmentación. Es reforma o ruptura”, agregó el secretario general.
La Asamblea General: el espacio de las mayorías
Mientras el Consejo de Seguridad ha representado históricamente el foco de las principales transformaciones que se piden para un funcionamiento más democrático de Naciones Unidas, varias de las iniciativas giran en torno a brindarle una mayor autonomía a la Asamblea General.
Considerada como el órgano principal de las Naciones Unidas para la deliberación y adopción de políticas, la Asamblea está integrada por los 193 estados miembros donde todos, sin distinción geográfica, económica o política, tienen igualdad de voto.
Sin embargo, las resoluciones que adopta la Asamblea no son vinculantes, mientras que las del Consejo sí lo son. ¿Qué significa esto? Una resolución vinculante es de obligado cumplimiento para todos los miembros de la ONU mientras que la no vinculante queda en el marco de las recomendaciones y sugerencias.
Existe un gran debate jurídico si se extralimitan o no las funciones del Consejo de Seguridad. La Carta de las Naciones Unidas tiene 19 capítulos y más de un centenar de artículos. Entre el artículo 23 y el 38 regulan lo concerniente al Consejo de Seguridad. Sin embargo, este órgano muchas veces extralimita sus funciones.
“Yo creo que la Asamblea General tiene que seguir siendo un espacio de consenso y concertación. Sin embargo, en el proceso de reforma de Naciones Unidas tiene que escalar a un nivel superior, como lo han planteado innumerables figuras políticas y académicas, a lo largo de décadas. Debería ser la Asamblea un escenario donde sus mandatos tengan validez y deban cumplirse”, expresó Hassan Pérez.
Existen ejemplos de resoluciones que han contado con apoyos colectivos de la comunidad internacional como la que aprobó recientemente la Asamblea respecto a un alto el fuego en Gaza o la que presenta Cuba desde 1992 en su necesidad de poner fin al bloqueo estadounidense.
“Este último caso un ejemplo de esa dicotomía. Por un lado, un respaldo aplastante, números que no se han visto en otro tipo de debate de Naciones Unidas que muestran lo aislada que ha quedado la política estadounidense hacia Cuba y sin embargo Estados Unidos hace caso omiso a ese clamor por lo que explicaba del funcionamiento de la Asamblea, pero esto no quiere decir que no tenga un significado en cuanto a la movilización pública, la creación de conciencia y no se puede renunciar a seguir presentando el tema”, agregó el experto cubano.
Reformas sí, cambios radicales no
En las últimas décadas, la ONU ha intentado llevar a cabo importantes cambios organizativos: 1953-1956, 1964-1966, 1974-1977, 1985-1986, 1992-1996, 1998-2000 y 2002-presente. En estos periodos se han abordado cuestiones financieras, administrativas y de personal. No obstante muchas de las transformaciones más profundas han encontrado serios obstáculos para su concreción.
En el año 2003 el entonces secretario general de la organización Kofi Annan convocó a la creación de un grupo de alto nivel que tendría como objetivo examinar los obstáculos a la paz y a la seguridad, estudiar el funcionamiento de los grandes órganos de las Naciones Unidas y sus relaciones entre sí y, finalmente, realizar las recomendaciones precisas para alcanzar el modo de reforzar la Organización a través de la reforma de sus instituciones y de sus procedimientos.
Siguiendo las recomendaciones del grupo de alto nivel, Kofi Annan proponía entre otras transformaciones, dos posibles modelos para reestructurar el Consejo donde se agregarían nuevos miembros. En el primero se proponía aumentar el número de los permanentes (pero sin derecho a veto) y en el otro modelo incrementar sólo el número de los no permanentes. En ambos casos permanecería inamovible el puesto de los cinco países fundacionales. Además ninguna de las dos propuestas hacía referencia a la eliminación del sistema del veto. Pese a eso, no se llevaron a cabo estas iniciativas de reformas.
Al parecer tanto el grupo que debía hacer las recomendaciones como el secretario general, estaban sujetos a las presiones de los cinco miembros permanentes. A modo de solicitud, el grupo de alto nivel dejó plasmado en su informe la necesidad de evitar el uso del veto en ciertas situaciones.
