Sí a la atrofia de la barbarie de la guerra, no a la barbarie inhumana de la falsa paz
La guerra no es la solución moral, pero los pacifistas tampoco, y en muchos casos amputan a la víctima bajo ese magnánimo catecismo que a la postre no se materializa o se acerca a la justicia.
La guerra es una vergüenza humana, es un fracaso espiritual y el fracaso de la razón, es el amargo humano…Los animales tampoco son unos santos, pero qué dirán de nosotros la fauna y la flora cuando se lanzó sobre nuestro planeta, en Hiroshima, una bomba atómica y además con el toque amoroso de un hijo; el piloto escribió el nombre de su madre en el avión, Enola Gay. Y al tercer día lanzan otra bomba atómica, en Nagasaky.
¿Qué dirán de los humanos la fauna y la flora? cuando en Perú, no teniendo acceso al agua, se les cobra a los campesinos por recolectar el agua de la lluvia.
¿Qué dirán de los humanos la fauna y la flora cuando la Monsanto busca prohibir el acceso a la semilla?
Desde el amor pitagórico ¿qué dirán de nosotros la fauna y la flora, la luz solar, la luz lunar, el viento, el espacio, el tiempo y la vida?
Como corteza humana me he querido ocultar ante los niños, la fauna y la flora, esconderme, no por miedo, sino por vergüenza.
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Asumo mi vergüenza humana que me embarga de dolor, dolor que se amalgama en tinieblas de pánico. Sí le tengo miedo al humano. Pero igualmente subyace en mí una fe humana, tengo esperanza en la humanidad. Apuesto a la criatura humana, no renuncio a ella, a ella pertenezco, a ella me debo. Allí está mi credo y templo. Y habita en mí una alegría humana que ampara mi rebeldía.
Y preciso, puedo admirar al ser humano genio, inteligente y talentosa, pero no es el humano talentoso al que me debo sino al generoso, honesto, noble y justo.
Creo en la Posthistoria de la Humanidad, en el mundo sin guerra.
Esta frase puede ser panfletaria, vacía, sino se asume el histórico carácter imperial de la Historia Universal.
Ucrania, seré clara, es cómodo decir: no a la guerra, la guerra no es la solución, nada justifica la guerra, que la guerra lo que trae es más guerra. Todo un fascinante rosario y manto de espiritualidad, celestialidad, intelectualidad y humanismo contra la guerra, pero cuidado, cuidado cuando todo este digno ideal termina siendo un estratagema que protege y bendice al agresor. Esta postura permite una especie de Status Quoi, SæculaSæculorum, Sempiterna al agresor y un no derecho o escape a la defensa del agredido.
La guerra no es la solución moral, pero los pacifistas tampoco, y en muchos casos amputan a la víctima bajo ese magnánimo catecismo que a la postre no se materializa o se acerca a la justicia.
El éxito del imperio estadounidense: Genocidios, ecocidios, culturicidios, historicidios, memoricidios, expoliaciones, bloqueos económicos, guerra mediática (esa inquisición de nuestro secularismo). El lavado de la droga. Su articulado terror mundial de guerra con la OTAN y la corporocracia. Tienen como enemigo a la paz, la democracia, la equidad, la libertad y soberanía de los pueblos.
El imperio debe hacer su trabajo y hay Estados que luchan por su soberanía, como Bolivia, Venezuela, Cuba, Irán, China, Rusia. Sí, con sus contradicciones, pero el que se la quiera dar de purista en la praxis, mantenerse en el éter, es un ingenuo y/o un demagogo.
El racismo es tan omnipresente en nuestro tiempo, que hasta la eurocéntrica izquierda española del Partido Podemos no se escapa. Hay quienes tienen derecho a la barbarie de la guerra para imperar y el otro no tiene derecho a la barbarie de la guerra para defenderse.
La sanguinaria, ilegítima e ilegal OTAN, tiene tres décadas de burla diplomática con Rusia. Una guerra sería lo adecuado para destruir o impedir el avance Ruso-Chino, y en consecuencia el avance a un orden internacional multicéntrico. Esta guerra que hace Rusia no es contra el pueblo Ucraniano, es contra la OTAN y Estados Unidos, sin embargo la atormentada víctima es el pueblo ucraniano.
Al grano, Estados Unidos no aceptaría tropas Rusas en sus fronteras con México. Rusia no tiene porque aceptar tropas de la OTAN-USA en sus fronteras en Ucrania. Sería imperdonable que Rusia no se defienda. Sí, la gran víctima es el pueblo ucraniano.
Aunque no hubo sensibilidad e indignación moral cuando se bombardeaba a la población del Donbás, el corte de agua, de la electricidad. La negación de pensiones, prestaciones, escuelas, trabajo a todo ruso parlante ucraniano. Quemar vivos a 48 sindicalistas, la quema de gitanos, homosexuales, políticos, periodistas. El terror colectivo, amenazas, torturas, violaciones sexuales. Ha habido una matanza de 14 mil personas desde el 2014 en la que incluye un gran número de niños, como estrategia Nazi de exterminio. La eliminación de 11 partidos políticos, el cierre de televisoras. Cárceles secretas, la implantación estadounidense de macabros laboratorios bélicos bacteriológicos e infraestructura nuclear bélica.
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No mencionaré la otra guerra, la guerra racista, de periodistas, analistas, socorristas, que en su indignación expresaban: “Esto no es Siria, Afganistán, Yemen o Libia, son niños rubios con ojos azules, esto es Europa, cristianos, civilizados”. Lo peor es que estas figuras condenaban a Donald Trump de racista. Hay demasiado pseudo humanismo y que justamente favorece al verdugo.
No mencionaré los casi 40 conflictos bélicos sanguinarios y bloqueos económicos siniestros que son modalidades de guerra. Pero no aparecen los gritos de: “No a la Guerra”. Muchos de buena fe, pero ven la forma y no el fondo, desconocedores, funcionalistas, simplistas, artificiales, pragmáticos y temerosos. Reaccionan de manera mecánica para no encarar la dificultad moral.
Sí quiero mencionar el lúgubre Nazismo, literalmente Nazi, sin el prefijo neo que opera en Ucrania y que no representa al pueblo ucraniano, mas bien, el pueblo ucraniano es víctima de estos Nazi protegidos por la OTAN Y Estados Unidos. Es escalofriante y tormentoso como Europa condena el Nazismo, pero se sirve de esa atrocidad hoy en Ucrania. Someten al mundo contra el Nazismo cuando clama justicia por el pueblo nativo Palestino. El Batallón Azov y otros, son de naturaleza y tesis Nazi. Allí reposa su inspiración, sentimiento, musa, lógica e identidad. VlodimirZelensky es un eslavo judío, Nazi, Israelí. Monitoreado por una casta empresarial judío-sionista, de una de un gobierno y economía “paralela”. Existen células del colonialismo israelí entrenando a los Nazis ucranianos.
Sí, por una Ucrania libre del Nazismo (OTAN-EU) y por la soberanía del pueblo Ucraniano y Ruso.
Este triste pasaje de guerra y digo triste porque es la guerra, donde inocentes vidas son víctimas de la barbarie. Pero no defenderse por una postura principista es un estratagema que perpetua la guerra también. Este episodio es un palco histórico contra la hegemonía, contra la tiranía del dólar. Va a ser el declive del dólar y estamos a las puertas de un orden internacional algo más diverso, más plural y por lo tanto más democrático.