Palestina como Estado: el giro que reescribe la historia en la ONU
La Asamblea General consagra un giro histórico: Palestina es reconocida como Estado por 148 países. Pero mientras se celebra este avance largamente postergado, Gaza sigue bajo fuego. El reconocimiento solo tendrá sentido si se convierte en acción concreta.
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Palestina como Estado: el giro que reescribe la historia en la ONU
La apertura del 80º período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) estuvo marcada por un giro diplomático de gran trascendencia: el reconocimiento de Palestina como Estado por parte de importantes socios de Estados Unidos y de su aliado estratégico, “Israel”.
Este gesto, lejos de ser meramente simbólico, concentró la atención en la sede del organismo en Nueva York, donde la cuestión palestina se erigió como protagonista de las deliberaciones de uno de los foros más relevantes del multilateralismo global.
La negativa de Estados Unidos a conceder el visado al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, no logró contener el impulso político a este reconocimiento, ni frenar el cuestionamiento internacional a la agresión contra la Franja de Gaza.
Reconocimiento de Palestina: una oleada diplomática en ascenso
La Conferencia de Alto Nivel sobre la Solución Pacífica de la Cuestión de Palestina, impulsada por Francia y Arabia Saudita, inauguró una semana en la que el reconocimiento del Estado palestino pasó de ser una aspiración para convertirse en postura mayoritaria dentro de Naciones Unidas.
Esta iniciativa estuvo precedida por la aprobación, el viernes 12 de septiembre, de una resolución que respaldó la Declaración de Nueva York —con 142 votos a favor— orientada a revitalizar la solución de dos Estados: Palestina e “Israel”.
Aunque la resolución no es vinculante —como todas las que emite la Asamblea General—, su peso político es significativo, especialmente frente al bloqueo del Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos vetó la sexta propuesta de alto al fuego en la Franja de Gaza.
Dicho proyecto, propuesto por los 10 miembros no permanentes, pedía también abrir el acceso a la ayuda humanitaria, en un momento en el que la invasión terrestre israelí del norte del enclave sigue obligando a huir a cientos de personas.
Este nuevo veto no solo profundizó el aislamiento de Washington y su aliado “Tel Aviv”, sino que evidenció la creciente brecha entre la voluntad mayoritaria de los Estados miembros y el bloqueo institucional que impide traducir esa voluntad en acciones concretas.
“Ha llegado el momento de la paz”, fueron las palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, al reconocer oficialmente el lunes 22 de septiembre a Palestina como Estado ante el plenario de la Asamblea General.
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Palestina como Estado: el giro que reescribe la historia en la ONU
Con su gesto, Macron desencadenó una reacción diplomática en cadena: ese mismo lunes, Bélgica, Malta, Andorra, Luxemburgo y San Marino se sumaron al reconocimiento oficial de Palestina. Un día antes, lo habían hecho Canadá, Australia, Reino Unido y Portugal.
Este movimiento consolidó, además, una tendencia iniciada en 2024 por España, Irlanda, Noruega y Eslovenia, que marcaron el primer quiebre dentro del núcleo europeo en favor del reconocimiento palestino.
Con este nuevo impulso, cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad —Francia, Reino Unido, China y Rusia— respaldan la creación de un Estado palestino, dejando a Estados Unidos como único opositor.
En total, 148 de los 193 Estados miembros de la ONU reconocen el Estado de Palestina. Hasta ahora, ninguna de las economías más avanzadas del mundo —reunidas en el Grupo de los Siete (G7)— había dado este paso.
Dicho movimiento adquiere mayor relevancia si se considera el contexto histórico del reconocimiento. Palestina fue proclamada como Estado por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1988, y desde entonces buscó consolidar su estatus internacional.
En 2012, la Asamblea General de la ONU le otorgó el estatuto de Estado observador no miembro, lo que le permitió acceder a organismos internacionales como la Corte Penal Internacional, y en 2015, se convirtió en Estado parte del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Genocidio en Gaza: término que dominó la Asamblea de la ONU
Apenas días antes del inicio del 80º período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, una comisión independiente establecida por el Consejo de Derechos Humanos concluyó que “Israel” comete genocidio contra el pueblo palestino en Gaza.
