Riesgos de aceptar soluciones de compromiso en la etapa actual
El proyecto sionista entró en una fase completamente nueva que ya no permite concesiones ni soluciones de compromiso, de lo contrario, todos los sacrificios realizados habrán sido en vano.
En los últimos tiempos fueron intensificadas las presiones sobre el movimiento Hamas para que modifique su postura respecto a las propuestas estadounidenses destinadas a detener la guerra que el ente sionista lleva casi once meses librando en la Franja de Gaza y llegar a un acuerdo para el intercambio de prisioneros israelíes en su poder por los palestinos encarcelados en cárceles sionistas
Tales propuestas fueron adoptadas por la ONU y respaldadas por la Resolución 2735 del Consejo de Seguridad.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó el 31 de mayo de 2024 una "hoja de ruta" con el objetivo de lograr el acuerdo deseado. La misma incluye tres fases, cada una con una duración de seis semanas.
La primera fase abarca un cese total de las hostilidades, la retirada de las fuerzas israelíes de las áreas pobladas, la liberación de un número de prisioneros israelíes retenidos en la Franja de Gaza, en particular mujeres, ancianos y heridos, y la entrega de los restos de aquellos que fallecieron; la liberación de cientos de palestinos encarcelados en prisiones israelíes, el retorno de los civiles palestinos a sus hogares y el aumento de la ayuda humanitaria a 660 camiones diarios.
A su vez, la segunda busca alcanzar un cese permanente de las operaciones militares e incluye un compromiso de liberar a todos los prisioneros vivos restantes, incluidos los soldados varones, y la retirada de las fuerzas israelíes de toda la Franja de Gaza.
Mientras la tercera y última tiene como objetivo poner fin al conflicto y contiene iniciar la implementación de un plan de reconstrucción de la Franja de Gaza "de manera que no permita el rearme de Hamas" y devolver los restos de los prisioneros que murieron en la guerra.
Biden no se limitó a presentar propuestas bajo el único nombre de su país, sino también se esforzó por obtener el máximo respaldo internacional posible para sus propuestas, lo cual explica su interés en recurrir al Consejo de Seguridad para convertir estas propuestas en una resolución emitida por la máxima autoridad internacional responsable de mantener la paz y la seguridad en el mundo.
El Consejo de Seguridad logró votar en su sesión del 10 de junio de 2024 el proyecto de resolución presentado por la administración estadounidense, la cual contempla líneas generales de las disposiciones que el Consejo considera necesarias para ayudar a las partes involucradas en la guerra en Gaza a lograr un cese total de las hostilidades.
La Resolución 2735 propone, a su vez, un plan de tres fases, cada una con una duración de seis semanas. La primera fase el cese total de las hostilidades, la retirada de todas las fuerzas israelíes de las áreas pobladas, la liberación de prisioneros en manos de las facciones de resistencia palestinas, especialmente mujeres, ancianos y heridos; la entrega de los restos de los fallecidos y la liberación de cientos de prisioneros palestinos en prisiones israelíes; el retorno de los desplazados palestinos a sus hogares y el aumento significativo de la ayuda humanitaria, garantizando su llegada y distribución de manera efectiva y justa a todos los necesitados.
La segunda establece que debe comenzar la aplicación del acuerdo de cese permanente de hostilidades, que se supone se habrá alcanzado durante las negociaciones de la primera fase.
En esta fase, Hamas y otras facciones de la resistencia palestina se comprometen a liberar a todos los rehenes vivos restantes, incluidos los soldados varones, a cambio del compromiso de "Israel" de retirar todas sus fuerzas de la Franja de Gaza, subrayando el rechazo explícito a cualquier intento de realizar cambios demográficos o territoriales en la Franja de Gaza, incluidas las acciones que puedan reducir su área.
La tercera refiere la devolución de los restos de todos los prisioneros que murieron durante la guerra y el inicio de la implementación de un plan para la reconstrucción de la Franja de Gaza y reafirmar el compromiso del Consejo de Seguridad con la solución de dos Estados dentro de fronteras seguras y reconocidas de acuerdo con el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU, así como la importancia de unificar la Franja de Gaza de Gaza con Cisjordania bajo la dirección de la Autoridad Palestina.
Cabe destacar que el movimiento Hamas anunció su aceptación explícita, en su propio nombre y en representación de las demás facciones armadas de resistencia palestina en la Franja de Gaza, del plan de Biden y la Resolución del Consejo de Seguridad, y solicitó a los "mediadores" traducir las "líneas generales y las disposiciones" contenidas en estos documentos en planes de acción detallados con cronogramas ejecutables sobre el terreno.
También pidió a estos mediadores que proporcionaran garantías o compromisos por escrito que confirmaran el cumplimiento por parte de "Israel" de lo acordado en dichos planes y cronogramas específicos.
