Venezuela. Ya lo dijo Nicolás: "Menos escritorio y más territorio"
La victoria electoral en Venezuela este 27 de julio a nivel municipal destaca la conducción del chavismo en el proceso social bolivariano.
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Venezuela. Ya lo dijo Nicolás: "Menos escritorio y más territorio"
"La más grande de las victorias a nivel municipal", no se equivocó Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y uno de los baluartes de este triunfo aplastante del 27 de julio.
Fueron varios los protagonistas para que esto ocurriera, pero hubo uno en especial que hay que tenerlo siempre en cuenta: el legado del Comandante Hugo Chávez, que justamente cumple 71 años de vigencia indiscutible.
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"Se lo debemos a Chávez y a Maduro. Al primero porque aunque no esté físicamente, no nos falla en sus orientaciones, y a Nicolás porque es un hombre que supo interpretar lo que este pueblo necesita y ha arriesgado su vida para no fallarnos", me dijo este domingo una joven de veintitantos años, recién recibida en la Universidad bolivariana.
"Estas elecciones son muy importantes ya que se trata de votar por quienes tenemos más cerca, esos dirigentes salidos de nuestra vida cotidiana, los mejores. Y si fallan, así como los pusimos, los quitamos", agregó un integrante del Movimiento de Pobladores.
Y es así nomás, estos triunfos que jamás serán entendidos por la derecha recalcitrante (y terrorista) de la Machado y Leopoldo López, y mucho menos por Marco Rubio, surgen de toda una historia de construcción revolucionaria. De enamoramiento prolongado por parte de un pueblo que sabe que es correspondido.
Aquí, y hay que decirlo bien alto para que se escuche también en "progresilandia", las cosas se dicen por su nombre, tanto para hablar del "imperialismo" como del "socialismo".
Los bolivarianos no se andan con rodeos ni titubeos, como bien dijo el nuevo titular de ALBA-TCP, Rander Peña. Lenguaje claro, metas entendidas por todos, y una cuota importante de lealtad a las ideas y principios originarios, provocan ineludiblemente que 26 años después se siga ganando en las urnas como ocurriera por primera vez en 1998.
Pero, sin duda, este proceso revolucionario, que ha sabido capear todo tipo de temporales, tiene una conducción estratégica que posibilita que ningún engranaje quede sin revisar.
Nicolás Maduro, junto a ese equipo de acero que integran Diosdado Cabello, más los hermanos Rodríguez (Jorge, presidente de la Asamblea Nacional y la incansable Delcy, vicepresidenta) o la titular del Instituto Simón Bolívar, Blanca Eekout, junto a las nuevas generaciones como es el caso de Rander Peña y Jorge Arreaza.
Entre todos, frente a esta compulsa electoral (ya van 7 en 12 meses) se prepararon para no dejar ni un fleco suelto, y ahora evaluarán minuciosamente los resultados para tratar de subsanar errores donde los hubiera. Claro, que lo fundamental es que los o las candidatas respondan a las necesidades que plantean los sectores populares.
Párrafo aparte merece la consulta a la juventud, buscando no solo unificar criterios y accionar militante, por eso de que son ellos y ellas, los adolescentes y jóvenes, quienes tomarán el testigo para seguir avanzando hacia el socialismo, sino porque muy democráticamente, como no ocurre en ninguno de los países occidentales, definen cuáles son sus necesidades, votan por las principales, y el Estado ayuda a impulsarlas.
Otros dos detalles importantes de este nuevo tiempo que empieza después de la jornada exitosa del domingo 27: en su discurso celebratorio desde el Palacio Miraflores, el presidente Maduro apuntó a los burócratas que actúan como freno del accionar revolucionario, y los instó a militar junto a los de abajo.
"Menos escritorio y más territorio", dijo, y se ganó la ovación de la multitud.
Y el otro aspecto, hace al consecuente internacionalismo bolivariano: Palestina y su Resistencia, son prioridad para este proceso. No solo de palabra sino con hechos. De esta manera el chavismo recupera para sí, junto con Cuba y Nicaragua, las mejores tradiciones de la solidaridad con los que enfrentan al imperialismo.
En esa misma estrategia vencedora, en estos últimos tiempos, este gobierno que tantas injurias recibe del mundo occidental, ha logrado otra victoria, no solo la de haber agigantado el número de alcaldías, sino generar las condiciones para por un lado dejar fuera de combate a la oposición "dura", ligada a Marco Rubio y sus compinches, y también posibilitar que otra parte de la derecha participe de igual a igual y logre algunas pequeñas victoria.
El propio Capriles Radonsky, otrora un golpista parecido a la patética María Corina, ahora se pelea con sus examigos y se suma a la vía electoral, dejando de lado propuestas violentas. Es decir, el chavismo no solo gana votos sino que neutraliza a quienes pudieran complicarle el futuro.
Por otro lado, esta vez, el triunfo fue tan aplastante que a ninguno de los títeres del imperio se les ocurrió reclamar "las actas" como hicieron hace exactamente un año. Las actas reales las mostró el pueblo movilizándose para votar, eligiendo a quienes lo van a representar realmente, no como ocurre en las democracias burguesas en que las traiciones al mandato de los electores es moneda corriente.
Venezuela bolivariana se ha convertido por decisión de su bravo pueblo y la dirigencia revolucionaria en un país al que no solo debemos mirar y solidarizarnos, sino que también, como ocurre con Cuba y Nicaragua en Nuestramérica, son la demostración de que al capitalismo, al imperialismo y al sionismo, se los debe enfrentar sin titubeos.
De nada sirve plegarse a propuestas tibias, inconsistentes y fácilmente derrotables, en los tiempos de avance del fascismo. Es la hora de volver a radicalizar a la izquierda, de pasar al contraataque a nivel de las ideas, y recuperar la calle. No dejarles pasar una a los enemigos del pueblo. De nada sirven los lloriqueos ni la victimización, ya que ante esas muestras de debilidad, igualmente buscarán aniquilar a quienes toman ese camino.
Pero por sobre todo, la mejor manera de demostrar nuestro apoyo a la Revolución bolivariana pasa por subvertirlo todo en cada país, ir generando las condiciones para que más allá de los matices, también se arribe a diagramar procesos de cambios revolucionarios profundos.