Las cortinas de humo del poder en Estados Unidos
La principal intención de la operación en curso es apoderarse del petróleo de Venezuela y fracturar el eje de articulación Caracas-Habana-Managua.
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Las cortinas de humo del poder en Estados Unidos.
En 1997 se estrenó la película Wag the dog (La cortina de humo (en España) y Escándalo en la Casa Blanca (en Latinoamérica)). Dirigida por Barry Levinson, el filme contó con un elenco de lujo, donde destacan Dustin Hoffmann y Robert de Niro. El título de la película está tomado del argot político norteamericano y, literalmente, significa algo así como “mover el perro”. Es un juego de palabras derivado de una premisa más larga: como el perro es más inteligente, mueve la cola; pero si la cola fuera más inteligente, esta movería el perro.
En esta metáfora la cola es el poder y el perro es el pueblo, y la frase hace referencia a acciones, sobre todo de naturaleza militar, que se usan como distracción para desviar la atención popular de los escándalos políticos y crisis de las élites y también cómo se manipula al pueblo para hacerlo cómplice de aventuras imperiales y guerras de rapiña
El argumento del filme es tan sencillo como efectivo. El presidente de los Estados Unidos es acusado de insinuarse sexualmente a una menor de edad en el Despacho Oval. El escándalo estalla apenas dos semanas antes del inicio de unas reñidas elecciones presidenciales. Su equipo de asesores opta por traer un especialista, interpretado por De Niro, quien en asociación con un productor de Hollywood, Hoffmann, inventan una guerra ficticia en Albania para desviar la atención popular. Para esto recrean imágenes, graban falsos testimonios de víctimas y apelan a todo el repertorio patrioteril para convencer a la audiencia que Estados Unidos tiene el deber moral de intervenir en el conflicto para salvar a esas pobres víctimas.
La película tiene otros giros para mantener la atención del espectador, pero en esencia este es su argumento central. Aunque no está basada directamente en hechos reales, no resulta difícil encontrar numerosos nexos con la realidad política de los Estados Unidos. Poco después del estreno de este filme, estalló el escándalo sexual de Bill Clinton con Mónica Lewinsky, pronto cubierto por el velo del conflicto de Kosovo y el bombardeo masivo a Yugoslavia.
Hoy asistimos a una nueva reiteración del mismo escenario con los mismos fines. La administración Trump ha escalado artificialmente el conflicto contra Venezuela, acusando al país y su presidente de ser parte del ficticio Cartel de los Soles. Esta afirmación carece de ningún sustento fáctico y ha sido incluso refutada por organismos como la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, sin embargo esto no ha impedido que Estados Unidos concentre en el Caribe casi un veinte por ciento de todo su potencial naval, incluyendo su mayor y más moderno portaaviones.
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Aunque no cabe duda de que la principal intención de la operación en curso es apoderarse del petróleo de Venezuela y fracturar el eje de articulación Caracas-Habana-Managua, la rápida y significativa escalada de la última etapa pudiera deberse también a las preocupaciones del actual inquilino de la Casa Blanca con el escenario interno y, sobre todo, con la percepción popular de su mandato. Y es que, a pesar de sus promesas, el escenario económico interno para la clase trabajadora no se ha modificado positivamente y el escándalo de su cercana amistad con Jeffrey Epstein impacta en la percepción de un nada desdeñable sector de la población norteamericana.
Basta con dar un vistazo al Índice de Precios del Consumidor (IPC) en Estados Unidos para constatar que la situación económica ha continuado con un deterioro sostenido. El IPC mide la fluctuación en el precio de una serie de bienes y servicios escogidos desde el punto de vista del consumidor. Una puntuación al alza indica un aumento sostenido del costo de la vida. Así, mientras la puntuación en agosto de 2025 fue de 323.98 puntos, para septiembre ya había aumentado hasta 324.80 puntos. La tasa de inflación interanual en Estados Unidos subió al tres por ciento, la más alta desde enero de este año. El índice de energía aumentó un 2,8 por ciento y el índice de alimentos un 3,1 por ciento. El índice de gasolina subió un 4,1por ciento y fue el factor más importante en el aumento mensual de todos los ítems.
