El retorno de Donald Trump
Trump llega a este segundo mandato con mayoría de su partido en el Senado y el Congreso, además del respaldo de una victoria electoral donde ganó no solo el voto electoral, sino también el voto popular.
Donald Trump ha asumido como 47 presidente de los Estados Unidos. Debido a las gélidas temperaturas, la ceremonia debió celebrarse en interiores, lo cual le dio un carácter aún más selecto a la lista de asistentes al evento. Trump llega a este segundo mandato con mayoría de su partido en el Senado y el Congreso, además del respaldo de una victoria electoral donde ganó no solo el voto electoral, sino también el voto popular, aunque sus votantes representan apenas el 30 por ciento del total de votos posibles en Estados Unidos.
Como todo lo que rodea a Trump, su asunción fue un gran espectáculo, lleno de frases altisonantes, amenazas y promesas difíciles de cumplir. Su discurso inaugural fue una negación de la administración Biden, el ataque a lo que denominó como un “sistema radical y corrupto que ha extraído poder y riqueza de nuestra nación” y se comprometió a aumentar la riqueza del país y expandir su territorio.
Tras jurar el cargo, el nuevo presidente se dirigió al pabellón deportivo Capital One Arena, en Washington DC para reunirse con miles de seguidores e invitados. Allí firmó sus primeras órdenes ejecutivas y respondió varias preguntas a los periodistas, destacando momentos como la confusión de España con un país de los BRICS plus.
De todo el espectáculo mediático y simbólico que es la asunción de un nuevo presidente, y que desde luego Trump ha llevado a un nuevo nivel, conviene detenerse en tres cuestiones fundamentales. La primera es quiénes asistieron a la toma de posesión del nuevo presidente, porque permite tener una idea de su sistema de alianzas política y el signo de estas, luego las órdenes ejecutivas firmadas en su primer día en el Despacho Oval, porque pueden ayudar a hacerse una idea de hacia dónde pudiera estarse orientado en materia política nacional e internacional los Estados Unidos en los próximos años y la última es las reacciones internacionales a la asunción del nuevo presidente, así como a las declaraciones y decisiones tomadas en su primer día en el cargo.
Los invitados
En la ceremonia interior celebrada en la Rotonda del Capitolio se congregó una curiosa representación de las élites norteamericanas y globales. Además de los expresidentes vivos de los Estados Unidos y las exprimeras damas, estaban la familia del presidente y vicepresidente entrantes.
En América Latina se invitó a participar en la investidura a Javier Milei, entusiasta aficionado de Trump que casi llora al encontrarse con este a principios de 2024 en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Estados Unidos. Asimismo se extendió invitación a Nayib Bukele y Daniel Novoa, así como al fantoche de Edmundo González, con lo cual la nueva administración norteamericana evidencia su disposición a reeditar la charada de un Guaidó 2.0. También se invitó, aunque no pudo concurrir, al exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. Otros gobiernos de la región no concurrieron por falta de invitación, como es el caso de México y Colombia, donde gobiernan presidentes de signo progresista.
Unos invitados que llamaron poderosamente la atención fueron los magnates del Big Tech norteamericano. A la cabeza de todos ellos destaca Elon Musk, hombre más rico del planeta y dueño de Tesla, SpaceX y la red social X, quien además invirtiera más de 250 millones de dólares en la carrera presidencial de Donald Trump. Musk ha sido confirmado como cabeza del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, al frente del cual se supone deberá asesorar al presidente de los Estados Unidos sobre qué medidas tomar para recortar gastos y reducir déficit. Dada su naturaleza, es probable que las propuestas apunten a reducir la inversión social del estado, mientras permanecen intocadas las multimillonarias partidas con las cuales la NASA subcontrata a su empresa Space X y los ingentes presupuestos militares. Adicionalmente, un emocionado Elon Musk llamó mucho la atención durante las celebraciones por la asunción de Donald Trump al repetir más de una vez un gesto que recuerda el viejo saludo de las SS hitlerianas.
Además de Musk estaban en la sala Mark Zuckerbeg, delegado de Meta, administrador-comerciante de los datos de más de mil millones de personas y quien ha tenido una tensa relación con Trump, que llegó a amenazar con encarcelarlo. Como signo de los tiempos que vendrán, apenas concretada la victoria de Donald Trump, Meta Platforms anunció que eliminaba su programa de verificación de hechos en Estados Unidos y reducía los límites a los debates sobre temas como inmigración e identidad de género.
Otro asistente fue Jeff Bezos, magnate propietario de la empresa de cohetes Blue Origin, director ejecutivo de Amazon y propietario del Washington Post, medio que se abstuvo de apoyar a ningún candidato en la reciente campaña presidencial y que presumiblemente, pudiera asumir una línea aún más conservadora en el futuro cercano. Un excelente ejemplo de lo que entienden las élites norteamericanas por “objetividad periodística” y “libertad de expresión”.
