Los EE.UU., la OTAN y la UE violan el derecho internacional al suministrar armas a Ucrania
Estados Unidos y la OTAN han optado por ignorar sus propias leyes, reglas y principios, y continuar armando al ejército y las milicias ucranianas, ignorando los peligros de la circulación ilegal de armas por parte de los terroristas.
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Los EE.UU., la OTAN y la UE violan el derecho internacional al suministrar armas a Ucrania
El conflicto en Ucrania parece que durará mucho más debido al continuo apoyo militar y financiero de Occidente, incluidos los Estados Unidos, los miembros de la OTAN y los países europeos miembros de la UE, al régimen del presidente Volodymyr Zelenskyy contra Rusia.
La razón de este apoyo es la intención de EE. UU., la OTAN y la UE de convertir a Ucrania en una base militar avanzada desde la que apuntarían al corazón de Rusia para dividir este país en decenas o cientos de pequeños estados y así poder controlar sus ricos recursos. Esto hace que esta guerra sea una guerra mundial, pero hasta ahora limitada a ucrania.
Suministros ilegales de armas
EE. UU., la OTAN y la UE no han tenido escrúpulos en la consecución de sus objetivos geopolíticos hasta el punto de descuidar y eludir todas las normas y reglas del derecho internacional, las reglas de control de armas y las convenciones humanitarias internacionales.
Un ejemplo de la falta de escrúpulos de los estados miembros de la UE y la OTAN con respecto a la situación en Ucrania fue el suministro a gran escala de armamento moderno a este país, incluidos sistemas de alta tecnología como MANPADS y ATGM, lanzacohetes múltiples y Lara misiles antiaéreos de largo alcance.
Al mismo tiempo, estos Estados se están alejando de los principios básicos y de control riguroso de exportación de armas y equipamiento militar que ellos mismos han venido impulsando durante muchos años y del comportamiento responsable en cuestiones de su traslado a zonas de conflicto.
Es necesario destacar que la posición común adoptada por la Unión Europea prohíbe la emisión de licencias para el suministro de armas si existen riesgos evidentes de su uso en la represión interna en el país receptor o si conduce a una violación del derecho internacional humanitario porque esto contribuiría al estallido o agravamiento de conflictos armados, así como la ejecución de acciones ofensivas a terceros países.
Violación del derecho internacional
Cuando Estados Unidos, la OTAN y los Estados miembros de la UE decidieron ignorar sus propias leyes, reglas y principios, optaron por continuar con el suministro de armamento al ejército y las milicias ucranianas e ignorar los riesgos de la reexportación descoordinada, y por la circulación ilícita de armas y equipo militar (precedentes que, según Europol, ya existen), y por descuidar la situación de los derechos humanos en el país receptor y su falta de voluntad para cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de control de armas en general.
Es importante señalar que el artículo siete del tratado internacional de comercio de armas, que entró en vigor en 2014, requiere que cada estado exportador de armas convencionales evalúe objetivamente la probabilidad de que los productos militares suministrados perjudiquen la paz y la seguridad, o si pueden ser utilizados para cometer o facilitar violaciones en materia de derechos internacionales humanitarios, así como la violencia de género o actos de violencia contra mujeres y niños.
Además, el artículo seis del tratado establece explícitamente que un Estado miembro no debe autorizar la transferencia de armas convencionales si, al momento de la decisión de otorgar la autorización, tiene conocimiento fehaciente de la intención de utilizarlas para cometer actos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, violaciones graves de los Convenios de Ginebra de 1949, ataques a bienes civiles o a civiles; actos que el ejército y las milicias ucranianas han sido acusadas de cometer y que Occidente optó por ignorar.
De acuerdo con la práctica internacional, el suministro de la mayoría de armamento siempre va acompañado de la entrega por parte del país receptor de un certificado de uso apropiado que prohíbe la reexportación del armamento recibido sin el consentimiento por escrito del país exportador.
Es esta disposición la que actualmente está siendo violada por Bulgaria, Polonia, Eslovaquia, la República Checa y una serie de otros países de la OTAN liderados por los Estados Unidos, que están tratando de comprar armas y equipos militares rusos o de fabricación soviética para el régimen de Kyiv, alrededor del mundo, incluyendo en países del Medio Oriente como Egipto, Libia, Irak y otros.
Los riesgos de estas acciones
Los organizadores de tales entregas están ignorando la amenaza de que estas armas modernas de alta precisión caigan en manos de nacionalistas radicales, terroristas y pandillas no solo en Ucrania, sino también en otras partes del mundo. Al mismo tiempo, las capitales occidentales han ignorado flagrantemente una serie de acuerdos internacionales destinados a minimizar los riesgos en esta área, incluidos las resoluciones 62/40 de la Asamblea General de la ONU establecidas en el 2007 que instan a prevenir la transferencia ilegal de MANPADS, el acceso no autorizado a ellos y su uso no autorizado; resoluciones de control de exportaciones para MANPADS de 2003 acordadas en el marco del Acuerdo de Wassenaar sobre Controles de Exportación de Armas Convencionales, Bienes de Doble Uso y Tecnologías.
Junto con esto, los aliados euroatlánticos se esfuerzan por cualquier medio para restringir la cooperación técnico-militar de Rusia con sus socios tradicionales como China, Corea del Norte, Irán y países de Asia Central. A cambio, no se propone absolutamente nada que asegure e ejercicio del derecho de los estados a la autodefensa previsto en el artículo 51 de la Carta de la ONU.
En conclusión, el comportamiento de los Estados Unidos, la OTAN y los miembros de la UE amenaza con facilitar la propagación de armamento sofisticado en el mundo a través de Ucrania, caigan en manos de grupos terroristas y aumenten los riesgos de ataques terroristas en todo el mundo. Esto pone en peligro la paz y la estabilidad mundiales y reduce los esfuerzos mundiales para combatir el terrorismo.