Las difíciles decisiones de Trump: Entre Turquía, "Israel" y los kurdos
Los observadores de las posiciones israelíes, europeas y estadounidenses respecto del apoyo a los kurdos en Siria esperan que Ankara enfrente nuevos y complejos desafíos.
Por segunda vez en un mes, el presidente Trump (el martes 1 de julio) elogió su amistad personal con el presidente Erdogan, y dijo: "Lo quiero, le tengo todo el respeto, y creo que él me tiene el mismo respeto".
Agregó que los perdedores en Siria son Rusia e Irán. Erdogan es un hombre muy inteligente. Envío a sus hombres allí bajo diferentes formas y nombres, y tomó el poder en Damasco.
“Sé que Turquía tiene cuentas pendientes en Siria desde hace dos mil años, bajo diversas formas y denominaciones", agregó.
Durante una conferencia de prensa en Florida, el presidente Trump también abordó la situación en el norte de Siria, evitó responder a una pregunta sobre la posibilidad de una retirada de las tropas estadounidenses del este del Éufrates.
Dijo: "No les voy a decir esto ahora porque es parte de una estrategia militar. Sin embargo, puedo decir que esta situación está relacionada con Turquía. Y les recuerdo que en el pasado pedí a Erdogan que no persiguiera a los kurdos, y él escuchaba mis palabras. No sé hasta cuándo continuará esta situación, porque los turcos y los kurdos son enemigos naturales, se odian mutuamente".
En su primera conferencia de prensa el 19 del mes pasado, Trump también se refirió al papel de Turquía en Siria: “Aquellos que entraron en Siria, con sus diversas facciones están bajo el control de Turquía. Esto no es importante para nosotros, este es su estilo, aunque la situación en Siria siga siendo confusa. En mi opinión, la clave de Siria estará en manos de Turquía. Erdogan es un hombre inteligente y agresivo, de modo que Turquía logró apoderarse del poder en Siria de una manera poco elegante y sin sacrificar a nadie".
Estas declaraciones de Trump coinciden con las amenazas turcas contra las Unidades de Protección Popular kurdas, en el este del Éufrates, donde están las tropas estadounidenses junto a varios expertos militares e informantes de países de la OTAN, entre ellos Francia, Reino Unido, Alemania e Italia.
Todo esto también se da en el contexto de los esfuerzos de Ankara para abordar la cuestión kurda internamente, y permitir a finales del mes pasado una reunión entre una delegación del Partido Democracia e Igualdad Popular y el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdullah Öcalan, quien lleva 25 años en prisión en la isla de Imrali.
La mencionada delegación transmitió a los líderes de todos los partidos políticos turcos las demandas y condiciones de Öcalan para aceptar la solicitud del presidente Erdogan de detener la lucha armada contra Turquía y disolver el partido.
Todos los líderes políticos anunciaron su apoyo a la resolución política, pacífica y democrática de la cuestión kurda, garantizaron los intereses del Estado turco, el cual no reconocen cualquier derecho constitucional para los kurdos, siendo el más importante la autonomía, como ocurre en Siria, o un sistema federal, como en Irak.
Este giro político también coincide con un aumento en los enfrentamientos militares entre las facciones del Ejército Nacional Sirio, respaldadas por Ankara, y las fuerzas de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apostadas en los alrededores de Manbij y Ain al-Arab (Kobani), en la provincia de Alepo, además de los alrededores de la presa de Tishreen en el Éufrates y el puente de Qaraqozak, donde Turquía busca controlar la zona para restituir el mausoleo de Suleimán Shah, tras haber sido trasladado de allí en 2015 después de que las fuerzas del Daesh tomaran el área.
A través de estas acciones, Ankara busca respaldar los intereses del nuevo régimen en Damasco para tomar control del este del Éufrates, donde se encuentran los campos de petróleo y gas de Siria, así como alrededor de 20 cárceles controladas por las milicias kurdas, donde albergan a unos 60 mil miembros de Daesh y sus familias.