Además estaba Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, empresa propiedad de Alphabet y que donó más de un millón de dólares al fondo inaugural de Trump, con lo cual sin dudas la empresa espera evitar ser sometida a las duras leyes antimonopolio en Estados Unidos, de lo cual ya ha recibido amenazas en el pasado.
En la ceremonia se encontraban además otros millonarios como Miriam Adelson, nacida en "Israel" y ferviente partidaria de Trump desde su anterior mandato, el millonario indio Mukesh Ambani y la poderosa familia francesa Arnault, propietaria de varias marcas y cadenas de lujo.
Quizás nunca antes el gobierno de la corporatocracia se había hecho tan evidente en una ceremonia de asunción en Estados Unidos.
Las medidas
En su primer día de mandato Trump no ha dejado a nadie indiferente. Las medidas tomadas hasta ahora tienen un claro énfasis en la cuestión migratoria, uno de los temas centrales de su campaña, pero también están orientadas a eliminar regulaciones en materia de derechos laborales, sociales y sexuales, reducción de la inversión en salud, ciencia y medio ambiente y la retirada de organismos internacionales, algo que ya había hecho en su anterior mandato.
Una buena parte de las órdenes ejecutivas firmadas esta jornada están orientadas a dejar sin efecto disposiciones del anterior gobierno de Biden. En total 78 disposiciones del anterior gobierno fueron revocadas. Grosso modo se pudieran colocar las órdenes revocadas en cuatro grandes grupos. El primero son las asociadas con derechos ciudadanos. Aquí, por ejemplo, se revocaron disposiciones como la Orden Ejecutiva 13985 del 20 de enero de 2021, para la Promoción de la Equidad Racial y Apoyo a las Comunidades Desatendidas a Través del Gobierno Federal. La 13988 del 20 de enero de 2021, para la Prevención y Combate de la Discriminación por Motivos de Identidad de Género u Orientación Sexual o la 14070 del 5 de abril de 2022, para Continuar Fortaleciendo el Acceso de los Estadounidenses a una Cobertura de Salud Asequible y de Calidad.
Otro gran grupo son las asociadas a la protección laboral. Aquí se revocaron, entre otras, la 13999 del 21 de enero de 2021, para la Protección de la Salud y la Seguridad de los Trabajadores o la 14003 del 22 de enero de 2021, para la Protección de la Fuerza Laboral Federal.
También se revocaron regulaciones en materia de salud, ciencia y tecnología, fundamentalmente relacionadas con medidas post covid del gobierno de Biden, la inversión en salud pública y el enfrentamiento al cambio climático. Podemos señalar, por ejemplo, la 13990 del 20 de enero de 2021, para la Protección de la Salud Pública y el Medio Ambiente y Restauración de la Ciencia para Abordar la Crisis Climática, la 14057 del 30 de octubre de 2023, para Catalizar Industrias y Empleos de Energía Limpia a Través de la Sostenibilidad Federal. También la 14110 del 30 de octubre de 2023, para el Desarrollo y Uso Seguro y Confiable de la Inteligencia Artificial, revocación esta última que desata las manos de las Big Tech en cuanto al uso de las posibilidades de la IA.
El último gran grupo de revocaciones son las asociadas con la política migratoria del gobierno de Biden. Destaca, entre otras, la 14010 del 2 de febrero de 2021, para la Creación de un Marco Regional Integral para Abordar las Causas de la Migración, Gestionar la Migración en América del Norte y Central y Proporcionar un Proceso Seguro y Ordenado de Solicitantes de Asilo en la Frontera de los Estados Unidos.
Con la revocación de este conjunto de medidas, muchas de naturaleza puramente formal, Trump abre las puertas al endurecimiento de la política migratoria del país, elimina regulaciones ambientales y de otra naturaleza que afectaban al gran capital, debilita la protección y los derechos laborales y se niegan derechos ciudadanos, como el reconocimiento de la diversidad de género, algo visto con desdén por la derecha ultraconservadora que Trump representa.
Adicionalmente el presidente tomó otra serie de medidas sumamente polémicas. Revocó la exclusión de Cuba de la infame Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo y designó a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, apelando a una ley del siglo XVIII y abriendo la puerta a una política violatoria de la soberanía nacional de México. Asimismo retiró nuevamente a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, alegando que Washington pagaba a esta organización más de 500 millones de dólares al año. Trump también firmó un indulto para más de mil 500 personas detenidas por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y declaró emergencia nacional en la frontera sur de los Estados Unidos, con lo cual aumentarán los recursos para el tema migratorio y se militarizará la frontera con México.
