Una carta del señor Secretario General
El autor del artículo analiza el contenido de la carta del Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres al Consejo de Seguridad invocando el Artículo 99 de la Carta de Naciones Unidas.
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Una carta del señor Secretario General.
Este 6 de diciembre las redes sociales y varios sitios de noticias asociados a Naciones Unidas daban cuenta de una misiva del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, apelando por primera vez en su mandato al Artículo 99 de la Carta de Naciones Unidas, para llamar la atención del Consejo sobre temas que, en opinión del Secretario General, puedan agravar las amenazas existentes a la paz y la seguridad (1).
Dicha misiva sirve para evidenciar la perspectiva de Occidente sobre el conflicto en curso, así como la impotencia esencial al cual los grandes poderes fácticos han llevado a los propios organismos internacionales que ellos crearon después de la II Guerra Mundial.
El Secretario General comienza haciendo un recuento de las víctimas provocadas por la incursión de Hamas y otros grupos palestinos en enclaves cercanos a Gaza en la operación del 7 de octubre. Según las cifras que aporta el propio secretario en su carta, en esa jornada más de mil 200 personas fueron “brutalmente asesinadas”, incluyendo 33 niños y miles fueron heridos por los “aborrecibles actos de terror de Hamas y otros grupos palestinos”, los cuales el propio secretario general ha condenado “repetidamente”. Además, unas 250 personas fueron secuestradas, incluyendo 34 niños y más de 130 de estas personas aún siguen captivas. Además, el secretario se hace eco de las denuncias de asaltos sexuales durante el ataque del 7 de octubre.
Es interesante señalar hasta aquí dos cosas. Primero, que antes de ir al punto de su petición, el señor Secretario General debe comenzar haciendo el obligatorio acto de contrición en contra de Hamas y otros grupos de la resistencia palestina, denunciando con duros epítetos (“brutalmente asesinadas”, “aborrecibles actos”) las acciones palestinas, epítetos que estarán totalmente ausentes en el resto de la carta, cuando se haga el recuento de las brutalidades de "Israel". Segundo, que el señor Secretario General, al comenzar en estos términos su misiva, desconoce que este conflicto no inició el 7 de octubre de 2023, sino que es casi tan antiguo como la propia organización que él dirige y que no es un conflicto entre partes equivalentes, que se pueda denunciar a una u otra por igual desde el mismo plano moral, sino que es un conflicto entre un ejército colonial moderno, con capacidades nucleares y un pueblo colonizado que resiste.
Continúa la carta el señor Secretario General haciendo un largo recuento de los más recientes crímenes de "Israel", aunque sin clasificarlos, solo describe. Según sus datos, más de 15 mil civiles han muerto, y de ellos un número superior al 40 por ciento son niños. Miles han sido heridos. Más de la mitad de las casas han sido destruidas. Alrededor del 80 por ciento de una población de 2,2 millones de personas han sido forzosamente desplazadas hacia áreas cada vez más pequeñas. Más de 1,1 millones de personas están en los refugios de UNRWA en toda Gaza, los cuales se hayan sobrepoblados y con terribles condiciones higiénicas.
El sistema de salud de Gaza está colapsado. “Los hospitales han sido convertidos en campos de batalla.” Solo 14 de 36 hospitales están parcialmente en funcionamiento. Los dos mayores hospitales del Sur de Gaza están operando a tres veces su capacidad de camas y se están quedando sin suministros básicos y combustible.
El Secretario General también apunta que las capacidades de la ONU para dar respuestas a la situación están muy limitadas por escasez en los suministros, falta de combustible, la interrupción en las comunicaciones y la creciente inseguridad. Al menos 130 trabajadores de la UNRWA han sido asesinados, muchos con sus familias.
Luego de describir el panorama anterior, el Secretario General concluye su misiva, enviada a casi sesenta días de iniciado el conflicto “urgiendo a los miembros del Consejo de Seguridad a presionar para evitar una crisis humanitaria”. Deja sin palabras.
Surgen entonces las preguntas: ¿qué entiende la ONU y la persona del señor Secretario General como una crisis humanitaria? ¿Acaso los números y el panorama descrito por el señor Secretario General no son la mejor definición de una crisis humanitaria? ¿Cuántos niños palestinos muertos clasifican para una crisis humanitaria? Es un documento útil para reflexionar sobre la noción de humanidad occidental hegemónica y a quiénes engloba.
Las grandes agencias de noticias se han hecho eco de la invocación del famoso artículo 99, usado en muy pocas ocasiones anteriores en la historia de la ONU. Parece un esfuerzo por mostrar los esfuerzos de la comunidad internacional y sus organismos multilaterales en función de detener el conflicto. Esta misiva hace ver la crisis humanitaria como algo que puede evitarse y al Consejo de Seguridad como una estructura que puede resolver realmente el conflicto y esconde la dura verdad: todas las estructuras responsables le han fallado al pueblo palestino.
Lo cierto es que la brutalidad israelí ha servido para poner en crisis los patrones morales occidentales y su supuesta capacidad universal. Persiste de fondo la misma perspectiva colonial en la cual para los grandes consorcios mediáticos y las organizaciones multilaterales, hay muertos de primera y muertos de segunda. Por eso el Consejo de Seguridad, cada vez más incapaz, por sus propias contradicciones, de consensuar políticas respecto a los grandes temas, se ha reunido en varias ocasiones y se reunirá una vez más probablemente sin obtener ningún acuerdo sustancial.
Lo hemos dicho en otras oportunidades y lo reiteramos: la única solución verdadera pasa porque los cabecillas del genocida estado de "Israel" rindan cuentas, no solo por los crímenes de esta guerra, sino por los cometidos durante más de 75 años de ocupación colonial y despojo. Es preciso quebrar la estructura y la lógica colonial de ese Estado, solo así que alcanzará una solución efectiva al conflicto. También se debe abandonar la ilusión de los dos Estados, sostenida arbitrariamente por la ONU desde hace décadas y que nunca ha tenido una viabilidad real, por la propia naturaleza colonial del estado israelí desde su nacimiento.
Un cese al fuego ahora debe venir acompañado de una cantidad suficiente de suministros para prevenir que la crisis humanitaria en curso se profundice aún más y de una fuerte inversión para reconstruir Gaza, incluyendo sus capacidades fundamentales en materia de electricidad y otros servicios, salud, educación, etc. De lo contrario, le estarían permitiendo al régimen de "Israel" alcanzar tácitamente uno de sus objetivos fundamentales: la devastación en Gaza hará imposible la normalización de la vida en el enclave y, potencialmente, puede hacerlo inhabitable para sus 2,2 millones de pobladores, que se verán forzados a abandonarlo. Sería también la prueba de que los israelíes pueden masacrar inclementemente a los palestinos y que el apoyo de EE.UU. y la Unión Europea los protegerá de cualquier consecuencia.
La resistencia palestina nos ha puesto a todos frente a la verdad desnuda: o se está con el pueblo y su derecho a defenderse, o se está al servicio de la agenda colonial israelí y los intereses hegemónicos occidentales que la respaldan. Permanecer indiferente en estas circunstancias es ser cómplice de genocidio.
(1) El texto completo de la carta está disponible en http://news.un.org