Todo esto llevó al ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, a hablar sobre la decisión de Ankara de resolver la situación en la región de forma militar, si los esfuerzos diplomáticos no tienen éxito, y con el objetivo de lograr una reconciliación entre los kurdos y el nuevo régimen de Damasco.
Ankara espera que estos planes cuenten con el apoyo del presidente Trump, quien habló de su guerra contra Daesh, razón para la intervención estadounidense en el este del Éufrates y el apoyo a las milicias kurdas allí.
Sin ocultar su preocupación por las políticas potenciales del equipo que rodea al presidente Trump, especialmente el secretario de Estado Rubio, el asesor de seguridad nacional Bolton, la directora de inteligencia nacional Tulsi Gabbard, el secretario de Defensa Pete Hegseth, y el asistente del asesor de Trump para asuntos de Medio Oriente, Morgan Ortagus, todos ellos simpatizantes y solidarios con las FDS y las Unidades de Protección Popular kurdas en Siria y en la región en general.
Todos ellos cuentan con el apoyo directo o indirecto de "Tel Aviv", como lo declararon los funcionarios israelíes, entre ellos el ministro de Exteriores, Gidión Saar, quien dijo en varias ocasiones: "Los kurdos y las minorías en la región son aliados estratégicos de `Israel´".
Esta misma postura fue expresada por la ministra de Exteriores alemana Annalena Baerbock, tras su visita a Damasco junto con el ministro de Exteriores francés Jean-Noël Barot, quienes afirmaron: "No permitirán que nadie lleve a cabo actos hostiles contra los kurdos en el noreste de Siria".
Los observadores de las posturas israelíes, europeas y estadounidenses respecto al apoyo a los kurdos en Siria anticipan que esto pondrá a Ankara frente a nuevos y complejos desafíos, ya que es cada vez más evidente que el presidente Trump verá en "Tel Aviv" a su aliado estratégico, si no el único, en todos sus cálculos sobre el Medio Oriente, con repercusiones sobre sus políticas internacionales a corto, medio y largo plazo.
También hay expectativas de un mayor interés de EE. UU. en la reconciliación entre "Tel Aviv" y Riad, que Trump, al igual que todos los presidentes estadounidenses, buscó desde su encuentro con el rey Abdulaziz 14 de febrero de 1945, debido a su riqueza petrolera y su doctrina wahabita, la cual favoreció los proyectos estadounidenses en la región y en el mundo.
Estas políticas de Trump podrían llevar a Ankara y "Tel Aviv" a poner fin a sus disputas y acordar un mínimo de intereses comunes, los cuales se alinearon tras el éxito de Turquía en derrocar el régimen en Damasco.
Esto también ayudó a "Tel Aviv", con el apoyo de EE. UU. y Europa, a implementar sus planes en la región, incluida la guerra contra Líbano, y posteriormente la elección de Joseph Aoun como presidente de este país árabe, después que Hayat Tahrir al-Sham tomara Siria con el respaldo árabe, europeo y estadounidense, lo cual permitió a "Tel Aviv" destruir la infraestructura militar de Siria sin la más mínima objeción de los nuevos gobernantes de Damasco.
A su vez, ese proceso fue precedido por las amenazas repetidas de los funcionarios turcos contra el Estado sionista, como lo hizo Erdogan en septiembre pasado, cuando habló sobre "las ambiciones expansionistas sionistas en las tierras de Anatolia turca, en el marco de lo que llaman el 'Gran Estado de Israel'".
También mencionó que "el ejército israelí, tras su incursión en el sur del Líbano, se encuentra ahora a 170 km de la frontera turca", y ahora este ejército está mucho más cerca, ya que bombardea cualquier lugar en Siria, incluidas Alepo, a 70 km de la frontera turca, sin que haya habido ninguna respuesta militar, ni siquiera una declaración política de ningún funcionario sirio, árabe o turco, contra las guerras y provocaciones del Estado sionista en Gaza, Cisjordania, la mezquita Al-Aqsa, Líbano, Siria, Yemen, y próximamente Irak e Irán, lo cual es parte de los planes de Trump con sus aliados regionales e internacionales, ya sea juntos o de forma individual.