“Pedimos también a los miembros permanentes que, a título individual, se comprometan a abstenerse de utilizar el veto en casos de genocidio y abusos a gran escala de los derechos humanos. Recomendamos que en ninguna propuesta de reforma se prevea una ampliación del veto.”[4]
Veinte años después evidenciamos que las recomendaciones se convirtieron en otro documento engavetado más. Por su parte, Antonio Guterres, desde su nombramiento en enero de 2017, apostó por la reforma como el único camino posible. Según aparece en la página oficial de las Naciones Unidas, los objetivos generales de la reforma propuesta por el actual secretario, son priorizar la prevención y el mantenimiento de la paz; mejorar la eficacia y la coherencia de las operaciones de mantenimiento de la paz, las misiones políticas especiales y avanzar hacia un pilar único e integrado de paz y seguridad.
En palabras se ve hermoso, pero la realidad reciente del conflicto en Ucrania y el genocidio israelí contra Gaza evidencian que queda mucho por hacer.
De hecho, Guterres, invocó por primera vez el Artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas para alertar a los miembros del Consejo de Seguridad sobre la situación en la Franja y la imposibilidad de suministrar ayuda humanitaria. Sin embargo, esto no impidió que se mantuviera el veto estadounidense en dos ocasiones, como tampoco impidió que la posterior resolución de la Asamblea General pidiendo el alto el fuego significara poco o nada para “Israel” que continúa sus operaciones militares.
El complejo matrimonio entre la ONU y Estados Unidos
La relación intrínseca de Estados Unidos con la ONU trasciende su papel como uno de los 193 estados miembros. Va más allá, teniendo en cuenta que es el país que más contribuye al presupuesto regular de la organización.
En los últimos años Washington ha usado el escenario de la ONU para legitimar parte de sus objetivos en política exterior, aunque eso significara afectar a otros estados miembros. Lo hace ahora para apoyar a “Israel”, pero también lo usó para invadir a Irak por la supuesta existencia de armas de destrucción masiva, una mentira comprobada. También ha empleado el espacio de Naciones Unidas para acusar a Irán por el uso de la energía nuclear y la presunta existencia de un arma atómica, algo tampoco comprobado. Para impulsar una supuesta guerra contra el terrorismo en Medio Oriente, aunque eso implicara más conflictos y destrucción. Para enfrentarse a Rusia en relación al conflicto ucraniano. En este último caso evidenciamos una pugna entre ambas potencias, donde cada una ha empleado el veto para frenar a la otra en un ejercicio de control hegemónico.
La reforma de Naciones Unidas, como han señalado varias investigaciones, no debe centrase solo en los cambios necesarios del Consejo de Seguridad en cuanto al incremento de una membresía más representativa y la pertinencia del veto. Las transformaciones deben incluir otorgarle mayores poderes a la Asamblea General para que pesen más las decisiones colectivas que las posturas de unos pocos.
Cada resolución que emita el Consejo de Seguridad debe responder a su objetivo primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, pero si la posición de uno de sus miembros impide este propósito, el órgano falla en su gestión como ha sucedido ahora, ante su incapacidad de detener a "Israel". La ONU debe y está en la obligación de proteger a los pueblos de las guerras. La Franja de Gaza es una deuda pendiente con un número de muertos en ascenso que martilla en la conciencia colectiva de lo que pudo haberse evitado.
[1] 60 años de la ONU ¿ qué debe cambiar?/Maria Cristina Rosas/ Revista Comercio Exterior/ México (2005)
[2] Ibidem
[3] https://www.eldiario.es/internacional/falta-reformar-consejo-seguridad-han-abusado-veto-grandes-potencias_1_9604552.html
[4] Las necesarias modificaciones de las Naciones Unidas en un mundo globalizado ( en su sesenta aniversario)/ Juan Manuel de Faramiñán Gilbert / Revista Electrónica de Estudios Internacionales (2005)