En esta tendencia alcista desempeñaron un importante papel los aranceles de Trump. Estos no solo no han resuelto el problema de productividad que viene arrastrando desde hace años la economía norteamericana, sino que han elevado el costo de numerosos productos importados, especialmente muebles, electrodomésticos y componentes electrónicos, aunque la tendencia ha impactado en todos los sectores, desde el costo de los alimentos hasta el de la vivienda.
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Al incumplimiento de las promesas económicas, se suma el incumplimiento de las promesas de campaña de publicar todos los archivos del caso Epstein. Este caso es de especial sensibilidad para la opinión pública estadounidense, ya que al revelarse el escándalo sexual en torno a la figura de Jeffrey Epstein y su isla privada, comenzaron a surgir listas de nombres, alimentadas también por el rumor, de múltiples personalidades que supuestamente fueron cómplices y beneficiarios de todo el entramado de explotación sexual del difunto magnate.
Este caso volvió a recurrir con mucha fuerza luego de la reciente desclasificación de algunos correos de Epstein con cercanos colaboradores, donde hacía algunos comentarios comprometedores que involucraban a Donald Trump y al expresidente Bill Clinton. Un reciente sondeo realizado entre 14 y el 17 de noviembre por la firma Ipsos y la agencia Reuters, arrojó que solo el 20 por ciento de los estadounidenses encuestados está conforme con la gestión de la administración Trump, y de estos, el 44 por ciento son republicanos. El 61 por ciento de las personas consultadas creen que el Gobierno del republicano no ha proporcionado toda la información sobre la muerte de Epstein y el 70 por ciento considera que se está ocultado nombres de la lista de clientes del pederasta. En cuanto a la gestión económica del Gobierno de Trump, se reveló que solo el 26 por ciento de los estadounidenses cree que el presidente está manejando adecuadamente el costo de vida. La aprobación actual del presidente estadounidense pasó del 47 por ciento al principio de su mandato a un 38 por ciento en solo diez meses.
Que el escándalo de Epstein tenga más peso en la opinión pública norteamericana que su complicidad con el genocidio en Gaza, su criminal agresión contra Irán o su irresponsable escalada contra Venezuela, hablan mucho del calibre moral del debate público en los Estados Unidos. Reafirma también la tendencia de un país que suele ser muy severo con los escándalos de faldas presidenciales y muy laxos con los continuos genocidios, crímenes y expoliaciones que su país viene cometiendo desde 1783.
A todo lo anterior se suma el impacto en la opinión pública del prolongado cierre del gobierno, que duró todo octubre y buena parte de noviembre. Este cierre dejó prácticamente inhabilitados muchos servicios públicos relevantes y forzó a millones de empleados públicos y beneficiarios de ayudas gubernamentales y sus familias a acudir a bancos de alimentos para poder subsistir.
En este complejo escenario, Trump y sus asesores pudieran estar pensando que el país necesita una guerra. Una que haga a la gente olvidarse de la compleja situación económica, del hecho de que Estados Unidos está perdiendo la primacía económica global ante China y de los cercanos vínculos entre Trump y Epstein. Para esto el aparato político y mediático ya han construido una Premio Nobel de la Paz que aboga por la guerra todo el tiempo y un cartel narco-terrorista que no existe.
Lo único que detiene a estos arquitectos del caos y su líder es la duda sobre una victoria que puede que no sea tan fácil como algunos halcones han querido vender. Y si bien un escándalo sin control puede hundir la carrera de un presidente, chocar contra la heroica voluntad de resistencia de un pueblo puede hundir mucho más, incluyendo la arrogancia de un imperio
José Ernesto Nováez Guerrero
Al Mayadeen Español