El deseo de Trump de anexar Canadá: posibilidades y obstáculos
La idea de anexar Canadá no es nueva para los gobernantes de Estados Unidos; estas invitaciones –o aspiraciones– se remontan a los primeros siglos de la fundación de Estados Unidos.
Mientras que algunos creyeron que la invitación de Donald Trump a Canadá para unirse a los Estados Unidos era solo una broma, el republicano reafirmó esta invitación, lo que sugiere que el tema no es una simple broma, sino una postura seria de su parte.
Esto se fortaleció aún más cuando el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, presentó su renuncia como jefe de gobierno y líder del partido gobernante.
Dado que el asunto no es una broma, Trump amenazó con usar "el poder económico" para anexar a Canadá y convertirla en el estado 51 de Estados Unidos, y también habló sobre la compra de Groenlandia a Dinamarca y el control del Canal de Panamá.
El presidente electo afirmó que Canadá está explotando a los Estados Unidos. "No necesitamos sus autos. Como saben, fabrican el 20 por ciento de nuestros autos. No necesitamos sus maderas. Tenemos enormes campos de madera. No necesitamos sus productos lácteos. Tenemos más de lo que ellos tienen", alegó.
Sobre esta base, Trump amenaza con usar presión económica sobre los canadienses para que acepten la idea de unirse a los Estados Unidos.
La propuesta del mandatario se basa, desde su punto de vista, en los posibles beneficios para los Estados Unidos.
Primero, el fortalecimiento de la seguridad nacional estadounidense mediante la eliminación de lo que él denomina "la línea artificialmente trazada".
En segundo lugar, la reducción de la dependencia de Canadá en los ámbitos militar y económico, así como la disminución de los costos que Estados Unidos incurre debido a esa dependencia y el apoyo brindado a Canadá.
Una encuesta reciente realizada por la empresa "Leger" y publicada por la Agencia de Prensa Canadiense reveló que el 82 por ciento de los ciudadanos se oponen a la idea de unirse a los Estados Unidos.
La idea de anexar Canadá no es nueva para los gobernantes de los Estados Unidos; estas invitaciones –o aspiraciones– se remontan a los primeros siglos de la fundación de los Estados Unidos.
Intento de invasión de Quebec 1775-1776
Una campaña estadounidense para apoderarse de la provincia de Quebec comenzó como la primera gran campaña militar del ejército recién formado durante la Guerra de Independencia estadounidense.
El objetivo de la campaña era tomar la provincia de Quebec de Reino Unido y convencer a los canadienses francófonos de unirse a la revolución junto con las trece colonias.
Sin embargo, la campaña fracasó y el ejército estadounidense fue derrotado en la Batalla de Quebec en diciembre de 1775.
Los británicos lanzaron una campaña de contraofensiva en 1776, pero también fue rechazada por el ejército estadounidense.
Guerra de 1812-1815
Los estadounidenses intentaron apoderarse de Canadá mientras Reino Unido estaba ocupada con las Guerras Napoleónicas.
Entre las principales causas de la guerra estaba el conflicto continuo entre los intereses británicos y estadounidenses en el noroeste del territorio y el deseo de los estadounidenses de expandirse para apoderarse de Canadá.
Finalmente, la campaña racasó y con ella el sueño estadounidense de controlar completamente el continente americano, firmándose un tratado de paz entre ambas partes en 1815.
Durante el siglo XX, tanto Canadá como Estados Unidos se unieron en una alianza militar y económica estrecha dentro del bloque occidental.
Desafíos para la anexión
Además de la negativa por parte de la mayoría de los canadienses, la idea de una unión o fusión forzosa que Trump afirma que impondrá mediante presiones económicas enfrenta varios obstáculos, entre los más importantes: la renuncia del Reino Unido a Canadá, algo difícil de lograr.
El sistema social canadiense, que depende del Estado de bienestar y es similar al de los países europeos, es muy diferente al sistema estadounidense, basado en el sector privado, sin intervención estatal, y con la privatización del sector salud, educativo y penitenciario, además de ofrecer ayudas sociales solo a los económicamente indigentes.
La situación significa que cualquier referéndum para unirse será rechazado por los canadienses, quienes perderían sus beneficios sociales en caso de unirse.
El vínculo débil de Canadá con la provincia de Quebec, cuyos habitantes hablan francés y se enorgullecen de su lengua materna, y rechazan que su provincia forme parte de la constitución canadiense.
La relación sería aún más frágil si Canadá se uniera a los Estados Unidos, y los habitantes de Quebec podrían pedir la independencia, lo que desestabilizaría a Canadá.
En cualquier caso, parece que la ambición de Trump y de la derecha estadounidense no se detendrá en un límite después de su llegada al poder. Además de Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá, los estadounidenses intentan intervenir en las elecciones de Alemania y Francia, y buscan derrocar al actual gobierno británico de izquierda.
Podrían incluso intentar presionar para anexar Canadá, a pesar de las consecuencias que esto podría acarrear, tanto para la estabilidad de Canadá como para la relación entre ambos aliados, que ha sido estrecha y continua durante más de un siglo.