Sin embargo, Hamas pronto descubrió que el ente sionista nunca anunció su aceptación explícita de estos documentos, y que los considera meras propuestas negociables.
También descubrió que las delegaciones del ente en las diversas rondas de negociaciones no tenían plenas facultades para firmar un acuerdo final, y por lo tanto debían regresar cada vez a Netanyahu, quien agregó nuevas condiciones.
Esto explica la decisión de Hamas de dejar de girar en este círculo vicioso de negociaciones inútiles y esperar a que los mediadores lleguen por sí mismos a un acuerdo detallado y ejecutable, lo cual no ha ocurrido ni se espera que ocurra en el futuro cercano.
Se suponía que los mediadores debían cumplir con su deber como tales, si es que realmente lo eran, y exigir al gobierno del ente que primero anunciara su aceptación explícita del plan de Biden y de la resolución del Consejo de Seguridad, para luego entrar en negociaciones posteriores tanto con Hamas como con el ente para acordar una hoja de ruta detallada con cronogramas que especificaran los compromisos de cada uno en cada una de las tres fases.
Dado que Estados Unidos es la única parte con herramientas de presión reales para obligar al ente sionista a acatar lo que propuso por sí misma y que fue aprobado por el Consejo de Seguridad, debería haber dejado claro que Netanyahu era responsable de la falta de un acuerdo para el cese de las hostilidades, abriendo así el camino para amenazarlo con posibles sanciones de la ONU.
Sin embargo, no lo hizo, y no se espera que lo haga por muchas razones conocidas. Peor aún, hizo lo contrario de lo que su deber como mediador le exigía, al responsabilizar a Hamas de la falta de un acuerdo y pedir a los otros dos mediadores, Egipto y Qatar, que ejerzan toda la presión posible para que Hamas haga concesiones que satisfagan a Netanyahu.
Las presiones sobre Hamas y las facciones armadas de resistencia palestina en esta etapa son muchas. Además de las fuertes presiones en la mesa de negociaciones, también están siendo sometidos a presiones militares extremas.
Cada vez que Netanyahu fracasa en lograr victorias militares contra ellas e incapaz de liberar a los rehenes por la fuerza, descarga toda su furia contra los civiles indefensos, aumentando su brutalidad al cometer las más atroces masacres contra ellos.
Hasta ahora, el número de civiles que Netanyahu asesino asciende a casi 50 mil y los heridos a cerca de 100 mil, de los cuales el 60 por ciento son niños y mujeres, una cifra muy alta que equivale al siete por ciento del total de la población de Gaza.
Además, no se limita el sufrimiento de estos habitantes al asesinato y las lesiones físicas, sino que llegó a hacer que la vida de quienes aún sobreviven sea casi imposible.
Esto se debe a la privación deliberada de alimentos, medicinas y agua, a la destrucción de escuelas, hospitales y campamentos, al asesinato de periodistas y trabajadores humanitarios, y al forzoso desplazamiento repetido de los residentes, quienes son luego perseguidos por aviones y drones durante su huida.
Netanyahu cree que cuanto mayor sea su brutalidad en la perpetración de este "holocausto", que es más atroz que el sufrido por los judíos a manos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, mayor será la presión sobre Hamas, empujándola a hacer las concesiones que él demanda, o incluso a una rendición total.
Las presiones de Netanyahu en el terreno no están limitadas a Hamas, a las facciones armadas de la resistencia palestina y al pueblo palestino en la Franja de Gaza de Gaza, sino alcanzó a todos los componentes del eje de la resistencia.
El ente sionista atacó el puerto de Hodeidah en Yemen, logró destruir varios depósitos de petróleo y estaciones generadoras de electricidad, y mató a numerosos civiles.
También atacó el suburbio del sur de Beirut, donde consiguió asesinar a la principal figura militar de Hizbullah, Fouad Shokr, Además, atacó la misma Teherán y asesinó al jefe del Buró Político del movimiento de resistencia palestino Hamas, durante su visita a la capital iraní para participar en la ceremonia de investidura del nuevo presidente iraní.
Ahora, Netanyahu vuelve su atención hacia Cisjordania para encenderla en llamas. Con esta escalada general, busca demostrar, entre muchas otras cosas, que el ente sionista aún tiene la ventaja en la región y que, a pesar del revés momentáneo sufrido el 7 de octubre del año pasado, finalmente impondrá su voluntad.
Con esta escalada, el conflicto con el proyecto sionista entró en una fase completamente nueva que ya no permite concesiones ni soluciones de compromiso, de lo contrario, todos los sacrificios realizados habrán sido en vano.
Es cierto que el pueblo palestino es muy consciente de que ya no le queda más opción que la victoria o el martirio, pero ¿cuándo se darán cuenta los pueblos y regímenes árabes e islámicos de que todos ellos están en la mira y que el proyecto sionista está diseñado para dominar a todos los pueblos de la región y sus recursos, y no solo al pueblo palestino y sus recursos?