La investigación, basada en hechos ocurridos entre octubre de 2023 y julio de 2025, redefinió la narrativa internacional. Con esta acusación formal sobre la mesa, el término genocidio resonó con fuerza en los discursos de líderes globales desde el plenario.
Este pronunciamiento se inscribe además en una secuencia jurídica que comenzó en diciembre de 2023, cuando Sudáfrica presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a “Israel” de violar la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
La conclusión de la comisión no solo reforzó esa denuncia, sino que legitimó el uso del término genocidio en el centro del debate multilateral, al vincular la dimensión humanitaria del conflicto con su carácter penal.
Desde el inicio de los debates, el secretario general António Guterres advirtió que “los horrores se acercan a un tercer año monstruoso” en la Franja de Gaza. “No debemos ceder en la única respuesta viable para una paz sostenible en Medio Oriente: una solución de dos Estados”, dijo.
Su intervención no solo condenó el castigo colectivo contra el pueblo palestino y la destrucción sistemática del enclave costero, sino que estableció el tono de una sesión en la que Palestina pasó de ser una causa silenciada a convertirse en el clamor ético central de la Asamblea.
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Palestina como Estado: el giro que reescribe la historia en la ONU
A esta línea de denuncia se sumaron presidentes como Gustavo Petro (Colombia), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile), Recep Tayyip Erdogan (Turquía), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), el emir Tamim bin Hamad Al Thani (Qatar), los reyes Abdalá II (Jordania) y Felipe VI (España).
Las palabras genocidio, exterminio, inanición como arma, desplazamiento forzado y complicidad internacional se repitieron en sus intervenciones, acompañadas de llamados a tribunales internacionales, propuestas de protección humanitaria y apelaciones a la conciencia global.
En contraste, la intervención del presidente Donald Trump se mantuvo ajena a esta narrativa. En su alocución, evitó mencionar la acusación de genocidio y recalcó que el reconocimiento de un Estado palestino es "una recompensa demasiado grande” para el movimiento Hamas.
Su postura fue recibida con evidente frialdad por gran parte del plenario, en un momento en que el consenso internacional se inclina en torno a la exigencia de un alto al fuego inmediato en la Franja de Gaza.
Palestina como Estado: ¿avance simbólico o real?
El reconocimiento otorga a Palestina una narrativa de legitimidad frente a décadas de ocupación, desplazamiento y negación de derechos. Pero ¿hasta qué punto se traduce en cambios concretos para su pueblo? ¿Es un avance real o una victoria simbólica en el tablero internacional?
Más allá del gesto diplomático, este respaldo fortalece la capacidad de Palestina para exigir derechos, participar en negociaciones clave y denunciar violaciones ante organismos como la Corte Penal Internacional o la Corte Internacional de Justicia.
Este paso contribuye a visibilizar la causa palestina en la agenda global y a fortalecer su presencia en foros multilaterales. En otras palabras, el reconocimiento no solo valida su reclamo histórico, sino que amplía sus márgenes de acción dentro del sistema internacional.
La consolidación de una mayoría global favorable a la solución de dos Estados deja a Estados Unidos, “Israel” y otros opositores en una posición de creciente aislamiento ante una comunidad internacional cada vez más crítica de la agresión contra Gaza y la ocupación en Cisjordania.
Sin embargo, como advirtió el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), Philippe Lazzarini, el reconocimiento de un Estado palestino, “aunque es algo bienvenido”, carece de valor si no se logra un alto al fuego en la Franja de Gaza.
Dichas palabras reflejan una verdad incómoda: mientras en los foros internacionales se celebra el avance diplomático, sobre el terreno la matanza continúa, el desplazamiento forzado se intensifica y la hambruna se agrava.
La brecha entre el reconocimiento político y la realidad humanitaria pone en evidencia que, sin medidas concretas y urgentes, el impulso diplomático corre el riesgo de quedar atrapado en el plano de lo simbólico.
En definitiva, el reconocimiento de Palestina como Estado es un paso necesario, pero no suficiente. Es un avance con potencial real, siempre que la comunidad internacional esté dispuesta a asumir el costo político de convertir la voluntad en acción.
La pregunta que queda es si los Estados que hoy reconocen a Palestina están dispuestos a sostener ese compromiso en el momento que más se necesita: ahora cuando más de 65 mil personas perdieron la vida en la Franja de Gaza como resultado directo de la agresión de “Israel”.