Las reacciones
En las jornadas previas y durante su asunción, el discurso de Trump ha estado lleno de amenazas a países y organizaciones, incluyendo algunas, como la OTAN, que son viejos engendros políticos de Washington. Asimismo, las medidas iniciales tomadas afectan directa o indirectamente a varias naciones. Esto, por supuesto, ha generado variadas reacciones internacionales, que resulta interesante repasar.
El gobierno de Cuba ha denunciado con firmeza el retorno del país a la Lista, decisión tomada en esta ocasión sin apelar siquiera a ningún pretexto mínimo. Tal y como hace seis días declarara el ya expresidente Biden, no hay ninguna evidencia que sustente la afirmación de que la isla apoya el terrorismo. El presidente cubano reaccionó en X y el Gobierno Revolucionario liberó una declaración donde afirma que: “Este nuevo acto de agresión del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano muestra, una vez más, el objetivo verdadero, cruel, despiadado de estas y tantas otras medidas de cerco y asfixia, que con fines de dominación se aplican contra Cuba.”
Trump también afirmó que van a recuperar el Canal de Panamá, según él actualmente bajo control chino. Al respecto, el presidente de Panamá expresó su rechazo a las declaraciones del magnate republicano y afirmó que el Canal es, y seguirá siendo, de Panamá. Aunque también se anunció que las autoridades panameñas comenzaron una indagación sobre una empresa de Hong Kong que opera en el Canal.
Respecto a la OTAN, Trump se mostró tan crítico como en su anterior mandato. Señaló que los países miembros de la organización tendrán que aumentar el gasto de su presupuesto de defensa al cinco por ciento de su PIB. Añadió que Estados Unidos ha gastado 200 mil millones más en la Guerra de Ucrania que el resto de la OTAN. La reacción de los principales países europeos se ha movida en un espectro que va del entusiasmo a la cautela. Mientras la primera ministra italiana Georgia Meloni no oculta su alegría con el nuevo presidente norteño, el canciller alemán Olaf Scholz ha señalado diplomáticamente que Estados Unidos es un “aliado muy cercano”. Netanyahu, por su parte, se cuenta en el plano de los que celebran la llegada del magnate.
La presidenta de México optó por no sobredimensionar las amenazas y declaraciones de Trump. Si ratificó enfáticamente su voluntad de defender la soberanía de su país ante cualquier amenaza que se presente.
Algunas consideraciones
El retorno de Trump a la Casa Blanca tiene la impronta de espectacularidad que caracteriza al magnate republicano. Desde pasos y decisiones concretas hasta amenazas y promesas vagas, que buscan más generar escenarios de tensión sobre los cuales negociar ventajas para Estados Unidos que ser llamados a la acción. No obstante, sí es visible una perspectiva que pudiera calificarse como neocolonial y expansionista, que entiende que los intereses de Estados Unidos precisan la asimilación o la influencia del país sobre territorios específicos que tienen un marcado peso geopolítico. Aunque es poco probable que haya una anexión directa de Groenlandia, el Canal de Panamá o Canadá, si es probable que se negocien agresivamente privilegios para las empresas norteamericanas en esos países, con especial énfasis en los recursos naturales, muchos de los cuáles comienzan a estar accesibles en Groenlandia, por ejemplo, producto del calentamiento global que Trump y sus aliados niegan.
Esta segunda etapa de gobierno promete ser más agresiva en materia de concentración de riqueza en la nación, libertad de acción del capital en el marco del estado nacional norteamericano y mayor simbiosis directa entre los poseedores del capital y las estructuras de poder del estado. En particular la alianza con las Big Tech configura un universo de posibilidades hegemónicas para la ultraderecha, que ahora podrá valerse de redes y servicios, así como de las masivas fuentes de datos y posibilidades de influencia y formación de la conciencia social que estos gigantes tecnológicos tienen a su disposición.
La eliminación de restricciones a la difusión de noticias falsas y en el desarrollo de la IA hace que los desarrollos potenciales de estas tecnologías sean muy alarmantes, sobre todo pensando en su aplicación contra proyectos contrahegemónicos como China o en la región de América Latina proyectos como el venezolano y el cubano.
Trump pretende gobernar en alianza con la ultraderecha, los poderes fácticos corporativos y mediáticos y hacerlo además despojado de las sutilezas “woke” que caracterizaron a las anteriores administraciones demócratas y algunas republicanas. En este sentido, su gobierno es una expresión descarnada del imperialismo en esta fase histórica. La apelación a valores conservadores, la emergencia de la ideología fascista, la criminalización de los migrantes, la militarización o el desconocimiento de la identidad de género son expresión de la crisis de un modelo de dominación y un intento por parte de un sector de las élites políticas norteamericanas de reconfigurar el escenario geopolítico internacional y devolverlo a un balance nuevamente ventajoso para ellas y sus intereses.